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Mostrando entradas de junio, 2017

Anidada consecuencia

La evidencia de cada rasguño que el tiempo ha dejado en mis ojos, la rampa que fue colina hacia las estrellas, pináculos igual que el abeto que en Navidad se lanza al río, se coloca en el vertedero del mobiliario de ciudad. Para que de madrugada sea secuestrado y nunca más vuelva a presentir el bosque. Que la madurez pese como una cuchilla y seas valorada por el año en que murió un poeta, o dos, o tres. Buscan ellos el poema de fobia los de la herradura que envejecen tapando de cemento sus poros, y se arriman a la belleza, ellos que de tanta apología flotan mariposos entre las poetas que son los gorriones, las rosas, que detestan, escritos en el verso, mientras alzan la copa que mira a la firmeza del horizonte. Los labios de rubí, los dientes de perlas de las nuevas generaciones. Mientras en el vestidor sentada en una coqueta apuro el retorno;  menos maquillaje, menos tacones ahora que la libertad me arropa. Comprendo que de los salones Versallescos. Q...
En playa de lagarto. En mítines con bata. La gente busca el color, el color de la cerveza, savia de troncos, ... de cadera convulsa en una radio estética de salva y perdigón. Si regresara la isla desierta, la colmena, el panal, el enjambre azul teja de la azotea perenne del futuro. Dónde instala el dinero el que sisa a gran escala, todopoderoso edificio con barras en vez de barrotes. Quisiera que la política tuviese dones de poeta, y así construiría patios hacia la luna para los que perdieron un día sus casas, olvidaron la niñez en una cacería por abonar los servicios inmobiliarios entre acequias donde nacen necios que usaron la educación y la sanidad en tarjetas de monopolio como el que roba vacunas a la infancia. Y esta noche apague la sintonía que la luz el jueves sube de tono. Ll.Ll.

Anís versario

La gente alza los codos. Fija la mirada al horizonte; con el viento que arrecia y el humo denso que corona la cabeza de las montañas. Pelucas postizas que ocultan la desolación. La gente gira su cuello hacia la nube. Desconocen que inmersos estamos en el incendio. Arden las cunas, los niños, las fuentes queman de su hierro, las colillas son gusanos de lava. El país en su propia ceguera, con la creencia de la lejanía de los árboles, que la llama no llega al borde de las puertas de los habitáculos. Cuando la realidad de cada persona prende y se consume como un papel, que no tuvo el tiempo suficiente para volar como un pájaro.

Arrepentimiento

De qué sirve la tierra arada, y que de las copas frondoso el bosque de él, su cobijo. Recoger los platos rotos, reparar la ventana con vistas al purgatorio. Coser la herida con el dolor dentro para qué no huya, ni se escape, igual que la arena en un reloj o un péndulo que ha extraviado la maquinaria. Dejar que el amor sea un vestido azul de muñeca, recibir el cuidado en forma de lluvia como una recompensa paliativa a tanto firmamento, a la tuerca que impedía a la carcajada ser puente. Para qué tanto teatro, nacer Ramiro, flotar ausente, comer recuerdos, sabotear a la noche, complacer y luego matar, sentir y perder la vocal. Ser una polilla para que te arranquen las alas y caer de la nariz de Pinocho. Ll. Ll.

Gran bola de fuego

El sol cae y la ciudad apaga su sed de astronomía, mientras los semáforos roban tiempo, y dentro de los garajes motores secos se mojan de camino. Vuelve el toldo a abrir su parpadeo a la noche, las luces tímidas, invitación a mosquitos, disparan sus contadores en una guerra ciclista de vaho, de huevos cocidos, de irritabilidad en proceso de trueque. El sol cae y nosotros, el campo más grande de fútbol, ludópatas contra el cálido arrecife Añoramos la playa, el mar cobalto, el frescor taciturno del aire con el rugido cambio de clima. Pero, es más bonito, decir: bonito y dormir con el sudor de casas voladoras. De casas voladoras por el ruido de tripa de la incertidumbre. Ll.Ll.

Reseña de Isabel Rezmo del libro El arca de Wislawa

https://litteradotblog.wordpress.com/2017/06/27/el-arca-de-wislawa-lluisa-llado-poder-de-simbolismo/

Recital Benicàssim

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Esta tarde, 19:30, recital conjunto en Botavara para dar palabra a la lacra de la violencia de género y a cualquier manifestación de injusticia social. Ser poeta no es un disfraz, y mirar al otro lado no nos glorifica en absoluto. Estáis invitados, gracias.

Rinoplastia

Soy boxeadora, mi cuna, mi cuna fue desde nonata el cuadrilátero. Aprendí a nadar con los puños prietos, a morder el polvo, la lengua, a no llorar ni a mendigar el agua. Mi ceja lucía su hasta amputada y la esponja con bálsamo lamía la herida. Tan grande, tan demencial que la sangre a borbotones iba entre las palabras buceando. En plena hemorragia, escuchaba la risa del púgil en ciernes. Y al público vitorear que el golpe fuese más serpiente, más tizna, más maraña de toalla en charca, sudor de galápagos, embrión que nació para ser juzgado. Soy boxeadora, me gano la vida con los huesos rotos y poemas derribados contra el escenario. Lluïsa Lladó.

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No existe mayor pesar que las camas separadas, la carne partida, el beso que nunca besa porque la piel y la boca no se sabe por dónde transcurren. Camas separadas, y cuerpos enteros, y el interrogatorio a los pasos necesarios para arrimar la sábana. De olfato soy líder porque en otra vida fui gata y él cava un agujero entre su corazón y el mío, tétrico mensaje, anilla mal puesta, verde tirando a ocre, en camas separadas por muros, aceras, andamios y perros. Segadora de fe. Dormidos en separación camastro y yo en la penumbra el vómito me ahoga de volver a ser una rana con derecho de devolución. Me duele. Duele. Atravesar la noche. Y qué en tu cama no quepa ni un sueño.

Tomador de cartilla.

La tierra de los mosquitos asfixiados con hendiduras llenas de bolsas en un resurgimiento de Atlántida, banco que sirve el convite de retretes o cámaras acorazadas del cartón. En esta noche pasada de vuelos, de luces fóbicas que trasladan la injuria del parpadeo de tele y móviles en manos de masturbación en línea. Ferroviaria luz, espantos estomacales alimentando un sopor sin credo, en la agonía húmeda de calles de gatos que emigraron a las cloacas mientras un colchón cruje cien veranos en los amantes que piensan que los milagros existen y dios no vive oculto en su ratonera de cuatro estrellas.

Recuerdas.

El día en que nos perdimos caía el grano del cielo, y las ranas-piedras saltaban mudas. Sentía miedo, porque el camino era café, cercado y anguloso de cauces por las matas. Entonces saqué, de mi bolsillo una brújula y dispuse la dirección de una estrella. A pesar del fuego. De los troncos caídos, de la nube depositada en los párpados. Salimos airosos como tenores de una ópera que acaban la gira. Mi mano alzada igual que una antorcha, iguana iluminando cada una de las cavidades del cuerpo. La brújula. La mujer llevando el arado sobre la espalda. El sabor corriente del desconocimiento-verdugo que a dónde nos lleva.

Firma del libro en la Feria del libro de Madrid.

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http://flm.torremozas.com/evento/lluisa-llado/ Este sábado 3 de junio, en la Feria del Libro de Madrid, estaré en la caseta 329, de las 19:00 h. hasta las 21:30 h. firmando El Arca de Wislawa de Ediciones Torremozas. Gracias!!!!!