Sumario
Enfermé este verano y la cortisona volvió a convertirse en una ama de llaves que permitía abrir los pulmones a un jardín de geranios. Luego el dragón me echó de su cueva y no hay madrugada que en sueños no llore que una madre te despoje de su vientre. Sé que los trenes al atravesar las vías mutilan pequeños insectos. Qué hay pájaros que olvidaron sus alas y viven descuartizados en cámaras frigoríficas. Cualquier acto implica una catástrofe y debo extrapolar este clavo que sostiene mi pena. Para expulsar esta tos muda y crecer en las afueras de un vertedero de palabras. Grito cada día con cada poema y me gusta dormir con dos pijamas para constituir este frío y tener la sensación de que la cárcel planta sus paredes en cualquier esquina de mi cabeza de chorlito. Me avergüenzan los piropos porque retruenan en el espejo las afirmaciones necrosis de que yo no era digna de nada ni de nadie. Por las mañanas me quito un pijama y aparece otro. Parezco una oruga...