Sin título.

Él me llamaba niña
y sus besos hojas
enverdecen

mientras las lágrimas
van diluyendo
el labio.

Y pienso en él
y miro la rosa de los vientos
que me regaló el día que nos conocimos.

Ahora llorando sin pretender
me acuerdo de la dulzura de su coraza
y los anhelos de que subiera
a su nave.

Lloro, porque tú sabes
que nuestro músculo
estaba engarzado al hueso
y nostálgica cuento con la mirada
el desembarco de mi decisión.

Me llamabas niña
y fuiste paciente conmigo
la ternura de un hombre hecho de mundos

que compartía
y abrazaba como nunca,
en esta embarcación que me aleja más de ti.

Qué sepas que me gustabas
y mi sacrificio ha sido correcto.

Tenías razón, no merezco la pena.

Antipoema.

Comentarios

  1. Cuando los recuerdos se niegan a dar paso al olvido.
    Serviría como título pero parece un poco largo ¿verdad?

    Un abrazo

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