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Mostrando entradas de enero, 2019

Próxima presentación de El arca de Wislawa- Lluïsa Lladó

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Presentación en Palma de Mallorca, 1 de febrero.

Imagen
Ilusionada por esta nueva aventura. En mi tierra con mi gente.

Globalización

No distingue la noche del día tu garganta. Pájaro nocturno que tronco mora la viscosidad del hermetismo. De tanta palabra envolvente a la corteza de estas manos que quietas parecen alambres de un país asaltando a otro país sin timbre. Rebasar la tiza, la hendidura. Cavar el muro para que de sus raíces los alucinógenos proliferen. En este vivaracho ojo de cuervo. De cámara en la pantalla digital. De nido abierto en cada brecha de animales, domésticos saltimbanquis, con el permiso de los náufragos. En la madera. Reclutando cada palo, vara y spider Para llegar desde el dolor. Y ser árbol paraguas de seres que agrietan desde el cemento de las casas hasta la arruga lombriz que surca esta piel fachada. Pájaro nocturno. Para desaparecer a la luz. Del anhídrido. De los pesticidas.

Las fuentes de Versalles

Hay mañanas que amanezco Bukowski. Con una sobredosis de zumos con azúcar y la habitación impregnada de olor a comida china. Con la masculina tregua de los puntos cardinales y el pájaro azul. Un pájaro azul que ha recibido el impacto rojo de una gota que ha cambiado su color a morada. Qué curioso, morada significa casa. Un castillo, un iglú, un carromato pueden desempeñar dicha función. Tal vez sea, este pájaro violeta, una flor casa. Y sea yo mi mejor chasis. En una habitación de motel. A 400 kilómetros de una hamburguesería. Con un norte y con un sur. Si éste o éste. Azul roji-paloma. Y en un vaso de tubo melocotón "free" y olor a comida china. El insomnio duerme conmigo. Y en su pico no lleva ninguna carta.

Rayos X

Las ventanas en esta vivienda no tienen cortinas. Cualquier intruso puede observar lo que en mi mundo perdido existe. Y no importa ni amedrenta. Ser vista a contraluz como un maniquí que se mueve robótico. Ellos, con sus miradas. Sus retinas fluorescentes, el iris telescopio. Desconocen que puedo ver a través de las paredes. Oigo latir sus corazones. El bombeo de su hebilla. La cerradura o el eco sin lenguaje. Me quedo impertérrita como una columna adornando al marco. Una estrella de urbe, sentada a la vera del lisiado, de las ollas burbujeantes. Desde mi sofá, expuesta a la radiactividad de los flashes con corsé del decir maltrecho antes que del callar crisol. En este ángulo, sintiendo los topos para no ver la vergüenza ajena del exilio. Descubro el edén en la pornografía de lo que el mostrar sabotea. Porque dentro paseo junto a las arañas de siete patas. Y un estanque. Créeme, te estoy sintiendo. Te estoy viendo.

Verte bailar en silencio

Entre la vértebra número siete y la ocho. Existe un burdel de palabras. Juntas en un espacio tan pequeño que sólo cabe un ratón o dos. Un gato o tres. Un perro o cuatro. Granja dorsal, apeadero de almas que viven en casa de acogida. Por eso ando coja cuando ladran o maúllan. Y no ando ni coja, postrada como un mantel en una camilla cuando los roedores hurgan dentro de la herida hermana. Caben tantas cosas en un pinzamiento. Comprimidas a punto de levar anclas e izar velas. Que encima, llevar la cuerda que te ata al árbol, duele como gotas de aceite en los ojos. Esconder la pena, aprisionarla en el primer hueco disponible sin moho te inutiliza. Será hora de abrir la ventana, y ver el sol, y soltar los animales del cautiverio. Vivir con una verdad muda igual que una niña miedosa encerrada entre las vértebras siete y ocho.

Tristeza apañada con vodka

En el balcón un buitre, se ha posado. Y mira de reojo la estampa. De un cuerpo cubierto de felpa y un corazón que por sus orejas huye. Tal vez preferiría, salones de café y brillos de vasos, donde los novios se atan los dedos y sienten globos en sus bocas henchidas de lengua. La soledad compartida con un buitre, no es tan maligna. Sólo espera a que se muera la palabra en un trance para devorarla con ansia carnívora. Un pájaro esperando al cadáver. Un cadáver con vida que cuenta cada una de sus plumas azules cómo copos que caen de la noche desde los tejados. Ser comida por los pájaros, no debe ser tan penoso. El amor decide a su manera la forma de morir. Y yo lucho, ciega, y agotada. Y le engaño dando de comer mis manos. Pero, él es un "puto" carroñero. Y aguarda, como un viejo en una parada de bus. Que abra la puerta que protege esta casa de vísceras. Y vuelva a habitar sin niños la escuela. En esta enfermedad inútil de salvar lo que no quiere vivi...

Agua de jarrón

Del agua turbia has bebido, rompiendo el papel que en esta vida boba los carteros dispusieron. Tú escribirás el lenguaje de las flores, del ruido de la tuerca. Del dolor en retroceso de un organismo Y serás como una avispa que no detiene su canto. Ese que para unos es un silbido, y para otros, la partícula de no cerrar el último la puerta. Y tendrás alas de mosca donde los ángeles no visitan, y tu mirada parecerá un cristal aleta capaz de cortar a la inocencia en tiras de pentágrama para crear golpes, con este origen, de la risa por el llanto. La oreja por el silencio. La poesía por una hemorragia que no puede evitar su tic manifiesto, y morir con el idioma de los que aprendieron a leer al árbol antes que a huir del fuego.

Fantasmilandia

Acaso se puede competir con un fantasma. Con la sábana presa y un reguero de flashes. De tener, tenedor-goma-carné, ciudades escondidas en las manos. La palabra tirita con el ofrecimiento pústula del corte serrucho. Que exclama en su sierra la nieve es-peranza del deshielo. La flor: Un fruto prohibido. Que en esta muerte de huesos aún resiente la lluvia. El sol de frasco. La rendición de las pestañas: cuando cierro los ojos o la puerta del horno, y pincho el enlace que de rosa me lleva al sarro. En este enjambre de melancolía, que habla con un agua de cruce de callejero. Con la cavilación de que los zapatos piden tregua. Porque hoy me apetece un mechero para quemar todo lo que nos moja y deja sin una triste chispa; chorreo de la inundación clave que te asfixia como un limón en un pollo. De fantasmas que vuelven por Navidad.

Reiteración

Tanta infamia, doblez de rodillas. Chiste mascado. Y los riachuelos de que la sangre ría más que torrente. Seducida serpiente la impostura del que mora en bosque como un plátano en una higuera. Levanta y anda le dijo el seso a la idea. De tu ignorancia analítica. De tu chisme sin pilas. Del sainete de emitida música de irónico repulsivo. El cansancio de vaciar la bañera con cuchara. Y de colmar la fe con sabor a pistacho. Del helado corazón anagrama. Que una yace piedra, muere escorpión. Y sólo la sal de mis lágrimas. Es mi mayor riqueza. Patata, corcho, boniato. Eres, delante de tu espejo. De falsa estabilidad edificada. Empieza por tu herida. Y verás el mundo de la realidad.