Más difícil todavía
Quisiera salvaguardar la ilusión
de aquella mirada niña
a los elefantes del circo.
El freno del corazón delante del trapecista.
Los ojos diamantes con la fiereza del tigre.
No perder la esperanza de lo nuevo
que se abre paso al mundo.
Mis retinas, depósitos de medusas,
en la córnea de mis hijos pletóricos
ante la música de los feriantes.
La poesía de aquello inaudito
que se recrea en la cuerda que sostiene al títere.
La del tiburón, en su burbuja.
La de los niños aplausos
cuando el delfín ha cesado su vuelo
hacia el vientre de sal.
Quisiera que lo restante
sea lo suficiente para arder con el recuerdo,
de una madre por la calles valencianas
como si fuera una domadora de batracios
y un dolor que ruge.
Quisiera que, con este cansancio,
aún me queden fuerzas
para levantar carpas
y que la infancia que duerme
en nuestra arteria nunca pierda
su arcoiris.
Me adhiero a tan loable empeño.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, querido Julio 😘
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