Amistad
En la guerra sucede que los combatientes reconocemos la amistad entre los muertos. En las trincheras siempre la locura del día a día deriva que irremediablemente confiemos en soldados afines: Mi copiloto en este infierno nació en Chequia. El sonido de las bombas, el reguero de sangre menstrual y las canciones negras del algodón han creado un vínculo cercano de fraternidad en la leprosería. Siempre un francotirador protegerá la espalda mientras las bengalas iluminan la cara de los niños. Y saldrá del trance malherido el miliciano para regresar a casa sin piernas. Y una medalla de consolación. En este mes de julio con el laberinto del bosque frondoso encontrar un amigo ha sido determinante. Te da pena cuando se marcha con el canto del aeroplano. Pero sabes con la certeza de la eternidad de una serie bélica que el viento acompañará la hermandad de los apátridas.