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Mostrando entradas de marzo, 2022

Borde

Este maremoto sin parquímetro en el radio locuaz  de esta ansiedad. La espera de una puerta que hable. Y la hemorragia del tiempo. Tanta presión entre un pliegue  y otro. Este desdén  como un perro con rabia que muerde deliberadamente cada racimo de mi pena. Egoísta demógrafo de quién no recuerda   el mar en un vaso y dos pastillas. La noche que cobijé  su estuario. Y fui dique a la gris. Yo quisiera no observar está defecación tuya. De personaje  extraído-abstraído  roído sayo yelmo  que echa de su vida. Lo único que. Romper la bombilla del faro.

Crazy costume

Resulta una paradoja observar cortos de gente  que se duplica, lanza  la ropa al suelo  y de repente aparecen  con aburrimiento. Vestidos.

Dana voz

Quisiera que esta lluvia se detuviera un momento a respirar. Que frente al borde del río  fuera capaz de domesticar  a los peces. Y sellar su mirada acuática  delante de los fosos. Sería un segundo de paz  para los que vivimos  en el humeral de la cadena perpetua. Es tan taciturno este chorro  que emana de este corazón caliza, qué no puedes comprender  el manantial de la palabra. El llanto voraz de lluvia  que te abrazaría hasta el límite. Así,  con la espera del desbordamiento  a pocos metros de la verdad. Balanceando la vocal en su superficie,  en un ratón a la vida. Aquella en que tú sonreías  frente a tu reflejo  y habías cedido  la cuenca entre tus manos. Llueve. Y los aljibes vomitan  lo que yo freno en su peregrinaje. Las acequias como gallos de la tierra. Los charcos del agotamiento de esa frase que decidiste cambiar en el último instante hurgando el asfalto  entre las cuencas impostoras de las acera...

La bufanda

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Supongo que a las personas  les ocurre algo parecido. Calcetines desparejos  buceando en el espacio de una lavadora. Me quedé perpleja viendo  su mestizaje. Qué más da una bufanda  tricotada por una máquina  o por las agujas expertas de una señora. El fin coincide  en la plenitud del amparo. Quitar el frío. Abrigar. El deseo de desempeñar el papel de las anguilas,  serpientes o abrazos, alrededor del cuello. Sujeto a las expectativas. Su función no difiere  sea azul o morada. La palabra contenga topos, tildes, monosílabos o rúbricas. Será un quitanieves. Un candil. Un libro. Una bufanda de lana acrílica o virgen. Maratonianasensacióndeprenderlachispa.

Sertse

En mi familia ucraniana, el abuelo Anatoliy brindaba con un peculiar sortilegio: -Recuerda la cicatriz que tienes en el corazón. Esta afirmación, en medio de las celebraciones, era un modo poético de evocar que las afrentas permanecen escondidas y de que jamás la historia de un pueblo debe olvidar su pasado. La herida con el tiempo se afea, asemejándose a una boca mal cosida. Una cicatriz que duele cuando se acerca la nieve y que pica cuando el calor se deja ver a través de la luz de los árboles. Mi abuelo Anatoliy murió hace años, y mi padre continuó con la herencia de proclamar en cada fiesta el dolor mudo, pero, que sigue más latente que nunca. La presión mediática vaticinaba un nuevo conflicto y en ese estado de shock, desconocíamos la magnitud del éxodo que íbamos a protagonizar todos. No sólo mi familia, también, los vecinos y   hasta la gente que ni siquiera sabíamos que existía. Mi abuela, envuelta por el halo de un pañuelo oscuro, se negó a abandonar Kiev, a...

Maldita sea

El rostro afligido que huye de la tarde dónde el cielo troncha de parpadeo. Cuerpos que respiran bajo el asfalto de la urbe con la finalidad de esperar  una sirena, que borracha  atrae el amarillo del impacto. Nadie puede describir  cómo se siente un niño  qué sin explicación debe atravesar  el edificio que fue una escuela. La sordera de los que cantan  para no perder la cordura  y seguir caminando. Abrigos que cubren  igual que el glaciar la pesadumbre  y un cansancio de apátridas. Llorar con los pies. A través de rutas y atajos. Una taza de café, tal vez, sea el paraíso  esta noche de gala,  con luces sulfúricas pintando el cuadro impresionista de la destrucción. Un vaso de agua caliente  para olvidar la gelidez   del que construyó un hospital  y de las amapolas que han hecho de sus ladrillos, la carroña de una excavadora. Proseguir por las veredas  con paradas de reclutamiento  y niños en carritos pl...

Bola de cristal

Te echo de menos... Miro al espejo y en él recorro cada instante donde tú eras, aquella montaña que verde derrama su hoja. Tus ojos eran chispas de alegría, de horno avivando el café. Y tu mueca tenía tallada la sonrisa del que cree en el Amor. De la boca que a borbotones besa  sarmientos de aguadulce. Dónde estás, de Cástulo edén rojizo. Dónde encofrado el hombre que mora y que arroyo derivaba  la fluidez absoluta. Te echo tanto de menos. Tus manos hebillas de mis manos. Tu espalda, amparo de roca. Tu cuerpo botón del mío. Cuando de noche, avistamiento de alegro, y enredadas tus máculas con cada uno de los travesaños de mi pena. Es tan dolorosa esta situación. Y tú, inmune. Y tú, zarcillo. No te recuerdo.  

Día de la mujer - Betxí

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Con motivo del día de la mujer y bajo el lema "Dones Dónes", nos hemos hermanado para  que la palabra fuese una bengala reivindicativa. Además, compartir el recital con estas mujeres poetas y artistas, extraordinarias de corazón y letras, ha sido un verdadero lujo junto a un público entregado y una organización impecable.

Ochovientos

Tienes la boca  llena de raíces, son, son, son. Retumba el nombre de tu abuela. Llevando el arado de la historia. Surcos de líneas, síncope del paralelismo. Son, son, son. Este temblor de cigueñal, de curva sonora. Taconeo de pared a la casa, botando puentes, ríos y mares. Y boom, y boom. La guerra ladra y mujeres ataviadas con anoraks huyen como el azufre de la niebla. Qué olor hará en el bosque, el qué te aleja de tu cuna. Portando en tus manecillas racimos de niños con chaquetones bajo la luna del espanto. Son, son ochonieblas, ochofraguas, ochovientos, ochoreclutas, ocho. Son, son, son de Tijuana al Barrio de Triana. De Nigeria al restaurante chino. Del club al asador. Boomerang de los que han visto el trigo limpio de la lava. La envidia entre médicos para sanar la sombra de los espacios. Son, son, son. Ocho de marzo. Ocho cómo siete o quince. Un corazón umbilical. Porque la diferencia no basta. Y ser mujer es un son de lucha. Sororidad entre hermanas.

Anuario de poesía de San Diego

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Es un honor formar parte de una antología bilingüe y americana, la cual está presente en todas las bibliotecas públicas y universidades del sur de California. Además es usada de referencia y libro de texto en clases universitarias de creación literaria.  Siempre da vértigo leer tu poesía en inglés y tener la esperanza de que la temática social ayude a la reflexión, a la labor educativa y a la esperanza. Y sobre todo honre la memoria de las personas desaparecidas. Muchas gracias a la poeta y editora Olga Gutiérrez García  y a toda la gente implicada con su trabajo, tiempo, experiencia y sus poemas en este proyecto literario.   #poetry #poesiaenespañol #anuariodepoesiadesandiego #poesiasocial #poetryofinstagram #lluïsalladó #sandiegopoetry