Entradas

Mostrando entradas de abril, 2016

Empater.

Cuando la revancha se interioriza y no admites tu desequilibrio van luces de neón en comparsa al espectáculo diario de izar del cadáver que respira. Por eso no apretar el acelerador que perder los nervios no es virginal. y mantengo  la costumbre a la soledad con los muertos al silencio de los vestidos que farfullan a los botones y a las cremalleras el abandono que desde niña me puso sus bragas y una bonita cuerda celeste. Después de la guerra, subo a un tren en coma y aparece el sarpullido de la enfermedad. En trance, con la trémula pulsación arremeten las ganas de escribir desnuda delante de los pasajeros, la fiebre descubre su esperpento. Como una yonqui precisando la salvia de un puñetero bolígrafo, un trozo de papel, una hoja de selva, en arritmia implorando rostro a poso, con el brazo tendido cualquier excusa correcta de tick, folleto y hasta el billete de Renfe en laberinta procesión de palabras. -Oiga soy poeta, no tendrá un pedazo de piel, u...

Rótulo bajo la piel.

En la mediana de una librería una buena señora que no me conoce... Dijo al verme: Ella no es poeta, ella es actriz. I En paraísos anfetámicos una poeta no se hace la paren así a base de golpes la cincelan y en escarnio la cuelgan de los árboles como un farolillo extra-vagante. Te acompaña la poesía desde el primer paso para nunca aprender de la caída para que lo peor en dinámica supure la peste sigilosa manchando hasta convertirte en quiste porque desde la primera cucharada, heces y atascos, una intuye que es diferente en la mala corazonada dentro del píloro. Señora con todos los respetos, vaya a la mierda.

Caos, no gracias.

I Me gusta la gente con heridas emocionales. II He visto una mujer iracunda con la boca de cepo entonando arias a un hombre en prerrogativa interpuesta con golondrinas que salían de su laringe. Dentro de un coche en llamas  delante de la estación  trenícola. En una intensa pelea,  insonorización de cuatro puertas  y las luces en intermitencia:  tum tum, tum tum, tum tum, tum, tum, tum, tum. III Me gusta la gente, y no provocar más heridas. IV Y ella, mi propio desdoblamiento en tímpano adjetivo. Inmadura. Inmadura. Inmadura. Rebotando en las ventanillas la denominación a no entender la anarquía poética. Inmadura de tez lima, de  limón cetrino fuera de época; la naranja contra el suelo antes de vísperas por la granizada. Inmadura. Inmadura. Inmadura. V No puedes herir mi corazón porque no te pertenece en herida constante cayó por el alcantarillado alegaciones de incumplimientos de normas cuando mi única ley ...

Retrato de una medusa.

Imagen
“The subject matter is autobiographical, it’s all to do with hope and memory and sensuality and involvement, really.” —Lucian Freud En litografía yacen dos cuerpos colocados con la fragancia oleosa. Y aquí en foto de Lucian Freud sin el cobijo de la palabra en sílex, con la resilencia de la cuerda al cabo se desfibra cada átomo mirando al espejo inexistente de la marquesina. Ha refrescado y sin embargo la latitud arreciaba hace una hora en la fogosidad del momento, como una mala película como una instantánea de Lucian Freud con la amorfa mueca de estar exhausta después de que hayan bebido de mi histeria toda y se acomoden los ácaros a observar la subsistente miopía de una calada tragándose la estampa de amantes cubiertos de sal y destierro. En una cama con vistas a la nada y sintiendo el corazón-caballo con la desnudez  en ángulo muerto un hombre y una mujer, esbozo grafito, pincelada sin acuario, un hombre y una mujer, una mujer y un hombre, un hombre ...

Espiga de poema. O cómo olvidar en cien días.

Imagen
Existe una esperanza percha en la garganta y motes en cada batir de peatones anómalos buscando un taxi, la ruta de cada entresijo de plumas  al despliegue de sus varillas dentro de la cavidad del algo que pintan de rojo los daltónicos. Acontece que perfora y de su raja emana el reverso, a pesar del quitaesmalte desbordando el punto de cruz en fumaderos de odio-soga en lúpulos floreciendo en cada grieta de su molécula, porque qué más da si las manos ya no se tricotan. Qué más da si muero antes de volver a la orilla si la vida es un payaso, pez de nariz viento y una en cada carpa guarda el río sin nombre. Si morar es pintar de lila el alma. II Dar lavanda a la fachada de un armario con piernas que guarda celoso las veces que fueron saqueadas por sus pulgares con identidad propia, los cuales se reconocen en las teclas del sonido estéreo de un tocadiscos de Nietzsche, si hay una luz si hay si   quiere que el incienso huela a primavera no inven...

El beso.

Imagen
                                                                           En escucha radiofónica, Prince ha muerto. I Para regresar al infierno basta con pulsar el botón número verde y ascender al décimo. II Cuando los amantes en desprendimiento de rutina absortos apuran el cigarro de sus dedos en llama dadaísta y miran fijos con óculos de muñecos con tara de fábrica. Y ahí rota, por el abandono recortable desecha en ovillo de cama en un trágico calambre en el  hueco caleidoscopio de morir con los placeres de la vida en la contabilidad de una raya más o una raya menos de alfombra estadística. Y retornar al infierno en el ascensor con vistas a la bahía. En deterioro producto la inoportuna retórica de obsequio Kinder rebotando acrobática después del vino de me...

"Tresporcincoquinceyatiqueteimporta"

I La rutina puede ser una buena excusa para domesticarla y escribir unos versos; el café aguado y las plantas que crecen con el compás distinto que escenifican  la patética  de buscar entre las maletas  el objeto que se olvidó y  sus formas han caído. II Éste es el adiós definitivo a tanto tocino, a la bola de nieve que ha supuesto un amor que no descansó hasta incrustar la palabra en la diana que late círculos, como ondas de aguafuerte. Porque ser la rueda de recambio asfixia en descolocada intención de burlarse desde su pináculo de hielo un mes de agosto de 1922. Por eso sostenerse con poca base a pesar de su pureza. Por la consiguiente estafa del ojo, si vemos con los táctiles y aunque en público, aborrezca a la poeta, y fingidor atraviese mi cuerpo  igual que un fantasma,  igual que la monotonía que adorna mejor al poema, e intente crear un borrón de mancha y oculte los rastros de mi intrusismo en la casa de las citas. ...

Horticultura.

Monumento. ¿Cómo construir el poema? No necesaria arquitectura de escuadra y cartabón. Un día cualquiera puede ser la retícula  para construir el poema el po e  el poema ma. Levantarse con el rostro hinchado por la sal  predecesora y observar las tres plantas que adornan la cocina. El poema el ma po ee ma. Casualmente la que agonizaba en tu salón, la que dabas por muerta, la que, ahora, reivindica la urgencia de un cambio  de maceta por su procreación más absoluta. Pero aposté a la vida, y tuvo la oportunidad de echar raíz como el poema poe mama poema o. Y se multiplica, a pesar de tu condena a muerte, la indiferencia a la esperanza que formaba parte del biombo que ocultaba tus vergüenzas. Una Áloe que sufría, y ahora ríe.

La inmesidad del universo en un poema no muere.

En la tumba de Julieta en veneración y brincado cerbatana por los claustros donde Copérnico desafiaba un sistema con los ojos de Picasso. Lancé una moneda en el Veccio. Atravesé Heideberg observando extrañas velas amorfas en ratificación a las fórmulas que se perdieron olvidando la alquimia. Y sin embargo encima de una mancha de petróleo dejando todo mi cuerpo sumergido en una gelatina, viscosa de oscuridad he sentido el ahogo del pelícano. La incomprensión de la nada dónde el pulso me induce a odiar al padre para matar al hombre. Para respirar de nuevo por una ranura cada vez que leo la magnificencia que no tiene nada que envidiar a lo tangible. Tu poema, tu poema, tu poema de agujero negro.

Pan pen pin pon pun.

Es inútil enhebrar esta aguja, símil del ajo pocho que repite y pica fácilmente. Venir muy cansada, con los ojos que apenas deslumbran al sol, con un amanecer sin el concilio del sueño. Y morar, en esta torre  de ilustración carnera en que la nuca se empotra en la mesa del agotamiento. Quería escribir un poema sobre el pan, enharinar mis manos que buscan la paz dentro de este dolor de vena y con agua de grifo, y con una gota de aceite y con la sal del lavavajillas desvalijar a la palabra de su adjetivo. No quiero más galaxias en venta, ni que se cierre la puerta giratoria en la masa correcta de ir moldeando frases esponjosas con la medida de la levadura de menos posesivos y más honradez. Con el rodillo, un mandil verde  armadura a tanta incomprensión colesterol por tu parte, por los ríos llenos de peces muertos, por los vertederos roídos por manos niñas, por la capa de ozono en comedor de saldos. Y en el obrador verbal panadera fatiga...

Enemiga.

La cobardía en la plaza se arrima al burladero en estampa circense. Pues, si en este feudo un reverendo hubiera, un salvado del mundo creo que manco a Santo Tomás de Equino usted personificaría ante su cinismo; musitando incrédula cuando barro la muda  después de leer la misiva. Para decir higo, mijo, huevo que todo es una cortina de niebla de discoteca  fruto de la imaginación si quien solicitaba era usted en la manufactura. También Judas era amigo del sacrificado, suele ocurrir a los que viven de apariencias y apariciones y muestran vergüenza ajena a los que de verdad nos quieren. Porque la palabra lanzada a mala sombra tapa hormigueros y oculta lo interesado que fue usted conmigo. Es tan bonita la guerra contada por el vencejo. Podré proveer en larga magia de otoño. Mi trabajo me cuesta horas de insomnio por la crueldad que demuestra a deshoras. Se puede meter el calificativo por el vernáculo. Y si no vuelve. Qué esculpan su cara a ...

El café que necesita volver a ser café.

Lanzar por el tercer piso la máquina que hace café a base de comprimidos. ¿Dónde está el aroma y el sonido en estéreo de la cafetera? Quiero lanzar también todos los sistemas analógicos de verduras de cocción en el microondas con huerta que lleva la química por guerra. Atada a un hilo balanceo de izquierda a derecha, y hasta creo que convertida en araña; araña puertas, de gata arrojando por la ventana la hipocresía de bloques, de la noche que no existe, de todas las pausas prometidas antes de exprimir la castaña de saber que ya estamos muertos. Sí, iré a la ferretería en busca del beso nogal y compraré una pequeña cafetera de mango malaquita y kiwi deseo, quiero escuchar su voz que tanto me recuerda a tu presencia, ahora, difuminada por las mangueras del camión de la basura a las doce, hora española, el ruido de motor que ruge: ¿Por qué me vendiste? Un paquete de 250 gramos para apurar en su arenosa constancia de todos esos días en que vivía ignorante de...

Y si te vuelvo a ver pintar un corazón de tiza en la pared.

Cae un viento desigual y Valencia se levanta erecta revuelta de papeles y ecos en semáforos incandescentes con la promesa rota a que los narcóticos mezclados con el alcohol fuesen un deporte favorito de primavera. E igual que una hoja con pestañas mis pupilas dilatadas dibujan con sus dedos jeroglíficos por los muros del Barrio de Carmen, la muerte de poema: poem mortem, apurando al hígado, por un momento el ser de una ninfa con la cadera con hambre de hombre en pantera tacón arriba-abajo en escote  y armas papiliformes como pequeñas mariposas en los testículos. Y prometiste no volver hacerlo de rodillas en algún suburbio de mallas rezando la letanía de tu falta de control exterminador autodestructivo hedonista y a punta de navaja-lengua en un paradigma de Sumeria. Tú no me conoces de nada y sé que después no me pedirás que te escriba un poema. Sólo la capacidad que este destripamiento liberador del peso del elefante desaparecido a la aparente chic...

Blue dreams.

El azul  en melodía de calle. Mi madre he observado desde el pasillo que de niña tanto temía abrazando a mis hijos. Esa ilustración mental generó la duda si ella había aprendido a amar a través de los nietos, o si siempre fue la ballena que en su enseñanza de Cartago aleccionada regla a que mis manos empuñaran las armas. Y callé, y la sonrisa levitando prefirió en su retórica no hacerse más preguntas. El azul en melodía de hablado. Sigo en cansancio a modo de caparazón de tortuga pujando a las expresiones zodiacales de la última página del diario. El azul en melodramática sentencia. En añoranza con forma de rosca de chocolate, cuando derrumbo mi cuerpo en una escama y me dejo llevar a la deriva incierta de si esta noche vendrán a colmarme las pesadillas en descarga o tendré la suerte de abrir los ojos cuando el humo del tabaco de la vecina se filtre con un café a las nueve que nadie trae a la vera de mis zapatos de sueños. El azul-lejos como una...

Sin titulo.

Imagen
Recuerdo la penumbra de un escenario contrastada con esta luz de lata de Aquarius que nos conduce a la deshidratación más absoluta. Porque los agujeros negros mandan a veces en ese propósito de absorber en papel secante el foco, el sentimiento. Citación de no tener miedo. I'm not scared. Murderer mountains and with my finger all the fleas  on the planet. Tal vez el espejo esté oculto tras la sábana como cuando el cadáver postrando el alba, tapa su cara para en velado beso de Magritte desintegre el fonema de quejido de celulosa no conocer a dónde me lleva la métrica subterránea de paradas en pasajes obscenos. Explorar la herida y sacar de ella hasta el último vocablo. Un agujero negro acaparador del todooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo.

La perra.

Anda un galgo por dentro y añicos brama estrofas de tijera con papel de lija. Un famélico  de por tú o si ya que en una vertiginosa espuma que deriva en un mediodía de bazo que ladra, y dicta con las costillas-hendiduras del silencio que tal vez uno o casi entre. No sabe usted la cadena pesada que abraza el árbol mientras los cazadores disparan tragos antes del ahorcamiento. Letra a letra, bala a bala, sobre el fondo  de la luz de un ordenador. Con mis ojos  viendo como desangra en ácaros de correa, este galgo hembra con la garrapata del recuerdo. Yo que tuve el paraíso brincando detrás del ala de las cometas. Con la cuerda en sutura de cuello. De saberse muerta para el otro lado de-l una en dos de nosotros en el bosque, galgo veterinaria, y la acongoja. En lengua y temblando el último poema. Porque no le olvido.

Fiat lux.

Aposentada lo miro, en la perplejidad académica del pasado que fue entre carnes, un tapón. Ahora los alumbramientos en distendida curiosidad hacen el estrago de ley asumida, o no, de su asomada timidez en una coronilla. Me encanta hablar de mi ombligo, esta cadencia de ritmo que sube y baja a la medida de la  respiración. Ombligo anáfora. Ombligo epíteto. Ombligo símil. Ombligo prosopopeya. " Fiat iustitia, ruat caelum " Y en el regocijo de mi ojo, entra el hombre de la bolsa de plástico, que lleva la sonrisa del último pan de su madre con el vientre vuelto en los bolsillos. Ombligo hipérbole. Ombligo repetición. Om. Om. Om. El hombre que vende un trozo de pierna, la porción de un cuerpo  que amanece mientras niños descalzos en los campos de minas pintan zapatos con sus meñiques. Fiat iustitia, pereat mundus.

Retirada de taquilla.

El fuego de la venganza es un bonito título de película. ¿A qué hora pasa el autobús? Hace frío esta noche. Mañana llegan los invitados. Cené calamares a la romana. ¿Me dejas un momento el cargador de móvil? ¿Llevas un euro suelto? Sí. La osadía  de llamar a cualquier composición  poema.

El predicador de Misouri.

Y tener la sensación anómala de conversar con un cadáver  en la afrenta de golpear su diapasón. Pero, él, no habla  le cortaron la lengua con un cuchillo, predica como un profeta de templo en Misouri con gestos, exalta el amor  y la ingesta de productos ecológicos cuando no sabe perdonar a quién debe ser el destino, de qué sirve la caricia del buey y la tiza esnifada de las alas de las luciérnagas. Cómo puede salvar el mundo, si al prójimo le pisa el recuerdo en una hoja de sauces perdidos dentro de una postal de viaje de estudios. Es lógico, hasta la amputación más dolorosa sigue siendo brazo, pierna, seno. Ella, se pudre copo, escama, grava. ¿Para que servirá el litigio? Si la frase imperfecta corre como un mullido con guante de membrana, al eco de la onomatopeya de todas las tripas hambrientas. Tú, en tu trono de pan de molde, en tu lecho de lonchas de queso en tu majestuosidad cárnica en espíritu consagrada hamburguesa como el ...

Y si éramos pocos parió la inmobiliaria.

La primavera dispone la inoportunidad de que los pájaros aniden dentro del ojo-calavera de los edificios. Nebulosa de polen y ácaros en disputa  por la presidencia y un ruido en el piso que supuestamente estaba vacío. Han vendido la vivienda, así que, un incómodo cambio acontece en mi vida, valorando la ventaja que suponía  coronar una cima-azotea  en un silencio  que a veces acojonaba. La casa anda con la boca abierta y han iniciado una macro-reforma dos enamorados,  de esos que se pasan a tiro de ventana morreándose , y a mí, la tiña ya ha iniciado los ascensos a las neuronas. No sólo las máquinas taladra paredes y  la voz de pito de "Cariño, pondremos el sofá aquí" "O debemos presentarnos a la vecina". Mirad Romero y Juliana, morad  en vuestros habita-culos y olvidad los protocolos cotillas para acabar siendo un almacén de suministros de sal, azúcar y perejil. No quiero alternar ni con la cisterna. Es más esta misma tard...

La chica que compartió el lápiz khol.

Cuando la reverberación se sucede. En el cuadrilátero van las triadas en trazoología-gineco la mano al cubo como una potencia imperial a las cuatro esquinas de la cama de un lienzoo-morfologíandro. Tal vez esté prohibido repetir la palabra. Pero, ¿no es el poema una multitud de palabra? En la ciudad flanqueda del ladrillo que se repite tantas veces: Muro de Berlín en exaltación de formas que son vistas por nuestros cerebros en sensualidad polinizafiasexualbredrío. He visto la noche en cuadro, la cadencia de una fuga, dónde el pasaje era la excusa para seguir el guisante anómalo de la circunferencia. He pateado antros, y he dormido en los varaderos de Tokio, luego en escala las alas de los aviones como una Hermes con vagina, viruela de no entender lo que sucede. Tú musa, sirena cariátide, aprenderás a vivir con ello, después de haber olido el hedor de la muerte de los canales, venecianas cortinastronómicas de la nada. Y sentir, el peso del már...

Pequeño poema de domingo.

¿Dónde está la poesía? Y tomó una piedra. ¿Para qué sirve el poema? El gigante fue abatido. (Primigenia del lanzamiento)

Inaguración en Diputación en Castellón, de pintura y poema "Paraula dona color"

Imagen
 El día de ayer fue un día muy importante a nivel espiritual, cuando el arte se fusiona y el lienzo traspasa el papel, y el ojo no ve sólo la forma sino el contenido se produce un pequeño milagro capaz de generar vida, un chispazo. Cuando conocí a su autora, Ana Vernia, enseguida supe que había topado un alma similar a la mía, independiente y entregada, que me hizo más fácil la traducción de su creación. Frente al cuadro, mi mente voló, y acabé con las rodillas hincadas en la tierra, pero, no mediterránea, sus colores vivos, llenos de vitalidad me transportaron a la India, junto a la retórica en inglés que hablaba de sonrisa, de lucha, de la búsqueda del futuro. De la filosofía común a todas las mujeres del mundo. De las personas, sin distinción.  En la sala de exposiciones de la Diputación de Castellón, acompañada de guerreros semejantes a mi estirpe, el poema se desnudó, y lloró para ser oído: Ganges de la vida de una mujer, trata de todos los seres, de lo efímero reencarn...

EL GANGES DE LA VIDA DE UNA MUJER.

Imagen
Las manos en la india son del color de la yema, con los matices: Ama ríos. De historias del bambú que crece tierra adentro y el curry en Monzón de lluvia. Arenisca de especias de mujeres de frente lunar y dientes de paquidermo con el parto "espanta-brujas" de las niñas, que como las flores del mal sangran, para las festividades. Las manos en la India saben a mostaza mientras máquinas de coser  cantan las viejas canciones de abuelas a madres de como salvar la esperanza de los sueños: Ama ríos.

Don Coradrón.

“Creo que todo el mundo debería ser una máquina."                                     Andy Warhol Desenrollada alfombra  noto el zumbido en lineal acordante. Se abren las costillas como un molusco ante el vapor y noto la hélice desconchando el tórax. Oh corazón, corazón. Acabas de salir disparado. ¿Dónde está mi corazón maltrecho? El Dron ha roto la costura  hacia el exterior fotografiando el siniestro de las ruinas de Tebas; prófugo dentro de la manzana nuclear de mis pulmones, en elevado su ejercicio aéreo con visión cernícala de cajas de cerillas  que almacenan los troncos recuerdos  que irán mojados hacia el paisaje. Fuera de mí, vuela mirlo, y observa el silencio  de un cúmulo. Capitel sin tripulación que me mira desde todas las áreas estratégicas pues, la maquina empieza a ser persona, y la persona máquina; el dron llora química y y...

Señora Curie.

Sentada frente a un ejército de adoquines de barro, puerta lacada con retículas de vidrio, y entre el verso que apuntalo se acerca un visitador médico. ¿Eres compañera del gremio? Paciente, soy paciente que abre las alas de escarabajo, boreal que se apaga igual que el sol mandarina asumiendo el juicio que la tierra con cada infortunio la gangrena. No, no me gusta estar aquí, sola entre el caos con licántropos en lista, sentada, en una esquina de árbol. ¿Y por qué va ser malo tener miedo? Pero, me apetece salir corriendo, cobarde, antes de morir en la hoguera a parcelas. Tal vez, no sea doloroso el helio que compite contigo, sentada, doy por hecho que lo que jode es que nadie te sostenga la mano cuando te consumes como una muñequita de cirio. Sentada, salgo a la calle y pienso que mañana será otro día, y que las guerras viven en la olla caliente de los fogones. Tal vez no sea doloroso el helio, sino el desprecio de lo que amamos y nos quema sin de...

Sin título, poemas antiguos.

Vivo en el mundo de chocolatinas, de tropiezos con plástico. Con la tecnología pululando en cada pupila, en el entuerto estomacal que somos hoy, lo que vemos. Quisiera en áurea comprender la vida, esquivando a la gente en la salida del metro, entablando rivalidad a un aire que día tras traca pierde una lágrima de oxígeno. Estos tendedores desnudos, carpa utilizable de fiestas futuras, y este silencio de cucarachas que tímidas esperan a la noche para bendecir cada costura de baldosa. Sé que debo continuar, no tener ni un ápice de piedad; romper los espejos, pero me gusta mirar dentro de las desnudeces.

Sin título. Poemas antiguos.

Ha sido mi maestro, artesano, en el proceso creativo de una fábrica de personajes. Amansar al can Cerbero y trabajar (Acaba de aletear un palomo) sus extremidades. La línea necesaria, para el viento, difícil hallazgo del punto de Aquiles. Luego recortó lo necesario, en su traje y durante un trapo estuve en el guiñol a merced de los espectadores, Qué gran Barlovento. El poder de domar a tal madera,

Sin título. Poemas muy antiguos.

Desde esta Odisea he de decir que en habitáculo de posada de 1840. Busco la lombriz que me lleve a la madeja. ¿Por qué? Que pregunta más ridícula. compañero, me enseñó a amar. Ese fue su propósito, no quería hacer daño. Era yo, que como una embarcación estampada en una blusa bonita la que quedaba entre las aguas de un botón o la etiqueta deslenguada. ¿Por qué? Porque así estaba escrito.

Preámbulo de un poema.

La fealdad de los hangares con las bandejas azules que forman carruajes llenos de mentiras. Botas usurpadas de sus extremidades. ¡Qué gran verdad! Calcetines, medias y tobilleras en el bazar del travelling. He sabido de ti. Por primera vez en este mes; sonó la llamada en la madrugada, pero, dormía y no escuché el aullido desde el Atlántico. Los pasajes codificados, documentos domésticos en fila. Acabo de pasar el control  de seguridad. Y se han disparado todas las alarmas; dice que se quedará a vivir en el lejano Oeste. Los indios no van al cielo, y tú eres un aeroplano lleno de  butacas. Botella rellenable con nuestros cuerpos cansados. Nos hacemos mayores. Los gatos trepan por las palmeras. Da  tu mano  antes del despegue.