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Tus ojos

Te han encontrado mis ojos, en mitad, del naufragio  cuando las ratas campeaban  entre los escombros, y las cisternas  vaciaban su laxitud sobre el asfalto. La devoción a un imposible  hasta que el sentimiento  es un retrato de ramas anoréxicas  para decorar la soledad  del cruel hormigueo de las penas  que, usurpadoras, ocupan la desmemoria. El descubrimiento tras los montes  que ocultan los antros, la antropología viperina de una puerta golpeada con los huesos, nudos de ríos. Yo no creo en la casualidad de la botella de tequila  en la ruleta lúdica. Resguardarse del amor  para no volver a temblar  por el abandono. Saciar la boca con el rodio  de otra copa. Negar lo evidente. Saberme vacía de ti  como una cueva artificial con halógenos.

Firma FNAC de Etiqueta Roja

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Los días difíciles son necesarios para que disfrutemos con más entusiasmo de los días felices.  

Galería Fotografía Festival Internacional Úbeda

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Un gesto vale más que mil palabras

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Este libro, El Tiralíneas de Plomo, es muy especial para mí. En él incluyo un homenaje a los animales que forman parte de nuestra vida: aquellos que aún nos acompañan y los que ya emprendieron un viaje que merece ser recordado a través de sus nombres. Gracias, Loreto y Ariadna. Vuestra historia rinde homenaje a Otto, cuyo paso por vuestras vidas dejó una huella imborrable.

Primera instantánea del libro El tiralíneas de plomo

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La buena suerte del trébol de cuatro hojas

 En ocasiones, la vista se nubla  ante la urgencia de las mañanas  que se acolchan con la amistad,  de aquellos corazones  que han aprendido a escuchar tus fracturas. Y, en cierta manera,  con su presencia sanan  los desajustes de la vida, las permanencias ocultas  que larvarias carcomen  las zonas escasas  donde la esperanza resiste. Porque no somos más que gotas,  nocturnas de rocío, deslizamiento en un sistema poliédrico, de noches donde dormir  se convierte en una cima y el pan se desvanece, entre tus dedos, para ser devorada por las palomas. Y cerrar un libro y apagar la bombilla y sorber un trago de agua para deglutir aquella decisión  que postergada, en el refrigerador de tu pecho, se enquista y te hunde hacia este poema  que no conoce fondo. Por eso, te agradezco amistad, tu sostenibilidad con mi pena, el enclave de un solo hilo  de mi chaqueta cordura. La buena suerte del trébol de cuatro hojas.

11 de julio_Etiqueta Roja_ en el FNAC

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