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Mostrando entradas de febrero, 2022

Serenidad

Las iguanas carecen de tono para desapercibidas ignorar la lucha. Todo truena  cómo un bote consumido por su rabia. Tocan el timbre. Bajo apresurada con la oración de apertura. Traen panfletos para las bocas mustias del metal. Y me quedo  durante unos segundos disfrazada de gotelé. De pasillo, bajo la luz chata de una bombilla abeja. Puedo fingir  que formo parte del mobiliario del mundo. Una fachada. El escaparate multiverso de un librepensador. Pero, soy incapaz de crear fuego con el chasquido de mis manos. Ni puedo detener la ola frente a un transbordador. No soy Dios.  Ni siquiera la pulga de sus perros guardianes. Es tan fácil, aquí, encaramada a un palillo. Solicitar treguas. Ondear los cuchillo blancos. Sólo el opio calma la intemperie. De este escenario camaleónico. Fundirme con la pintura  acrílica. Y ser un paisaje más. De los "poetalitros".

Paz

En la antigua Grecia las máscaras confrontaban  la desgracia con la sorna. Era el teatro más desgarrador donde mataban a los actores en busca de un mayor realismo. Las redes se postulan en este caso, donde un labio leporino sucede a uno voluptuoso  con inyección y tímpano. La pena de que los conflictos residen en constante armonía frente a la inutilidad humana  de llorar frente a tumbas de píxeles. En el rostro del señor que con un vaso-reciclaje pide limosna en el portal del super. En la obesidad de los precios. En la superficie de todo lo que brilla  sumergido en fritanga. No me gusta el sufrimiento:  la empatía la engulle  y me destroza como un telediario frente a la mirada infantil. Paz, por favor. Soluciones sin colateral. Paz y que la demagogia se calle en su dirección pagana. Paz.  Paz. Paz.

Piscis

Detesto los conflictos. La gente huyendo malherida del eco de los misiles. Escondida como larvas en los búnkeres, por si esta madrugada los pájaros escupen hierro. La niña que hoy no ha ido a la escuela. Y el fusil, paseo de la mano. Las calles con su histerectomía. Y las fronteras apretando su acné  para respirar hacia no te aguarda nadie. Guerras de valores  que autómatas montañean absurdas. No a la guerra.

Desde el punto que no es

Sigue esta tristeza membrana, viscosidad de fruta en la acequia. Quiero animarme mirando el azul de los ángulos. Me cierro en banda equilibrista para hacer la magia de que la sonrisa  se vuelva marioneta. Supongo, que el duelo ha llegado ahora. Con la alergias de la procesionaria. Y esta apatía de brick de leche. Yo no puedo hacer nada. No puedes obligar al viento  a ser caudal. Pero, el agua  elocubra lo contrario. Ella se transforma en gas. Y qué memez más azulina y gris. La tristeza llueve dentro del frigorífico.

Bosnia

Existen epílogos  donde mi cuerpo se posa cerca  de un extrarradio taciturno. Me embarga la ansiedad en forma de pinza de tender la ropa, pellizco en el corazón, qué duele. Sí, causa un desfallecer de tirantez y pena  acústica. Ser donante del anochecer al surco de no tenerte a mi ladera. Para quedarme como una portal  entre la corriente del aire  y el silencio potro  de este vacío de pupilas. Cómo me gustaría abrazarte   en esta escuela de indómitos. Y dormir sobre tu pecho,  con el latido hasta que sonara el despertador. Te quiero. Y sólo se lo digo a esta pared  sin nadie.

Tigre tristeza

Te has detenido alguna vez, delante de la vía. Sin saber exactamente la hora del cruce ferroviario. Sin conocer el futuro de las esferas  y lloras desconsolada por el ritmo frenético de los aleteos. Estoy un poco cansada de la rodilla derecha. De la gente que no te toma en serio  y te trata como un muñeco de serie. De la ignominia de los alcatraces que picotean depredadores los huevos  de los nidos de otros pájaros. De la soberbia de quién robó la corona  y ahora pisa las hormigas que conducen al camino. De los coches que son hijos de vándalos. De la niebla  que nubla de lágrimas estos ojos  de anaconda. De esta tristeza  qué como un mueble de Ikea  es desmontable y pérdida de la llave. De tu boca que no me besa. De tus pocas ganas de todo. De los hilos sueltos  de camisas sin botón. De la superficialidad. De de de. Y de dormir como un tronco  después de que el río Mississippi haya devastado los puentes. Un carrito de niño. Y mi corazón....

Solas de Elisa Torreira

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En CÀNEM Galería, y hasta el 23 de abril de 2022, se expone la obra de Elisa Torreira, titulada "Solas", una artista polifacética que exalta el dolor de la infancia a través de imágenes tratadas con exquisitez. Tonos claros, marfiles, ocres y puntos metalizados van ocultando la mirada universal con un lenguaje armonioso y  con el contexto de una performance formada por un  grupo de vestidos que itinerantes representan la vulnerabilidad en la niñez. Elisa Torreira, que hoy estaba en la inauguración de su proyecto, también, elabora mundos de prosa poética, poesía visual y la orfebrería del diseño textil para crear un arte inerte y escultórico. Amiga de colecciones breves pero con suficiente voz para que colmen al espectador, crea una muestra de la corrupción a través de la inocencia. Es interesante oír una grabación que expone la crudeza de la temática tratada, en contraste, con la belleza de sus creaciones. Gracias Reis Lliberós Monfort  por ser artífice de esta imprescind...

Quimera

Existe un vecino que todavía adorna su terraza con las luces navideñas. Una guirnalda de cuentas, fuera de línea.  Qué ilumina, en cierto modo, los barrotes que separan una casa  del arrecife. Supongo, que un enamorado se asimila a la celebración de un hecho reiterativo. Se ponen adornos a siniestro por todos los lares, te disfrazas de Papá Noel y con un saco haces acopio de promesas y otros cacharros que acaban en el cajón de una cómoda. Es curioso ver cómo parpadean las bombillas, reflectante de las resistencias para no extraviar los días festivos y de colesterol. El amor afónico pidiendo en plena calle un vaso de agua. En un mes que ya olvidó el turrón y el ron de la cesta  de caja de cartón. Pero, ya sabes comadre que existe una variante de ilusos que creen en la decadencia, de soñar la eternidad de un abrazo aunque sea mal colgada en un balcón.

El punto de vista del rojo

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La exposición "Des de l'amor" de Ana Belpor nos conduce a la intensidad de los sentimientos. Ana, la cual es una mujer apasionada con un gran sentido de la justicia y con una impecable formación académica; es una artista conocedora de la geografía humana y de  las escenas urbanitas de todos los lugares del mundo, que en esta ocasión, evoluciona hacia la abstracción del color y de la geometría, con pinceladas intensas y orgánicas en formatos contenidos. Transmite, sin ninguna duda, el rompecabezas que supone un mal amor, haciendo reductos que simbolizan la violencia en descomposición, expuesta y potenciada  en una performance de telas traslucidas con rectángulos que emulan las manchas de dolor sobre una temática abordada magistralmente, porque también los lienzos hablan, gritan y reivindican. Gracias Ana por tu presencia. @ana_belpor  L'exposició “Des de l'amor” D'Ana Belpor ens porta a la intensitat dels sentiments.  Ana, que és una dona apassionada, amb un gr...

Coágulo

A veces se instala un glaciar envuelto de amianto que atraganta las arterias, que crece entre el deshielo sanguíneo. Salival contraste de los que añoran los pasos niños. El rocío de arenisca que satura aquellos  que no te ven aunque tropiecen con tu sombra. El trascurso de los hornos, de las cafeteras, de las fuentes de loza, de los que sonríen en la memoria como un GIF que rota en la retina. Si pudiera hablar de la madreselva. Y enseñar las manos de mis hijos a los abuelos que se fueron con un ruido de motor de agua. Te darías cuenta de la importancia de que este sol alegra el patio. Del amor de la cesta a su pan. De la fragua , helio rojo. En partes humanas  que se facturan como un sauce  en su bola de cristal.

Jónicas

Las colinas griegas tienen una pose  de obra a medio gas  y sin embargo, cobijan épocas donde un viaje duraba lo que un sueño irrealizable. Así es el amor  en medio de una autovía, desaceleración de motores y chiste para los pájaros. Porque tal vez no amamos la ruina ni el atardecer, sino lo que en sus poros acontecieron, como una nuca besada con olor a morfina o el hito de la decadencia de quién tuvo en sus manos la esperanza y ahora escarba la piedra. Para encontrar. La vez en esa bajada entre los espinos el templo más de tus ojos.

31 de Enero, Menador.

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 Muchísimas gracias por tod@s los asistentes que habéis asistido en un lunes estrambótico lleno de poesía, gracias Bibiana Collado Cabrera por tu hermanamiento en una jornada de luz y en una época de aislamiento y mascarillas, donde el invierno nos concedió el sol y la palabra. GRACIAS  ♥️🙏📚 @bibiana.collado.cabrera @loisenedroma #violencia #lacomplejidaddeelectra @torremozas @labellavarsovia