Bitácora mallorquina.

Vuelan faisanes a contracorriente observando en cola de rata que vuelan las ánades hacia tierra adentro. Chaperos lucen en celo gaviota sus torneados músculos y en la andadura esquivo un oleaje carnívoro que come imágenes y empiezo a caminar a la paralela al contorno en eco de germanos de California y un azul tan intenso que mi sangre es Mediterráneo. Ando por guetos alejados de catálogos inmobiliarios y entre los sones y el timbal se revienta todo en chinos que con ojos mirando al ramiro sorben el cigarro en reyerta de aguas sucias. Me gusta esa vida, la decadencia de un casco urbano sin retorno, las esquinas coloreadas en mestizaje y venas haciendo planeta. Y en este envoltorio de anuncio de desodorante pienso que harás en este instante al otro lado de la naranja; mientras mi reflejo se confunde en todos los escaparates que me vieron hace décadas y salen a nubes a tropel en un archivo, con filamentos de cobre porque no dejo de pensar ...