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Mostrando entradas de junio, 2016

La dificultad inconquistable de Afrodita.

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Entre sus manos la bandera blanca de un libro de Sabato y un gran esfuerzo a tolerar mi filia por el budismo. Entre sus manos letras completas  de apalabrados y trajes de buzo colgados en la rama de una cumbre. Entre sus manos el recuerdo se asemaja al sol a tantas ilustres en cordel, en botón, en barcajada de que cómo el escorpión  pica entre la costilla de Eva. Entre las manos de amantes que separados han hallado hoguera, de un hombre y una mujer que pertenecen a polos opuestos, ella notando las grietas del glaciar, él en el sur tras las gafas  analiza el pentagrama de los escrutinios. Pero, sé, en verdad, en solsticio, en loto, los vergeles sagrados de nuestras muecas, besos de trufa, la excentricidad de 220 vatios, amaneramiento del sino, sé, que en cada vaivén, lo que me explicaron y no entendía, este sentir de leña, la recuperación de la carne, el viaje de nuestros ojos cerrados a nuestro límites. Entiendo, el lenguaje de los delfines, e...

La añoranza del árbol a su fruto.

¿De qué se trata? De semillas resueltas, de envolturas malolientes en sequía estrofa. ¿De qué? Vainas, bocas sin dientes, cápsulas de abertura hostil que han expulsado su grano. Tú no sabías absolutamente nada, del campo corporal en barbecho, del sufrimiento y de tanta habichuela germinado infamia. Me colgaron el letrero y tú continuaste la flecha, como un autómata sin ruedas. Escenificando la versión porno de Blade Runner porque yo, no era ella y no sé tocar el piano. No soy más que un robot y tú ahora te dedicas al cultivo biológico de la palabra. Perdida la simiente, con gajos estrábicos nos miro y siempre las cáscaras, del centeno bullen nuestra mala semilla, la semilla del día blogspot. Al fin y al cabo, quién fue el desperdicio o la fertilidad, entre tanto agonizo. Y cada jornada es un cómputo menos para la eternidad. ¿Quién perdió la tesitura? ¿Quién fue de los dos? Porque yo no me escondo detrás de la tercera persona del plural. Soy e...

Mentalidad de filosofía aeronáutica.

Tal vez mi entusiasmo prolijo asfixia a cualquier histeria de amor. Tengo una brújula en la frente con la idiotez de una madura normal en medio de la fruta temprana. Despedazo comienzo la irreverencia con la curiosidad en un juego de páginas de Internet, ofertas de tour operadores, escalas y destinos surrealistas. Soy una Alicia en proceso de descomposición que sigue su impulso, ya sabes, tú eres, la planificación, contraste con el no estudio de los pormenores, improviso y rompo el canon, bajo los impuestos, y marcho a encontrarme en pérdidas de trozos. Pájaro.  Quo vadis, Domine? Amor, yo siempre, como una discípula muriendo a través de los viajes.

El recambio con gel verde.

I Contó hasta cuatro de distintos colores. II El cuerpo desnudo con los ojos cerrados como piños, mientras caía el agua iba el estropajo  enrojeciendo la epidermis. Era un ritual,  el modo más asequible a la limpieza porque estaba sucia. Hasta la herida  y las mallas de sangre con el limpiavajillas en ejercicio aséptico. -No te muevas, estás sucia debes mantener la higiene del alma. Luego la toalla con manchas rubíes igual que un poema barato al dolor en los rasguños. En este hueso, de cárnica procesión en aseo, la madre, les arrancaba las impurezas con estropajos de colores. -No te muevas, estás sucia. III Se ducha sin esponja con las manos  manchadas.

Historias de desaviones y otras desavenencias.

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I Volar vuelo, y demasiado y en el vuelo, tomo por certeza que moriré viajando. II En todos los vuelos  hay una mujer que solloza, que luce un anillo impoluto y corona con una lágrima el eje. Mal follada con el descaro por Barlovento. A su vera, una señora de pendientes estrafalarios asida a la bolsa para el vómito igual que a un rosario papal. Las turbulencias, inclementes, dibujan en el cielo vocales y en prensa la ensaimada quema ya demasiada. Cuando yo te quería viajaba amarrada a tu corazón bergante como si una nave trotara de otra nave, escribía poemas de amor en ruta y las hazañas de mi cuerpo egregio entre tus carnes. Yo, era otra, ahora demoro la definición de los astros cuando friccionando se chocan y cambian la órbita. III La recién casada plañe, de nada sirve un Bulgari en su muñeca. Me gustaría ser ella, al menos, la insatisfecha late en sentimiento y la incertidumbre nos mata. Ojos por ventanillas. Pasillo de moqueta suci...

La locomotora humana

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La maquinaria de los dientes ejecuta en su melancolía y vira hacia los conductos estomacales del metro escuchando grillos de metal. Las cigarras pasan veloces, altivas al todo, y dentro del túnel transportan las semillas-direcciones de humanos en agenda para ramificar. Compuertas, la velocidad de ojos curiosos, diver-gente ur-gente con gente que entra y sale de su ombligo. Nadie habla, y sin embargo la palanca-rueda accionando la parada mecánica del al-cantar-i-llado. Órganos de nuestras máquinas, somos órganos.

Meditación

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Tantas hierbas, como personas cada una en su esencia de sanación o veneno, aquí postrada en cubierta nueve horas en vela para ser una migaja del cosmos para exorcizar cada una de las vivencias en este cetáceo de metal. Podría pensar que soy una corsaria el amante de Barbarroja el poro del vello antes del esputo en la mandíbula. Necesitaba este sortilegio notar el frío de verdad, y no el procedente de la soledad ahora que el día enciende hoguera naranja y el mar está en calma de agua diazepam Sé que piensa en mí, aunque su boca no sea más que un vergel de espuma de perro. Sé que nombra en sueños. Las sirenas son motas de sal en esta despedida que no tuvo despedida, de Mediterráneo en confrontación a los montes de su voluminosidad. En este hombre nuevo que cobija mis restos, de girasol bordado sobre hombros, de labio pérfido, de maneras de acabar con el amor en suicida arrojando las letras al folio con la ira, de no conocer ya nada.

El retorno.

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Sentía la negrura en las mejillas en una travesía de locos. Apoyado mi cuerpo sobre proa como una tallada abriendo camino mientras los camioneros apuraban sus cigarros y absortos contemplaban la inercia de los móviles. Aventurada a la noche sentí la negociación planetaria en el ejercicio de purificarme con una luna obesa derramando ramio por su vientre. Fue algo que sólo ocurre cada setenta años, pero, jamás se olvida porque lo que no ha existido podrá recordarse, lo que nunca sucedió tendrá su lugar apropiado, perdido entre las neuronas. Pero, aún falta para llegar a casa y los delfines duermen, en esta nave Balearia desafiando las fosas marinas, este tic de motor, en una acústica de gentío en la embarcada ensoñación ballena como una muerta en su nao vikinga llevada por la corriente entre llamas. De que tú, de, qué tú, y y y yo fuimos uno. Ya fuera de los continentes, en destino isla, siempre, las olas. Foto hecha por ...

La salida del paraíso a mano izquierda.

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En equinoccio de luna eres hombre de tierra el dique que acontece en nivel quinina de mi salvia la tempestad contenida en bocas que trazan nuestros huesos en una sola calavera, de verso a lengua, de ojo azul a marrón limo, con mi cuerpo entero que os pertenece del este vil mar enloquecido destructor de naos, que creía que el amor como el placer debía ser pirata. Hombre de peso, de plomo base, de manos de cucharas que recogen la abertura espora y el cierre del eje. Y me embiste tu piedra, y me enciende en vela con los galeones que están siendo con la demolición para convertirse en nidos. En pecho, en ánfora te siento y te alejas, te alejas y te preciso dedal de mi dedo, orificio de agua en hilo de deshechos de muñecos de trapo, de alcoba capaz de hacer que pasen las horas devorando la fruta, rapaz de engarce a la suma inteligencia. En sacrificio, mis piernas se agarran a las tuyas, y nuestros amaneceres con aroma a brea, con la manzana de mis calles co...

Ahoguerra.

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Despertar, volver a sentir la sangre en emoliente quitar el hechizo purgando mi garganta con romero y prender hierbas sin identificar para usarlas como estropajo arañando besos, huellas digitales, lava, fluido, semen, caricias. Y sentirse una serpiente que pare su propia piel, para improvisar unos viejos zapatos con los dedos de aguja de palmera, con la tela de noche, con el sutil encanto de la dureza. Y levantarme, como un reina victoriosa sobre un mandril de cadáveres. Gritar que la muerte me acompaña en mi cruzada, y ser templaria de un destino inmóvido , cruel saga, de mi propio exterminio. La muerte del poeta con sus aladas cosas. Y levantarme, y sonreír mar, y verter la espuma de una rabia. Duelen las costillas, y mi hígado no cabe en una bota. Así, con los cortes suturados, y un ojo perdido en la riada. Me levanto, sí, combatiente, furiosa, mágica. asesina cruel despiadada de todo lo que ha deseado ser ...

Del árbol caído hacen leña, pero yo sólo quiero mis zapatos.

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Esta carga que ladea en oscilación. Cuando cae el árbol el árbol cae talado hacia el peso de las circunstancias y las ardillas aterradas corren por el fuego con las piñas en granadas-resinas. Cae el árbol y asustada huyo con las ardillas. Pasa el tren a lo lejos y los pies sangran. "No llevo zapatos". Los dejé cerca de tu lecho  cuando la entrega de la esencia de verde. La largura del tren aún se reconoce. Allí cometida estrofa entre la nube, las alimañas en duelo circense cayendo el fin del mundo sin los zapatos. Cuando cae el árbol y tú viajas dentro, y rebota contra el piso de agujas y el corazón salta por el abordaje en esperanza. Y las flores suicidas, y las manos frías y mis pies de herida  porque cuando te entregué mi amor te entregué donde moraba el destino, lejos de ti, y de las hordas recónditas que en estampida con insectos y sombra de ojos, en botella, en armiño forestal. El tren no es más que un punto final. El día que te e...

Berline Mauer

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Viví el tiempo suficiente en áreas grises de cemento por casa con la gran muralla ladina que separaba la ciudad del embocadero para morar en el caos circulatorio. Luego vinieron las excavadoras y desde la preposición observé el enderrocamiento. Las personas eran felices compatriotas que abrazaban a los primos lejanos con las moscas que nunca percibieron que el corazón y la cabeza incomunicados estaban. Era Berlín, una fiesta, digna de novela y polvorín  del hermanamiento de provincias  que reivindicaban calles de país de piernas corriendo a través del puente. 1989, se abrió paso a lo que se edifica, con mujeres en cinta de una autovía  de siete carriles y un perro. Entonces descubrí el amarillo, el mazo contra la vergüenza y pude expoliar lo que siempre se me había prohibido,  con la caída del muro alemán pudo el amor besarme en la boca; mientras desnudos los órganos bailaban la victoria de la inutilidad del hombre con cerveza, y unas os...

El caballo de Turín

Tenga la seguridad de que de los dos, soy la más despiadada, y que si tuviera que sacrificar al caballo de Nietzsche, no lo dudaría, si después de la carrera en el velódromo con la boca espumante y las patas quebradas hubiese perdido la carrera. El tiro certero de incierta benevolencia con mi revólver poético, calibre Times New Roman 12. Entre los ojos, frente, y olvidar todas las promesas de nuestro amor.

El baño de otra.

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En esa casa obvio era que habitó otra mujer, ella coqueta con temas de peluquería  y aplicaciones cutáneas había dejado expuesto tras el oleaje de su partida. Un océano de coleteros con bocas de pulpo, cabello lacio negro anguila, hormigas voladoras cerca del río de pasador económico. Elegant Enigmas: The Art of Edward Gorey El jabón casero amorfo junto a la esponja anular y el vello púbico, caracol con manopla, varias toallas y un albornoz azul. Yo no me peino nunca. Y me lavo con mis propias manos. Yo soy no soy ella. Sobra la evidencia de campar entre los muertos.

Suicidía.

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Contra el tejado ha caído mi almohada de plumas, la aligeraba de polvo y de palabras recitadas en sueños. ¡Maldición! De plumilla su vientre se ha arrojado contra el vacío delante de mis narices. La almohada quiere huir, pero, no tiene piernas. Condena perpetua Edward Gorey elephant and prostrate passenger .

La clave de Titanio

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Con las claves de titanio. ¿Cuántas noches apretadas en tus puños? Igual que mariposas metálicas sobre tu pecho. ¿Cuántas veces fueron estampadas? Lanzadas contra el piso pensando que era mi cráneo. Igual que yo al escribir tu nombre en la piel  para que con el fuego se consuma. Edward Gorey

Declaración de amor a mi vicio.

I Puede el ciprés orgulloso de la estrofa hacia un sofá neciente de que somos los desterrados, los poetas del hambre muerta con liturgias espantando demonios delante de una copa, nuestra batalla, en cofradía que vamos de liga en ligue. Poeta aritmética, código de barras de discografía, en voz alta para que oiga hasta el sordo nuestros fracasos y revolcones  de sábanas de Alcampo. II Soy poeta y no cotizo. Soy poeta que conlleva compresa. Soy poeta de las que lloran, gozan y mueren con poemas de otros poetas . III Soy poeta de escuela de muros, de letrinas en abecedario tecnológico con los pechos en alto abrazando a las cajeras del súper, poeta mesías que no existe, poeta muerto que vive escuchando el último análisis del fonema con la tripa pletórica de gas de cerveza de un tipo de interés variable. IV La poesía quebrada en hilo de mota suena dentro pom, pom, pom pom de cada sostén en cada arruga de mariposa de palma de pié, de grieta. Plañe n...

Verdelirio.

Se cree normal, pero no lo es, cuando la noche blande en el despertar nocturno y siente que una molleja late dentro del pecho. Embutida dentro del laberinto con tapa, la tos que la acompaña desde hace un mes y medio, y no poder dejar en el remolque cada uno de los remedios que dan tregua al campo pulmonar. Pienso, en el muso, y en el dolor callado que tose, en las mañanas de la avenida esquivando carros gemelares, en el olor agridulce del bazar con la incomprensión preñada en una tienda que vende flores marchitas y fruta con la metástasis del tiempo. Le quiero enterrar pero no puedo, lo arrastro cadáver en contra de la voluntad, aún sabiendo que respira, le oculto el rostro con un sudario de organdí. Lo meto en el fango, allí, en el lugar que siempre ha deseado morir, lejos de la pira, con las larvas en concierto de Wagner. Le lanzo hojarascas, ruego que se desvanezca pronto en sustento de árbol, le acuchillo irremediablemente e...

Puzzle.

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no pretendo ser el ala de la pareja en vuelo soy marciana, mar en calma, usted bien lo sabe, en la ecuación quirúrgica de adentrar la extremidad. ya no regresaré al agujero, confíe en mí, en ese diapasón de pestañas y el gesto que emplea en observar las cosas desde el puente. cruzados en entretelas, en estuches, en la mano con el sexo, usted, que predice la cama en zona catastrófica y la pólvora que supone yacer conmigo, en una ruleta rusa de tomar al viento y al agua como compañeros de alcoba. me hace sentir verano de playa, el estupor de clamar lo que no conocía, de parajes de músculos, de nudos de piernas, de nuestras caderas como buches rebosantes de geranios. la juventud tardía con el fleco de este traje de pieles, porque usted no es mi amante, es el compañero que con ternura me ha desposado del abismo. con el rostro mojado y las manos llenas de tragedia me deshago en homilía, en este ritual de animales de la misma especie, sudo-rosa explicación de una pi...

Retiro voluntario para la mediación.

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Emerger del agua con la sal y el zumbido de la brisa en corrientes que te recuerdan tu cola de pez. Reencontrarte  con lo que un jueves será la urna líquida, y liberar el peso a las piernas entre pe da z os  de plástico y algas aguerridas que buscan los algos.

Así te conocí.

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Observaba desde el ventanal con las manos abarrotadas de viandas huyendo del aburrimiento de una fiesta, de esas en que la gente no se conoce y habla de muertos. Parecía que miraba al paisaje pero lo que realmente hacía era disfrutar de una bacanal entre mis dedos  con la crema de queso que ligaba con la saliva en una ejercicio acróbata de mousse hacia mi boca. Entonces, escuché una voz, que rompió mi ritual de evasión culinaria.  -Mis pecados capitales son la gula y la pereza.  ¿Cuales son los tuyos? De repente, me giré al escuchar la pregunta original de aquel desconocido, apenas pudiendo respirar del ágape,  me quedé más cortada que una porción de pizza.  Y le respondí: -Mis pecados  capitales son evidentemente la gula y  l a i r a. Y sonreí con huevas de lumpo entre mis dientes. Imagen de Scarlett y Jackman de la película de Allen "Scoop"

Mundos paralelos.

El cielo observo en la búsqueda de aquellos acordeones de aeronaves y la piedra en su letanía rasurada de musgo. Y mis manos. Y mis piernas. Que tuvieron estrellas. Que amanecieron bajo el peso de la galaxia. Un cielo que ayer. Un camino empedrado de esta hora. Los mismos transeúntes, los semáforos y hasta el  verde en los rótulos. Pero, nada, nada. Volverá a ser como antes.

Primer baño de mar.

En ejercicio inesperado  tomé mi mochila verde y dos transportes  con un caramelo de fresa  en la boca. Fui a entregarme al mar, él me invocaba, en aquelarre de Junio, con el sentir de su broca de rabia para engullirme lejos de la orilla. Las corrientes de témpano y una paz que me colmaban en el oficio de haber sido tierra por Acuario. La escama brida entre mis piernas despojando el bikini en las profundidades para sentir la libertad del Mediterráneo como iba bebiendo de mis grutas. Porque fui hace antaño una sirena que vendió sus cuerdas vocales por un par de piernas.

Sin título o la migración de las mariposas barbillas.

Las cortinas no pueden volar del peso de las palabras ácaras y en pequeños rincones el tumulto textil se antoja como monjes de un paisaje refletacto. Recuerdo que al principio la urticaria manifestada, del compromiso al miedo de salir de una zona de. Y entre paredes la trepanación en hierbas anómalas, creciendo verdes con la clorofila de las piscinas. Cepa vidagrícola en estímulo de canciones de muslos en el verano que ha arrimado el amol de una noche  que fui a dormir abrigada de líquenes y desperté del suero con manga corta y sandalias. Hago muchas preguntas, la curiosidad es mi Valium número cinco, y  te sorprendes porque soy incoherente al preguntar la existencia de la relación. Como si fuésemos la frase de una lápida  mientras abrazo tu espalda de lunares  con el giro postal traducido en un sonido de alteración orquesta y la barbilla-mariposa atrapas  mirando ala a los ojos  contestas retórico -Si usted es infiel, lo dir...

Planetanada.

Los vasos en su atmósfera con la rotación planetaria de la porcelana en la cocina. Excomulgo el recuerdo vino que aglutina con la masa de lo que se ha ido y no volverá porque no era río. Sin la existencia de cauces, observaré desde el faro la luz que proviene de ti, en esa guerra de radio y cuchilla, donde tú y yo, nunca nos rendimos al ego poético, que  nunca iba la génesis a parir en una imagen de retrato paciaguado de plasma y D.V.D. sanguidoliente. Y araremos nuevas rutas, y nos alejaremos en el océano como medusas que un día se rozaron, en un relámpago de luz en demasiado odio, en demasiado fingimiento. Pero en la escuela doctrinal que para mí fue un calvario. Medusa de bolsa reciclada que estigma a su paso lo que toca y yo que era roca, me convertí en la transparencia del acetato un ser, que tentáculo en onda, encontró en la corriente submarina la emergencia.

El lino de la piel mayor en las constelaciones.

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Se acerca esteparia la luna-loba con sus articulaciones  construidas a la medida de  lo infinito, con este delicioso rasguño  que parece un  siete en la víscera. Posar tu eco en mi oído, susurrar aleteo, perecer en cada esquina de cama mientras arrojo mi mar hacia el palmeral búsqueda bermellón del labio henchido, Fotografía  "Cindy Sherman" tu torso campo de minas y mis dedos que agujerean la silicona para enraizar simiente. En atrevimiento cósmico vamos comiendo de nuestras huellas viejos dilemas de historias que en ejercicio de exorcismo van quedando secas  en los ángulos de nuestros corazones. Agua sequía, hombre acróbata de beso francés y yo polilla abstracta rompiéndose contra tu columna atravesada. Eres mi bosque y en él, me pierdo, extraviada cometa de niña con los ojos con garras de gallo y un muro de verdades más que de lamentaciones. Te siento, en mi poema, corriendo con el rugido de los pájaros, con la sublime ...

Bienvenida Afrodita.

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El mundo no existe, se trata de casas con puertas con pasadizos a la vida  de las ventanas  que miran al cielo. Entre la puerta y tu cuerpo desnudo abre paso la tierra a  una gota de lluvia suspendida entre la nube y el césped. Abres la puerta, y tus ojos miran a la gota de lluvia, que debe abandonar  en el umbral las armas. Dejar las letras que apretadas huyen como lombrices entre los dedos, y vestir con telas charoles las redecillas sin peces, entre la puerta y tu cuerpo desnudo, el sol.

Las muñecas de papel.

Aquí en la camilla  vestida con bata  he padecido la irrigación contra el cáncer; apendiendo que el valor es de uno mismo con el articular de las  muñecas de cartón dentro de las enciclopedias  que ilusas nadaban en agua, que incautas pretendían menguar la hoguera. Las muñecas de papel. Aquí y ahora en la comedida escenografía de las almas me siento libre, con la suficiente fuerza de Tramuntana y mis antepasados celtas que me protegen a la infamia constante de que mis bragas no tenían elástico si usted me enseñó a amar entre las rocas y comprobó la injuria. En esa provocación de que era una enfermedad lo de mi enamoramiento y que usted no daba leña a una pobre madura que en su flacidez vomitaba versos y representaba la lástima, el patetismo de Tartufo. Oh, Oh, Oh. Quédese con el monólogo. Y haga trapos de cocina con ellos, que ahora veo mejor que nunca por el lente del amor más comprometido, el abuso y la v...

Gracias por renegar, reconocí el Parnaso.

I Hubo el barbecho establecido sin el conocimiento previo a tanta farsa. Un tiempo de violín para mesurar la caída de las cosas y si ellas al rebentar contra el suelo eran dignas de ser salvadas o por el contrario en callaban en la arena, mar de tierra, en la impaciente claridad de tomar las decisiones. Esperé encima de un clavo, sin saber que vivía en la zona inversa de su púa, acabando en atravesada entomología en un cuadro de luces. II Las argucias descubiertas por un libro, porque el mecenazgo no existe y todo posee el precio $$$$$$ del ludópata que vendió su coche por unas monedas con dientes. ¿Cómo un escribano iba a difamar la historia de la humanidad con la excusa de que renegar, jurar en falso, fuera por una cuestión ilustrada y no de economía? El ego desde lejos parece una pantomima y los cisnes pintados en los subterráneos saludan con sus cuellos abiertos. Qué feliz, y qué absurda pretender en el litigio de Salomé y su comparsa, pujar sin dinero...

Los animales de almas en celo.

Los animales de almas en celo. Usted ha tomado las manos y en la lección de los amantes ha enseñado antes que la gula de la carne la caricia, antes que la caricia la mirada, antes de la mirada aprender, aprender el beso que procede del rocío y de los trozos que aún permanecen de nosotros mismos, en sus estadios, con esta plenitud de campo de girasoles. Pechos de membrillo al abasto de su lengua de agosto, haciendo bucle con la barbilla para el reposo de la nuca, en el hueco vocal naciente sol de entre su brazo y su torso, allí, como en un varadero, va mi cabeza exhausta formando ala con su hombría. Me conversa de novelas, y varias músicas, en su dogma la sabiduría también pertenece al sexo. Me ruega que le cuente poemas de desnudos y faustos, mientras desgaja la ropa, y consigue en aula desarmar el dolor que óxido permanece en la pupila. Capa a capa, escéptico no cree en la espiritualidad, yo, en cambio idolatro la sanación d...