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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Insectología Freudiana.

Amanezco lisiada y enfrentándome al espejo veo un insecto musgo que intriga. No quiero ser mantis agnóstica, nunca más, escribí con rotulador en mis muñecas. Y con la bici llegando hasta el Grau, recogí las cañas hojas que se rinden con el viento. Compré papel de seda e iniciando mi metamorfosis, quise ser mariposa. Después, de duras negociaciones con el cordel y el celo, exhausta, lo único que encontré fue la posibilidad de construir cometas que se rinden con el viento. Con la resignación tumbada en el sofá, decidí... Y si me transformo en una mariquita, de esas chicas sobre tréboles, pero,  el ocho billar de la araña me perseguía por los pasillos, y de mis dedos enganchados hilos quedaban, con la mota de las circunstancias. Los labios bien rojos, los ojos bien negros, me pongo un sombrero, y... Eh voilà! No, no cuela, soy depredadora y ni la metalurgia, ni las combinaciones con cercanías, pueden ocultar ese green. Insistente con la enciclopedia,...

La buena suerte.

                         "y aunque sólo mi amistad yo le ofrecía,                                   era mi amiga, pero yo la amaba."                                                                                                                                                          José A. Buesa.  Has de saber que no hay luciérnaga que no choque contra tu torso, y yo del reino, soy la polilla que más obstinada llevo de cabeza tu nombre. Eres la ...

Coser el ombligo.

Los camiones cisternas lubrifican las calles, las cafeteras se desguarnecen de sus yelmos con un sólo brazo de malaquita. Exterminadas, como los buenos modales de abrir las puertas a los ancianos y no desahuciarlos de sus sillas. Cada día un cohete con su cápsula "C looney" higieniza la atmósfera del chorreo de un café de pobre. Ahora, que me detengo con la lluvia de palabras jamás escritas desearía un gramófono para descifrar su rugido, pero, creo entender, que ruega el aleccionamiento en la necesidad de sentarme en un banco de una puta vez y me ponga exclamar las causas por las que un poeta menstrua cada ciclo. Necia trifásica mira por la azotea deja el pino, pony, pena, pene, púnico y pubis, estira tu lengua y haz que azote como una llamarada lo que está ocurriendo en este incienso pueblo, niños que entierran a niños, en vagones de cercanías  recién llegados de Sorolla. Casas sin dueños, especuloción , paro-lógica,  expulsión de cerebros en m...

Lunasol

Cuenta tímido con orgullo, que de mi poesía andaba enamorado, mientras sujeto el predicado de otra botella sin vaso. Soy hedonista hasta la meditación ultra, así que al oído, creo, que  te he contado un par de pecados. Ella, la maestra... , por favor, no me digáis eso que me hacéis sentir la barba de tres lunas y  vestir un traje con mangas que ocultan los dedos. Me convierte en Juan Ramón Jiménez con olor a naftalina, el platero y yo. Si te vieras con mis ojos lo fácil que es morder caimán a la presa, la fragilidad de que los pétalos salgan volando por la ventana prolífica. Dime que mañana cuando tu sangre esté aseada y el éxtasis haya huido con la bruma nocturna. Di que firmarás la tregua de darte toda, pero, serena y sabiendo el nombre de todos los países del mundo. Le veía alborotado, y esos dos lunares de iris que desbordados declamaban latín. Nos conocíamos de la  prosa y  del poema, y cuando le vi la tiranía de mi sexo, dijo, quiero que s...

Un caballo pelirrojo de mar.

I Salió del maremoto de las trizas de un barco de vapor y su forma de arena fue cobijo durante un tiempo hasta que cambió de caracola. Ya se sabe, al aumentar el dominio, uno no tiene el espacio justo de los interiores áureos. II Volvió el mar, ese propio mar que soy de mediterránea esencia, cosmos de calma pero también desastre orbital, y yo padecí,  todos los pináculos estrellados, todos los erizos, color petróleo, todas las mordeduras de alimañas, de ballena habitada dentro de mi propio estómago. Pero, en ese instante, donde de nuevo he lavado tu tez preparada para el sacrificio. He sentido que ya no soy el  astillero en pupila ilustrada, donde tu desamor me dejó  varada en la apatía, qué miseria y tristeza de a- mar que acabó siendo charco entre calizas, a merced, de larvas, de oasis necroscópico. Yo que moré en acantilados, que navegué entre delfines muertos, y fui el plantón de todas las bocas de marinos borrachos en el fondo de u...

Costa de márfil

Subiría titanio, cromada metalurgia, pero, la rampa hace que los gemelos se atranquen. Y ahora llevo pelusa de un gato nórdico  en este jersey de  Pull   Bear , y el olor a Loewe que corrompe todos los ambientadores. Ahora entiendo la magia, la verdad, la fe, el camino, el amor; si tú eres ejemplo de ella, marca páginas del corazón. Entiendo la lengua perdida de los arco iris, la rotura de raíz en tierra, la suavidad de cada una de las piedras que he sostenido como un obelisco. Sí, entiendo, en el entendimiento, de la ternura, del pasaje de los trenes veloces compitiendo con el tiempo para evitar su lejanía, y mido con la altura de las pestañas-toldos el sueño de calderas, más hermoso de todos los pasillos de Alcampo, el buscar un rincón en esta fibromalgia. De seguir pensando contigo, y buscar tu cuerpo en la ladera proscrita. Puede, acaso, sacudir la tierra en un terremoto y toda mi existencia de casas calvas, de ultramarinos vencidos por el...

Otro lucero.

La vida, que necedad más absoluta el denominar que algo puede dar lo que jamás se ha visto. La antítesis de la nada, está en la supremacía de una fruta con sesera que mengua a la velocidad inconsciente, flores marchitas que en simiente amanecieron. Yo que a usted le abrigué los pies descalzos y que lloró a su nieto que tiene sus mismos labios. Salen a cazar las cornejas, los lirios son más bellos en los remos de novia pero, en ocasiones, la moradura se troca en un pájaro carpintero que muele el cuerpo en blanca soledad. Yo quisiera ser inmortal, para no recibir más mazazos, más grava a este corazón que tiene ya por costumbre ver como se desintegran montes padres, la madre que se gira hoja a la estructura del tiempo mientras los hijos ven subiendo azoteas, es ley de aduanas e hipotecas, pero esta coraza, no soporta los días que su sangre vuelve a los suyos en recuerdo. Cometas aladas, de hombres que sufrieron y que van leña, muy lenta demasiado y prolij...

Feliz cumpleaños Eloy.

Pensaba poner todos los cisnes a volar, pero, a veces el carboncillo tizna los ojos, Eloy, a puertas giratorias, pasan los árboles de pie paralelos a la Avenida de Valencia, con más ramas, unos que otros, pero allí, sin claudicar, a tus escenografías cotidianas, maestro soñador, amistad Almadar, ya de cestería y de botella membrillo, capaces de llenar un par de almanaques. Está tu luna omnipresente, tus plantas nuevas con zapatos viejos,  el embrión manifiesto de un nuevo poemario de versos con pan de pueblo, de la sencillez estructurada a tu sombra piramidal. Amigo, de fotos gaditanas y hombre de la mujer hermosa de playas. Ya son unos cuantos cumpleaños, a la vera de este calidoscópico ente, de hablar de política subarrendada, de creer en el ser humano mutante y sentir que nunca pasan los telediarios por carreteras de Nebraska. Feliz cumpleaños. Eloy.

La resurrección de Zarzamora

                                                                            De Andalucía vengo                                                      y me cantaban                                                      con coro rociero                                                     la mancha de mora... Cuando la lejanía se-llamé vías ferroviarias y sepa la comisura a la fresa. Amarra laz...

Sin título

Poeta, profesor y bibliotecario de una pequeña estancia, la paradoja del orden de las cajas de las medicinas, agua destilada en ampollas, tijeras gimnastas y varios detergentes en la pila. Buen orden, Señor Pecas. A la orden cruzada, de esta Tramuntana que con los ojos ováricos  absorbe  la energía cacerola y que acabaría renegada a los encantos del maestro  de cuento infantil y lápiz sonrisa. Acaso, no se dio cuenta, que en el archivo  esperando tu letra acordona. Qué sobre una cama de sábanas de abuelos, estaba yo, y mil caricias.

El libro del tomo rojo oriental.

Él, es profesor y tiene en su casa columnas de atardeceres libros que se apilan en busca del techo. Libros por la mesa, por el sofá, dentro de la cama, debajo de las alfombras y su mirada, agolpados, que desean la horizontalidad de nuestros cuerpos.

Metafísica y empirismo.

Por la superficie, un batallón de pasos húmedos, de mi desnuda luna. La pera almíbar en parajes alisios. Sus labios, hablaban siete lenguas y ellas, olas acróbatas, contendrían un di-que.. . Entonces, las compuertas Levante arrojaron mil caricias que como gatos maullaban: -Carpe diem. Pero, a medida que el azul era lila y tu bravura se convertía en un espigón de cereales azucarados. Descubrí que tú me habías amado Eolo, antes del encuentro de los  ver-vos. Sabías la poesía de memoria catecismo, piropeando la inteligencia de los ojos. Y, descubrí que te había amado  el día que aprendí a leer en la calle, a escribir la primera vocal en los muros, las andaduras niñas. Dulce, te llamo de leche jeroglífica, melaza con beso pagado con beso con cuerpo pegado con cuerpo. Y exclamé, campana: Carpe diem.

Yo te perdono.

A veces con el sonido violín del estornino una hace balance de su vida y la ve, ya no como un bosque que oculta al árbol; la distancia cae hojas, florece almendro después del frío, la distancia va creando enramado que prolifera en ungüentos, en aquella mandarina que perfumó tu boca. Una hace, para discernir que fui la esposa equivocada del marido, y que él no pudo con sus manos crear felices sombras que me hubiesen hecho mesa y no errante. Con una esponja marina lavaba sus radios, le envolvía terciopelo a la humedad del abandono; si no había dinero quemaba mis huesos, si no había comida buscaba todas las semillas y plantaba un peral en medio de la cocina. La sed, la traición, los celos. Vivía él, dentro de un traje de cartones, sus brazos de almidón eran los manteles de una cama con trabajos forzados. No chillar antes de las tres, no andar de la mano en público, bañarse con el combustible de la esperanza de amar un hombre que decía: Yo te amo; pegando e...

My name is

La lumbre, en mi vientre, más que un sol. Y no poder tocarte. Notando el oleaje  como se come mi espalda, bordear cada cuneta  de mis curvas de mujer gaviota con la brisa alcalina. Y no poder tocarte. La vereda de catálogos de viajes a Cerdeña; para independentistas de buceo que nos separe del amonal  Y no poder tocarte. Cuando me toca, noto la presión terrorista en mis oídos, antes del estallido, superficie de botes lacrimógenos a la deriva; la elegancia de peces sin boca que borracha boya navega de un lado a otro. Exsirena, sin archipiélago, embarrancada durante una hora hasta que la marea  humana, se vaya de acera en una manifestación marítima. Tus manos son los pies que pisotean mi pan y carta porque venzo arena Y no poder tocarte. Y no deber. Convirtiendo playas  de mis es-camas, la estatua que llevan a rastras los antidisturbios hacia el blindado corazón. A guas salinas Y no poder.

Sanitario

                                                          Si te portas bien..., te compraré un Rolex de oro                                                                    con esfera de diamantes.                                                       Hay campos de concentración  con cortinas de baño con flores, golpes en la espalda y pómulos que son paisajes de cirros, de cúmulos verde-azulados anunciación de borrascas. Para aliviar el padecimiento de la bañera, a ella le duelen los grifos, la cadena del tapón que obst...

Visita módica.

La clase de terapia siempre empieza con la misma junta  de retórica. ¿Estás más delgada Luisa? Llegué con retraso,  últimamente cedo al sueño en el instante preciso de poner el despertador. Ese invento de medidor de tiempo que un aprendiz de tortura ideó. ¿Cuéntame, cómo hace el amor? Recuerdo que llovían tomates y los cristales acabaron rojos, opacos de tanto meteoro hortaliza golpeando sin cesar. El amor. Eso qué es un fruto salado que comen ansiosas  las ánades  en parques que amontonan  papeles  y bolsas de patatas fritas  en la quinta avenida. Tú que has sido  todas las intermitencias de mi minutero, el sol rojo de mi naciente respiración, he decidido a conciencia  después de tanto improperio literariamente liquidarte de mi vida, prenderé a conciencia  toda tu genética,  tus formas que estimulan mis glándulas salivares al peso catalítico de tu cuerpo. Y te convertiré en un cúmulo inquieto del pasad...

La caída de Atenas

Te prometo que no descubriré jamás los pechos alevosos cuando cruces la cortina. Te prometo que aunque los pezones sean dalias que busquen el agua de tu fuente, ocultaré los lunares tras la nube. Te prometo  que no volverán a ser besados pero amaré los silencios, cada vez, que los ojos sean ojos. Qué saldré de los tuyos a nado, dejando  que la enredadera crezca  en las esquinas de mi plaza. Te prometo tatuar el nombre de mi próximo amante; parir un hijo que se parezca a tu torso y será el más deseado de todos los estantes. Te prometo que ya no hurgaré  en tu corazón de piedra como el musgo sobre tu desnudez y la mía. Te prometo que has ganado. Que me has vencido y todos los puñales son hojas de matas. Te prometo  que no hay sufrimiento, que mis senos te amarán después de muertos. Pero, promete fe, que cuando estés tras del horizonte pecho fuera de pecho y recuerdes la despedida escribirás la caída de Atenas. ...