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Mostrando entradas de noviembre, 2025

Borrascas

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La primera nevada ha llegado a Cracovia. Pájaros blancos del cielo que caen en la procesión albina, de cubrir las plazas y los tabiques somnolientos en un adjetivo nevado. Esta ciudad que llama al espíritu, que "copo" se desploma  con la melancolía de un niño huérfano frente a la primera vez de un abrazo amigo. Los pasos de correas que me empujan  a este precipicio sin medida de contener esta hoguera capaz de incendiar  a la ciudad polaca. Soy yo, aquella que cruza la acera  y divisa la disparidad de las dos torres. Sí, esta mujer que se parece a mí  y no lo es, y guarda sus frías manos  dentro de una capa mullida de lanas. Yo la quisiera detener y enseñar  la noche que se detiene en el momento exacto  que nívea la palabra se derrite  en mi lengua cuando pronuncio tu nombre. Marcho, sí, en la soledad del que cruza un pasado, ante la piedra de estos muros  que beben el líquido de las nubes. No veas mi rostro. Sólo sígueme hasta el hilo...

Presentación El tiralíneas de plomo 17/11/25 Castellón

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Tocar madera o cómo ilustrar mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han estado presentes en este instante de felicidad. Muchísimas gracias por vuestro apoyo incondicional, por compartir un espacio de tiempo, por vuestra presencia y cariño (mañana, ordeno y publico todas las fotos y vídeos con calma). GRACIAS  Gracias Reis Lliberós Monfort por ser mi amiga y copiloto de presentación. Y por tu regalo tan especial 🌳 Gracias M Carmen Castillo Peñarrocha por tu precioso testimonio que tanto nos ha emocionado. 🐕👑 Gracias Jorge Martinez Zarzoso por tu poema reivindicativo contra todas las guerras 🕊️ Gracias a la Librería Argot por abrir las puertas de su casa a mi humilde poesía 🙏 GRACIAS ❤️

El tiralíneas de plomo

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Muchísimas gracias, Manuel García, por tu maravillosa instantánea de mi reciente publicación.

Tabú

Recorren millas los pájaros  para describir el arraigo: aquel que empuja las nubes  hacia los recónditos lugares  de las palabras. Una busca el rasero para contenerlas  y se arrojan al vacío  para eludir el cataclismo  de los que, por propia voluntad,  mueren un poco cada jueves  antes de que el último bus  vire en la curva y pierda su anatomía. Contengo este maremoto. Aprieto con fuerza los dientes. La desesperación muerde la mandíbula. Pantano, limo de cataratas. El bozal que retiene este caudal de sílabas  capaces de derrocar la noche  atravesada por gente  que, famélica, transita  frente a la pantalla de la cera de Ícaro. Esta orfandad inmunda  que salta de tu sueño a la arritmia. Que ataca con espada tu frente. Este equino salvaje  que matas por no vivir  en tu rincón de estrella. Que coge al amor por la boca  y lo trincha del más delicioso cianuro  del infierno. Nave industrial y encallada. Y...

Presentación 17- 11- 18:30 h Librería Argot

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Corazón almíbar

Estas paredes no me reconocen; son vástagos del silencio que acontece en un lugar sin historias. Mi corazón hierve en una sartén de hierro, mientras en el refrigerador se conserva la última lata de mi alegría. Dorado pedazo que, de tu pecho, fue arrancado como el fruto de la tierra de su árbol, y que frito se ahoga en su aceite. Cocinar tu propia víscera tiene sus entresijos: ya no recuerdas el número del teléfono de la vida,  y te tricotas el pecho con tal maña que parece un arte culinario preparado para albergar  un nido de golondrinas. Nadie debe notar que no tienes corazón, aquel que un día fue el menú  de un banquete de boda. La taquicardia no existe, ni el amago de infarto. Las piedras sienten más que tus costillas. Y tú quisieras ser  un día de sol en sus manos. Pero solo soy un cuerpo que observa cómo devoran en la madrugada  el corazón que nace de nuevo.

Reseña Suburbios de Aitana Molina Francés en Irredimibles

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  https://irredimibles.com/alma-libre/

Penitencia

Puede la rosa, sin ser flor, nacer de la piedra. Y creer en los milagros  que invento cada día, cuando regreso a casa  con la bolsa de una tristeza marcada en mis ojos. Pero en la montaña, el sol, cada mañana sale tres veces,  y acorto las hojas del calendario  para el canto de una madre  tras la alambrada. Cicuta para mis labios. Y un cielo para que unas manos  me alcancen desde el destierro. Amor incondicional. Sable de mago en mi vientre. Calles, aceras, portales  y un ratón trémulo  dentro la torre vigía.

Reseña Suburbios de Aitana Molina Francés

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  ALMA LIBRE  Reseña de Suburbios, de Aitana Molina Francés (Editorial Cuadranta) Suburbios, el nuevo libro de la escritora Aitana Molina Francés, se erige como un territorio emocional donde la decepción, la desesperanza y la negación conviven con la posibilidad del renacimiento. La autora construye, desde la periferia íntima de su propia experiencia, una arquitectura poética que dialoga con el dolor, la pérdida y los ciclos que, aun en su cierre, ofrecen un resquicio de luz.  El despojamiento de uno mismo (la manera de afrontar el vacío y los tránsitos que dejan huella en nuestra memoria), se convierte en un contraste lúcido frente a la idea del Edén: la ciudad bella y magnífica que siempre es asediada por los sucesos que nos marcan. El suburbio funciona como metáfora central: una edificación hecha de sentimientos, pulsos certeros y devenires, donde la exposición a la verdad, la confianza mutua y el abandono se levantan como barracones que rodean a la autora en un period...

Uno de noviembre

Raíces sumergidas en agua  forman el cordel de cera  de las ánimas. Tengo a mis dos padres bajo sepultura: el primero me enseñó a sobrevivir desde niña; el otro, un buen hombre y músico virtuoso, trajo la primavera a un infierno,  la protección en los días de la lluvia radiactiva. Mis hermanas muertas. Mi infancia arrasada por la onda de choque  de crecer bajo farolas  de estambre de bombilla:  los polluelos en fábricas, para ser convertidos en prensa de nuggets. Y una aprende a vivir  cogida de la mano de la muerte. Y la besa en los labios  porque la parca es celosa  y celosa trama cuerdas  que impíamente me ahogan. Aprendí a venerar fotografías. A prescindir del abrazo  cuando las nevadas cubrían de roña  la esperanza  y mi cuerpo tiritaba  en una morgue. Dicen que tengo suerte: no existo en una estadística  y confecciono crucigramas  que lloran lágrimas negras. Ayer, por la calle, adornada de seres  ...