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Mostrando entradas de febrero, 2023

Reseña "Enero" by Isabel Rezmo

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"Recuerdo el mes de enero de hace dos años. Recién horneadas de la pandemia éramos panes expuestos al moho de la vida. En las llamadas telefónicas mi ánimo era una pluma escocida ante el devenir de los acontecimientos. Las conversaciones sobre las vigilias en el hospital y como la casa, la casa de tu madre fue vaciando los cajones de su aparador hacia el anonimato de unas paredes que iban albergar a otras familias". Este maravilloso libro "Enero" (Editorial La Palabra Inquieta Ed Nuevos Ekkos ) de la apreciada poeta Isabel Rezmo  es un zarpazo ante el sentimiento de una existencia que incautos creemos efímera y exenta de desgracias sísmicas o guerras territoriales. Una obra que en ningún momento se apropia de un dolor personal sino que, mediante poemas mayoritariamente breves, universaliza la pérdida con un realismo que interactúa con aquello que nos perteneció y ahora se convierte en un tránsito de secuelas y de aceptación.  La hija toma el testigo de una madre que...

Reseña "La exploradora" by Sofía Serra Giráldez

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La obra "La exploradora" (Ediciones En Huída), que cierra la trilogía denominada "Suroeste" de la poeta Sofía Serra Giráldez , representa una verdadera autopsia del progreso humano desde diferentes ángulos personales, creativos, sociales, históricos, geográficos... Sofía se mediatiza por diferentes espacios y tiempos desde un vergel (su casa-matriz), rico en matices cromáticos y aromas, y explora la realidad cotidiana así como la que posee un significado universal. La rosa, el ruiseñor y la encina son tres símbolos que la guían en este viaje introspectivo de reflexiones y de ajusticiamientos con lo que respecta a la condición humana, el arte de la escritura con su posición frente al mundo y a la perpetuidad de las especies, vistas desde un microscopio particular o un catalejo escritorio que escudriñan el cosmos atemporal. Sofía, con el uso de un lenguaje culto nos ofrece su trashumancia con pasajes sensuales guarnecidos de sustantivos directos en contacto con la nat...

Deseo

Tienes la medida oportuna  para calmar al oso de hielo  que bucea por mi sangre. Termostato de agua dulce  empapado del fragor que ingiere  mi nariz con puente. Calor de ojos y de hornillo  en sintonía anudando mi cuerpo  a tu encaje,  como si fuera un vestido de fiesta después de la plancha  y del almidón en copos. Fuego frente a la letanía de este azúcar petrificado. Aire de leña y perdiz en escabeche. Sentir la vida cuando tus cuerdas me atrapan  aunque sean en un vulgar minuto, en el  segundo premio para los que colgados de su esqueleto buscan al cuco detrás de la alameda.

Desgracia

Este temblor que adolece. Parkinson de la tierra  que agria se astilla devorando  a la persona. Cuerpos caídos en la prensa combativa de los edificios. Que arden de pena ante la fragilidad de todo aquello que no se puede anclar. No podemos quedarnos  estáticos ante el paso del tiempo  que mueve enérgico cada pilar de nuestras extremidades. No, no se puede. Donde la muerte se convierte  en un reality show de magia y cuantifica la hipocresía de Pompeya. Volcanes en desuso. Derrumbe de la barriga planetaria. Y tú qué harías si mañana el árbol que otorga la sombra  como una mano divina  desplomado cayera en tu seno. Y tu casa fuera un periódico. Y tu sofá se hubiera desintegrado  tras el cristal de una televisión negra. Qué harías? Con el grifo manco. Y un pan balístico lejos de la axila. En una guerra apática. En un montículo de escombros. Me amarías. O volverías a lanzar la moneda  para recrear tu ansia  con el baile de un mono ceutí. Sin ...

Viuda negra

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Con cincuenta y dos ya no crees en el Papa Noel de la poesía. Te miras la tensión con un aparato circunspecto y notas como el flujo del poema  produce la indeterminada arritmia. Observas el mundo desde tu camastro  y te das atracones de chocolate  y dulces, mientras lees a Plath  y a otras poetas muertas. Te das cuenta que la fibromialgia de tus comadres las rompe por dentro  e intentas comprender su yugo  de guirnaldas con cristales y chinchetas. Con más de media década, una sabe que por salir  en una foto con una estrella mediática no hay más helio en tus intestinos. Yo he visto la poesía en un cuerpo metido en un féretro. En la pescadería de mi barrio  en el acto sagrado de colocar los arenques con las sardinas en hileras asonantes. Leer me seduce. Y escribir, cada vez, me da más miedo. Con esta edad, de mujer madura y fetichista, sabes que los bolos adolecen y que dar la píldora en esta endogamia nos hace malvivir en una pecera. Fuimos las vei...

Revive

El cuerpo se agrieta en una fragua  candor que abraza a los hijos de la memoria. Cuando era niña, las niñas de mi clase y yo, queríamos ser azafatas o modelos. No importaba mucho el alcance científico  ni que las matemáticas no fueran nuestro fuerte. La baza que auguraba el éxito  era el punto de arroz y el arroz en su punto. Sonreír siempre a pesar de los piojos,  del ayuno para salvar a los pueblos desconocidos  con huchas esmaltadas. Éramos las niñas de la revolución  de modales selectos   que caminábamos pegadas por los pasillos  para sostener al papel encolado. Esa habitación sin ventanas. Y la necesidad perpetua de hacer el bien  hasta en la calle. Ayudando a cruzar  las hormigas sin móviles  ni alcatraces. Cuando crecimos nos disipamos  como monedas lanzadas en una fuente.

Un cometa verde

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Un cometa verde ha sobrevolado la terraza. Yo tenía el plan de observar su ruta  pero mi somnolencia apagó la luz antes de la hora. Tal vez los bronquios se quiebran a destiempo y las constelaciones se cobijan  en un cansancio de patas de armario. Te has convertido en un mueble doméstico,  una silla plegable que observa la escalera  incapaz de mudar la bombilla de su cofre. Dijeron que fue un trazo abriendo la mecha  de lo que fue y no volverá  a cruzar la galaxia. Un beso amaestrado en manos de los telescopios y el deseo fugaz del que durante un segundo  fue amado en su benevolencia. Rayón de cola de gas de oleajes. El abrazo de tu cuerpo a mi abrigo. Desconsuelo de una añoranza médica. Labranza interestelar de las palabras  más hermosas de la tierra: Te quiero, te amo, te ayudo, te cuido...cada una con su plumaje encendido atravesando la córnea. Para acabar desintegrados a la vera de un sol. Que quema hasta dejarte el corazón en un poso de ceniz...

Programa La Estantería

  https://youtu.be/0v65VutGQWU Muchísimas gracias Tomás Sánchez Rubio por dar cabida a mi poesía a mi historia poliédrica en tu espacio radiofónico La Estantería. Un placer compartir voz con tan buenos compañer@s.