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Mostrando entradas de marzo, 2014

ANTES DEL VIAJE.

                   I             Amigo te disfrazas de profesor bondad, emanas fragancia de fresas y lánguida coloco mi nuca sobre tu torso. Entonces, los violines se quedan sin cuerdas, las flores son inodoras y eructas un graznido insostenible: -Luisa, demasiada poesía, estás obsesionada. Y tiene razón estoy atrapada al poema. Y le replico con un timbre parecido a los vientos  que hinchan las prendas tendidas en los áticos. -Sin poesía, me pones una bolsa de plástico en la cabeza, la precintas  y me lanzas a los contenedores. II A veces eres jardín, me guías en mi locura frenética a escalar recitales, tras porte de mi vicio, pero hoy te he dicho que marcho de nuevo, un viaje a las alturas al vértigo de cada rima. Y te vuelves tundra, zaino, y eres arisco conmigo, más estiércol que grulla, empiezan tus desvaríos de que me veré con hombres y yaceré con ello...

BITÁCORA DE MADRID II

Bitácora de Madrid II Me gustan los mapas de papel y profanar la pisada por mis botines azules haciendo honor a mi sobrenombre; Doña Cansina de Pesada y de Fuentes. Es una divagación morbosa, en Casa Luciano, mientras da vueltas una taza  llevando en sus entrañas el chocolate más claroscuro que un aguafuerte. Vira  a la espera de un  plato, dos azúcares y unos churros de Lazarillo de Tormes. Colín (sonido del microondas) Me desperté del trance, todos los rostros masculinos incierta apariencia tenían. II De madrugada, trémula, me había resfriado, envuelta por sábanas que emanaban olor a cloro me levanté desvelada asomando la sombra por un pequeño balcón neoclásico. La grietas del techo y su pintura aún húmeda escondiendo la vergüenza del moho. Y sonreí tuerta al ver la bandera que rebelde  surfeaba a la calle, llena de chicos-olas que cantaban borracheras a las fulanas. Principito siempre quiso  morar en una es...

BITÁCORA DE MADRID I

I Bitácora de Madrid: Al salir a la superficie cabezas decapitadas lejos de ser pena  son esperanza. Infantes con el cuerpo vivo y engendrado de la gran ciudad.    II Ella, en su presentación explicó que de sus viajes las piedras eran una pitillera sin cigarros, ella viaja a los ojos de la gente. Ahora entiendo su calidad humana, pero tengo el hábito de fumar pináculos, lanzar a las fuentes con pómulos unos céntimos en una caligrafía de las molduras, que me oprime siempre a mirar a los tejados, donde anidan las cigüeñas camino a Rivas, donde  han volado hasta las tejas la pintura de unos graffitis reinvindicativos. El estilo arquitectónico es un zócalo de vida como otro, te paras delante de los edificios y ellos turbados ante tanta admiración te cuentan secretos, pecados capiteles y se dejan orinar por las noches. He viajado a los ojos, mi barbilla viró su semblanza. Veo personas con ropa de colores, sirenas intermitentes su...

NOCHE DE DIFUNTOS

Mi madre. Mamá. Te has vuelto de parafina lloras como la vela latiendo tornado tu cuerda. Mamá. Que duro, es oír la música de la gota que cae sobre el lienzo y se vuelve rígida. Con mi uña, mal cortada, voy rascando las huellas del tiempo. Madre no entiende usted que mis palabras de sosiego no tienen puerto, escucho  como se derrite su voz. Madre no restan muchos altares. El cirio se acorta con las ofertas de los supermercados, las series dominicales, el eco de las gaviotas. Madre no soy vuestra madre, abrid cordel, una mecha honrando el pasado, pero estoy viva, no muerta. Como figuras de cera. Y madre lloráis por vuestra madre, desconsolada, y no sabéis que yo también soy hija Y madre. Por el pecado. La palabra más alta. El exilio. Madre  no  vuestra madre.

CARNE O PESCADO.

Fuga de gas en el supermercado. con una cola impertinente frente a una constelación de embutidos, olfateas las grasas pecosas, pecados de Cuaresma. Resignada levanto las cejas en busca del ballenato y las glándulas salivares inician el cortejo frente al carpaccio. Mis manos  al corazón aproximan un paquete de salmón, mientras la megafonía del Mercadonna es interrumpida por el rayo de tu garganta. -No, eso no, es caro, una tontería, como te puede gustar esto... A mí, me gusta el pescado crudo y cuando los huesos crujen dentro de tu mandíbula haces honor al estigma carnívoro generando máscaras de espanto. Si tuviésemos hijos que serían: felican, minipérrono, gatiformes, o simplemente nunca vayamos a tenerlos ante la cópula inviable.. Perro y gato así estamos todo el día, con una incompatibilidad de hasta treinta productos en el cesto de la compra, por eso lo mejor es que tú te quedes con tus manías y yo con mis trastos. Hoy desgusté melosa las tr...

MISIÓN DI MISIÓN

I Amor no correspondido fuente de poesía.    II Me enamoré de un astronauta con una bola de queso por cabeza. Lamía mamífera su casco planetario pero era inmune a la saliva de las rubias. Abrazaba su escafandra pero perpetuo e impasible su epitelial moraba a tres puertos más oscuros de mi luz. De que sirve amanecer astral si él coexiste acoplado al cordón umbilical de la nave Apolo XII. Soy mundana con una imaginación de galaxias, donde no existen capitales y habrá mañanas que notarás un cansancio extra y tus muñecas contendrán  la marca territorial. Atado a la esperanza de cámara viviendo en espacios pequeños que no me alteran. Él: viajero del despacio y yo en una lluvia mete onírica bombardeando la inmensidad de su ser protegido por feldespato, amianto y telas de telón de acero. Pataleta gravitatoria, sin atmósfera, desprovista de las herramientas necesarias, admito en mi alunización que no fui más que otro anillo de Saturn...

DIECINUEVE

Martes de lamentaciones exigiendo puntualidad a lo inalcanzable. Bajo como una tartana de rueda pincho. Hemos quedado para comer.  Es el día de los padres que se fueron  y siguen vivos en la rótula de nuestras pupilas. Me ves llegar y tu interrogatorio hace gala previsible de mi mutilación consentida. ¿No podías venir más zaparrastrosa? No. ¿Hemos quedado para comer? Sí. ¿Pero has visto como vas, has dormido con lo puesto ? Ya. ¿Tienes hambre? Es otra jornada como otra cualquiera, se luce de negro, un intercambio de miradas, de extrañezas con fluidos que saben a comida. Y dos cervezas soberanas en un rincón de la mesa estomacal. Nunca conocí a tu padre en persona, tú impusiste la veda con el único indulto de su trino y nuestras largas conversaciones donde alegré sus últimas cosechas, él me pidió que te cuidara. Igual que mi madre lo ha hecho contigo, según vosotros no tengo nada en la cabeza. Bueno...sí, un ruiseñor granadino y...

ZIG-ZAG.

I Día tétrico, de candados que impiden  caminar.    II Sentada en un bordillo, concebí la metamorfosis de mil moléculas que avanzaba mácula con el gris  en mi cuerpo  cebándose en una posición irregular. Fragmentos de granito. Sentada con suspiro fuelle, observando los veloces autos con la misma dirección de mis pensamientos. Llevo tiempo en la encrucijada de no  saber si tirar al monte como cabra mallorquina o volver al azul escama. Llevo tiempo circular, con un sendero de pescadilla que se muerde la cola. Y en peldaño, sobre las ansias: aletas, he sido la escalinata donde pisaban los ausentes destino arriba, conjuro abajo. No sé que dirección, mojo el dedo con saliva y lo levanto como hacen los pescadores,   buscado la brisa adecuada. Izo velas o saco algas como vellosidades sin depilar en mis piernas. Sentada en la estructura osea de una escalera. Buscaba el sentido. Y sin tu amor, la br...

ULISES CONTRA LAS SIRENAS

Tengo un delfín que me cuida, peina con un tenedor mis flecos pino. Y me trae agua hasta la bañera para que no se sequen mis es camas. Lubrifica mis ojales para desabrochar  la cola que a veces sirena, a peces escorpión, zarandea  con la gracia primate. La bilis, color botella-rioja, pinta tréboles en el campo de un ascensor. Me cuida, y lo sabes, casa rotura palmípeda de vivir fuera del océano, sólo tu hoguera cuerpo de héroe disilente con manantial por brecha es extintor de espuma de playa, que me salva de ver la impresión  de dos piernas  a cambio de la palabra. Me cuida y a jarra humedece la pena, de tu                isla             flotante. No canto ya, náufragos y marinos sordos en la pecera de un restaurante Homero, que sirve langosta fría. Plaga de  a veces sirena, a voces escorpión. ...

GRANIZO

I Si la reacción química hubiese sido la adecuada y las memeces y la falta de tacto no hubieran sido compañeras del mismo columpio en un juego desequilibrio. II Ni un momento innegable de compartir el pan donde las cortezas hubiesen sido mías para que tú las migas degustaras. Y saltimbanquis, hechiceros de piedras, pintadas a colores, formulada la filosofal de todas las locuras. En tenderetes arrasados por lluvias, hubiese resistido, con su peso colgado del cuello en un lago. Piedras estatuas de miradas perdidas, con las arrugas que solo da el agreste. Tío vivo de pájaros de tierra. Hubiese sido el único zapato. y aún así, lo hubiera calzado a tu pie de plomo, para luego montarte sobre yugo, arando camino, mordiendo polvo descalza de suelas. Con los agujeros que nos da el destierro, repartiendo sueños con la devoción de mis ojos a tu cara, De afluentes. De mares ocultos. De cordilleras. De truhanes con un puñado de moluscos, pétreas ...

CARTA ASTROLÓGICA I

Cielito Lindo, tú sabes, que nuestro amor es inviable, como los presupuestos del estado. Mi afición a los perfumes franceses y el lema . "Ponga un bogavante en su cena", con la visión monacal no cuadran. ¿Podrían convivir el lujo y la pasión enfermiza de incondicional querer? Pero Apolito, perdón, Hipólito. ¿Quién pagará la operación de ubres cuando se conviertan huerta madura de Newton?  Y no es por la carencia de la cartilla del partido ni por el tatuaje  en tu hombro glúteo. Lo hemos intentado todo, la relación no funciona, lindando arcenes en carreteras. Aunque estés parado y vivas con tus abuelos. Pienso que hubo algún trozo de mí que te quiso. Se despide tu armada invencible donde la fisura no fueron de las posaderas del gobierno. La culpa la tuvo el colágeno.

CAMBIO DE ARMA RÍOS

Hubo un tiempo que los cajones salieron de sus mesas. Que las perchas fueron gaviotas. Y desdoblada la ropa se empeñaba en volver al hueco foso, tímida sin desear vestiduras. Años que no me regalaban flores y tener la paz instantánea de fundirse en forma de gránulo  en un café, italiano, de esos que alegran las consolas  para el retorno a casa. Cada mueble con su cavidad matemática, archivando cada bota, americana y pañoleta. Planchado de costuras  a las medias. Y estirando las toallas con las puntas al oeste. En mi trabajo, me llaman Dorothy desde hace infinidad de carreras,  pelusas y pantalones descoloridos. Porque quiero volver al traje chaqueta aunque me quede pequeño, a las caricias maternas y ya llevo, por lo menos, las tapas gastadas de cien zapatos rojos. Cal mar es lo único que queda en estos bolsillos y bufanda. Tu amor no se ha diluido ni por un momento, es un jersey a prueba de balas, pero, madura he de reconocer...