Bricolajeno
La primavera había llegado, en la frente escrita con toda la rima que se queda en los candados en forma de clave. Arreglar las paredes, mobiliario con patas desmontables; todo un estanque de aves y piezas de museo. Y yo. Desde mi barca. Sostenida al palo mayor iluminaba faro a faro, su inquietud mudanza. Si él, quisiera, pintaría esos blancos de sonrisas, pero, una se queda amarrada a la moldura del temor, a la corriente que siempre te aleja de lo que más amamos.