Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2019

Biamantes

Giro la "anreip" izquierda sobre la rodilla. Hasta el fotograma en que se descoloca con el calambre que la devuelve a su lugar de origen. La pierna "adreiuqzi" sonríe observando mi aburrimiento. Puede ser su hábitat la sala de espera de un médico. O un viaje en tren. Las extremidades hablan a su modo como un pensamiento atrapado. En una playa desnudas vendimiando a la arena serían felices. Una tiene más fuerza. La otra dispone del equilibrio necesario para iniciar el camino. Y aunque a veces no se ponen de acuerdo pierna y "anreip" conviven irónicamente pues cada una sostiene el entendimiento y el corazón.

Daños raboterales

La ropa del tendedero emana el olor del cigarro de la vecina. Y últimamente fuma más de lo habitual porque el suavizante de melocotón se queda en un hueso reluciente y la fragancia huele a estanco o a una noche de discoteca escrita en la tela, eso sí, sin bailes ni cubatas. A veces creemos que un leve gesto no produce una consecuencia. Puede ser como el tabaquismo de ventana. Que ante la prohibición fuma igual que un extractor humano. Sus problemas me generan un problema. Su "smoking-break" de relax es "my war". A veces creemos que un leve gesto no produce una consecuencia. La imagen de aquel divismo que ni te mira cuando le hablas. De la leche con el poso del cacao. De un beso en medio de la lluvia. Por eso leer no cae en balde. Ni acariciar lo intangible. Ni decir con el plato caliente en la mesa: Qué te quiero. Aunque el corazón huela a fritanga. Y no distingamos lo que nos da la paz de la guerra.

Gilituerta

A veces tengo un cansancio extremo y pinto almohadas en la arena. No entiendo las aves sin plumas. Ni a esa mujer que mira falsa e impide el desarrollo del talento. Yo cogería unas tijeras para recortar su mundo del mío. Con tanta voz de serrucho. Y silbato cruel carente de la reserva de una buena gerencia. Pero en este país se contabilizan más políticos que colegios y cerdas con trajes de pegamento. Vender el amor por un trozo de isla. Machacar como una mandíbula el espíritu de lucha. Maldigo necia fascista con música de Rosalía tu pose de verdulera para con mis patatas construir un muro a tu ciudad de pedos. He conocido ratas más dignas y enfermedades de pústula menos hirientes. No soy nadie pero tú no eres más que un ticket de autobús en un charco. Creo firmemente en el karma. Es el consuelo de los ingenuos de la lámpara.

Mercenaria

He conocido buenas personas con faz de ángel demoníaco que te llevan a la luna con su lengua y demuestran que su corazón late el motor de una lancha que atraviesa el estrecho con árboles sin tierra. Viven en un continuo convencimiento de belleza histriónica orinando a través de su ego. Carecen de empatía igual que un plato de macarrones sin tomate. Les hablas y no te escuchan. Con su veredicto hacia los demás de baile de números sin olfatear el cetrino sudor de su falta de humanidad. Este tipo de personas mercenarias coleccionan cráneos de niños y mandan a callar todo aquel juez que realmente detectan que detrás de su fachada sólo existe la carcoma. Vete ya a tu recinto. Dudo que ames lo que se ha otorgado por divinidad de chicle. Porque cuando alguien miente se traga la glotis del prójimo por eso tienen las tiroides hechas de plástico de sillón. Qué asco y repugnancia.

Dana

Si en esta noche de frío los restos náufragos de Dana decoran de lluvia los cristales y arquean los árboles. Quédate en este brazo de mar que ampara el amor más puro de huracán sediento de tierra. De piel que ansía el antídoto de danzas africanas en el viento que nos anuda. Estremezco de ti. De tu furia que rompe a la noche en el verdor de los amantes tras el temblor de las hojas. El mecer de los coches húmedos. Las pecas lumínicas de la borrasca. que recoge tu cuerpo igual que un fruto arrancado de su rama. Caricia de seres que hipnóticos de los torrentes álgidos del sexo, desbordantes desnudeces, en la violencia de la naturaleza frente al ecosistema del cemento laborioso. A dos moléculas que se aman con el jucio final de la música del abrigo a ti, animal nocturno, perdido por la lascivia de los temporales. Si esta noche el nombre de una mujer nos revienta los tímpanos. Quédate con el pájaro y bebe de este trance que hace frío.

Siniestros

Hace días que aquel piso de ojos abiertos sufrió un aparatoso incendio. Con su boca llena de caries y de sus habitantes que rondan la esquela de sus recuerdos con la ausencia. En el chaflán de una finca como un agujero en medio de la comunidad con sus bostezos fantasmagóricos a una calle de jardines. Me detengo unos segundos y miro los restos que el humo cierran al fuego callado. No sé que ocurrió ni la causa de que nadie pinte de azul las paredes. Sin apliques la luz del día intercambia con la oscuridad un consenso. Plásticos bolsos y cartón por el viento matarife despedazado. Ese piso peculiar. Mirando desde su mina a la gente que como yo observa su tragedia. Intento meter las voces y las fotos y las flores y la melamina en este poema. Dar agua a la imagen y a la sequía de la llama muerta. Supongo que el amor de otros visto por una incauta de la palabra es un inmueble con un piso quemado. El problema consiste en todo aquel héroe que sustenta un infiern...

El dragón de jade

La calle viste de jade a la oscuridad que se cobija como un gato enamorado entre los coches. Tal vez si no fuese poeta y el destino cepa hubiese sido en alguna copa nadaría mi ánima para ser bebida existencia por la tuya. En reloj de corazón. Del día que igual que un eclipse cumples años como un lunar próximo de los viajes en coche, de los cuerpos reflejados en la tele. De la plenitud que amaneces cada día. Por eso te bendigo. Y pinto de zafiro el cielo. Tal vez si fuera lluvia. Besaría la puerta de tu mañana. Las felicidades que nacen en los huertos. Si fuera cocinera, ministra y astronauta. Pero solo tengo flores letras. Y mi mejor deseo para ti. En este geranio que sonríe.

Homenajes

No deberíamos recordar lo muerto más que lo vivo acicalar el poema con excesos plásticos que contaminan a los peces motes en el riego del cerebro de cromos libros. Coge el imperativo verbal y lee la antología como un amante de pago y no olvides a las mujeres que escribieron con la sangre de su tambor en bordado de toallas. A los niños que no van a la escuela y que jamás del abecedario columpian. Porque creamos un mundo en cada ciudad. Y de lo que comemos se cría. La soberbia lingüística  y las fábricas de niños que escriben. Un pez de bolso nada de-lante de tu retina y zafia intentas con tus manos atraparlo para ser digerido. La política acuática. Los poemas de autoayuda. El miedo del anonimato con la bendición al muerto del hostigado aplauso. Al amor, al desconocimiento dentro de una ballena. Lee a mares y a ríos. Ganancia de la libertad pensante.

Hay un fantasma que te mereces cada día de obsequio

Si pienso en ti no te quepa la menor duda. Pues en lo no terrenal existes y me complacen tus viajes astrales. Te observo desde la mirilla y reverbero en mi taza de café la pornografía poética que nos ampara. La verdad, ignoro lo qué sucedió. La marcha con el cuervo hizo que llorara tu muerte. Por esta razón cuando el regreso hizo que las calles olieran a ti, azahar y tinta. No podía creerlo. Y aún pienso que es un fantasma el que abre la puerta de su celda y me invita a formar parte del sacrificio. Ahora el amor es distinto y desconfiado porque te vendes al mejor postor y francamente demasiado similares somos. Yo. Te pienso cada día. Y admiro tu capacidad transhumante. Tal vez no sea capaz de decirte lo que mis labios te besan y temo el abandono de antaño. Estoy muerta desde ese jueves. Y tú lo sabes... Vivo errante cobaya y como una vieja escoba barro tu alegría porque no te deseo mal y deseo el reconocimiento que te mereces en este inframundo en ...

Ave cesárea

A veces cuando cruzo la puerta y voy hacia el ascensor como una rama de romero en una autopista. Mi espalda, las posaderas, el crujir de la chancla y un cabello que volátil se despeña contra el piso. Gritan que te aman. Porque el amor se demuestra en las retiradas del chasis. Para que el otro ser de su vientre tenga el árbol. Sé que mis alas en una caja de cerillas molestarían a cualquier Romeo. Y que el ruido es mi vecina y que con unos alicates voy pinzando los pasillos de gotelé, tu nariz navaja, la casa niña de los libros. Y convivir con una tragedia no es fácil, pues, lloro a raudales y mi familia cabe en una moneda. Por eso y a veces. Cuando la nieve cubre tu rostro y habla el hombre muerto. Mi amor de sapo que sólo sabe en inglés nombrar "candy" coge su Troya trolley con sus cadáveres de fresa y la piel de lince y vuelve a su cohete volador. Porque te amo y no sé cómo demostrar que mis pájaros de selva han crecido en ciprés y han aprendido ...

Pongamos que hablo de Septiembre

Septiembre no viene solo le acompañan el catálogo de Ikea, los aniversarios no resueltos. Las playas en amnistía y los estómagos de la noche con Almax Forte. Es un mes caudaloso de vueltas sin partitura y maternidad en la memoria. Tal vez en un septiembre fui esposa, madre y nada. Un adoquine de las vides dispuestas a ser las carcajadas del vino. Septiembre me recuerda a mi tierra. A las alforjas que lleva el asno de mi branquia. El amor cauto que te profeso como una luna que mira desde la cocina y respeta el silencio de tu viento. El día que acorta su lengua. Los racimos de los que amo en música de móvil: para un ciclo nuevo de león que espera delante de su maceta que nazcas Otoño. Porque me da miedo morir con la desnudez de tu mano lejos. Septiembre. Debería llamarse: Empezar, en te quiero lo suficiente para esperar delante del lobo, añoranza y también amuleto. El calor se larga con la publicidad. En mi mes preferido que te dará el fruto de la gente. S...

Hito de pecho

Estas tibias, los huesos de cada caída, descarnadas de la inmunidad pacífica. Duelen cuando el asfalto al pisar la huella forma un poso. Un ticket de la emoción  con la numerofobia del que puede caminar en sueños. Y no precisa de Smarphone ni de sandalias de avenidas con grandes buques inmobiliarios. Acaso no observa el pájaro que habita en mi boca que trina con lengua almatruz el amor del deshuese. Como una aceituna sobre la tierra. Una palabra de arriero oculta bajo el sol del mediodía. Que río me torno cuando llueve y las cañas errantes crucifican los caminos. Los centros comerciales de monumentos de tinte azafrán Con tu amor como un clavo aromático punzón que aguanta la cadera. Porque el amor tiene su taquilla y yo soy de aire. Pero tus ojos amarillos hablan de flores muertas. Y no tengo más familia que tu enfermedad y mi locura.

Bronquitis

El pecho se encharca de residuos del mar. Y noto como todas las embarcaciones atoran el túnel al oxígeno. Cantar no sé y escribir me distrae de las nuevas series de invierno que anuncia una televisión de pago. Puede, acaso el amor comprarse en una timba. Arañar la piel hasta eliminar los antros que tus pies de plomo adornaban con tu indiscutible belleza gris. Siempre has sabido que soy una pobre bailarina sin ritmo. Que bebe con la boca del brick. Que mueve la cama hacia la puerta. Que tiene un caimán dentro de su riego sanguíneo que no entiende el desprecio ni la apatía. Si los cinco continentes guían mi router  y el bosque de alimañas se alimenta del verdadero amor que siente mi ahogo. Dejemos los cuerpos sobre el lago flotar. Aguardando la comunicación de los móviles. Con mi luz en tu pupila de matasanos, de fiera y de urraca. Qué pocas vidas quedan por renta y yo en este árbol me columpio arácnida viendo el veneno amanecer de la tregua. Esta asmáti...