Vida_life_vie

Siempre pintaba la casa de verde. En un amago de traer el monte a la ciudad. Parecían esmeraldas de prensa. Un haz de bosque, por supuesto, sin batracios ni lobos. Una lámpara y una mesa camilla osaban a romper la monotonía de esa gama, rival con el azul del mar. Supongo que ocurre lo mismo cuando uno se acostumbra al vetiver. Y debe construir un camino en un muro. Te empeñas a mano de pintura decorar los recovecos. Y dejas al margen todo aquello que nos hace felices. La vida, "life" o "vie" tienen múltiples tonalidades. Y vivir eternamente mirando hacia una pared helecho impide contemplar el sol, la noche y multitud de escenarios. Es tan fácil, coger el mando de la televisión y cambiar de canal. Porque es hora de corretear entre los árboles. Y afirmar que no es más que una pared pintada de verde. Volver a vivir.