Bucéfalo
Has logrado que piense en tu personalidad, en el freno imparable de una verborrea y la insana costumbre de que sea la hembra la que done el camino del intercambio. Por eso, yo no cedo a tu incomodidad del materialismo ajeno, porque no sabes aún la noche que alumbra la guía incorrecta de mi cuerpo hacia tu cama. Además, tú, en este escaparate, has lidiado con cuerdas tan frágiles que cualquier peso cede al improperio de los que vacíos de armadillo hurgan con esas doble vidas de tonalidades imprecisas. ¿Te creo o te anulo?