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Mostrando entradas de abril, 2023

Vuela (poemas desde Cracovia)

 I El día que, en un pozo, caí nieve  y tuve la devoción absoluta  de crear un invierno en mi coraza, busqué el punto inflexible en mis huesos tirantes para que tuvieran la cordura de adorar a la poeta, sinónimo de la justicia. 2 Perfume malcriado de jacintos y pensamientos,  por doquier a la brevedad de aquel jardín que evoca lo que no puede ser. Bestiario de raíces y órganos que desfilan con la incomodidad de los elefantes. ¿Por qué juegas conmigo? El pétalo arrancado, el botón con el absurdo destino de morar en un envoltorio, de malvivir a través de una hebra en el etiquetado de la ropa y no conocer la ventana que supone el abrazo de los telares. 3 Te honro voz inagotable. Te venero hito. Discípula de tu ironía en una secuencia de caballito de mar: Wislawa Szymborska, porque acudí a tu llamada cuando mi mundo no tenía nombre después de la hogaza de una pandemia con virus bautizados y vacunas equilibristas en hileras bajo la campaña. He regresado, porque nada mejor...

Versículos

Existe un veredicto que habita en la recámara de un revólver, una proeza con el temor de unas manos  trémulas a la frente  como el tren que cruza el túnel. El gatillo con la debilidad del folio, a la espera de un trueno  o de un chasco de dientes en una ruleta rusa. Tú puedes provocar la tempestad, la jarana de las tripas, el beso paralítico. Tú puedes tomar el arma de la vida  y asustada emprender un tiroteo  al azul de la atmósfera. Tú puedes creer que la bondad es el disfraz del demonio. Y apretar una y otra vez  este cojo metal encendido. Hasta que un día te das cuenta que lo que más amamos  es nuestra propia muerte. Ludopatía de oficio. Del club kamikaze, el amor incondicional. Imagen de Internet

Tundra

Este diapasón que ruge, invitación a la nada en recomendación insomne. Te miro ataviado con la tristeza  de nenúfares escondidos. Rata de mi deseo más oculto. La rendición de Roma  en su episodio centenario de estos ojos que te veneran  igual que un incendio gigante en la envergadura de comer a bocados  todo el eco. Fagocitosis. Alimento obsceno de ver  este cuerpo a tientas del tuyo  en espera de la caricia aérea. Un perro de agasajo en un río con la piedra atada a una cuerda con la maldita fe de flotar.

Bala y cencerro

Le pido disculpas lavadora, si en los últimos tiempos no hablo mucho con vos. Y os dejo con vuestro vocabulario de oes, de OjO, OrO, OsO y varie-dadOs. Tengo un amor metido en la ingle, y no hay travesía que el buque plancha que navega anegue. Últimamente, debato entre los olores de los suavizantes, si es mejor las cápsulas o el detergente en polvo, olfateo las flores de sus etiquetas y me sumerjo en marinas empapeladas a un plástico, a ver si aparece un sol, o dos,  o tres. Y todo reverbere tu sonido de limpieza, ergonometría del lavado, que enchufa y descubre durante el tiempo de remojo. Mi corazón entre calcetines y pelo de gato.                                     Ll.Ll.

Autómata

Soy autodidacta, aprendí a levantarme sola como el potro recién nacido; a lamer mi pelaje como los gatos callejuelas. Con la indeterminación exterminada me coloqué prótesis, congelé mi corazón a la gota fría y fingí despertar cuando estaba muerta. Autodidacta de la publicidad gel y diccionarios entre apostillas con un poco de cemento  cuajado con la lágrima y el yeso, pues, eso. De ojos cerrados, detrás de una gafas de verano y el árbol de la sabiduría con orejas por frutos. Para edificar un puente a cada libro que desde niña nivelaba la pata coja de mi cama.

He aquí el móvil

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I ¡Qué extraño es el derrumbe de un cuerpo! En exposición pública te caes  como un botón mal cosido  y todo sigue su curso: Los ríos, los talleres online, las carreras de fondo, la gota de sudor sobre la superficie. II ¿Cuántos ojos necesita un lisiado? Un libro quizás, menos unidades. ¡Un montón de libros expuestos para tan pocas visiones! III Te miraba y eras la ciudad en que un día fui feliz. La ciudad que ha mudado sus solares por edificios de alta gama, edificios que parecen rocas coralinas  por su vacío a barlovento. En un futuro próximo la vida se ocupará de rellenar el silencio: electrónica, tela y metal. El libro de páginas de pétalos de gladiolos blancos. Fuiste, sí, esa ciudad. IV La poesía no tiene edad para morir porque no muere nunca. E invoco cada día  porque exista un libro de versos  sobre el escritorio de una escuela. Mueren poetas jóvenes como el paréntesis de una Generación Beat esfumada. Nosotros somos la fluidez pandémica. Los genes a los q...

Regreso

Has regresado de la ultratumba con lirios ensortijados en tu mirada. Vivero de los mismos ojos que contienen del ciprés, el jade. Con el rostro del desgaste  por las noches en que levitas como un ángel de nácar  sobre el barrio ajoblanco. Voz de cuerda en el pozo que iza el metal acuario del sediento enfoque en la televisión que retransmite. Desplome del rastro  en que tu silueta era una púa oscilante sobre el corazón de yute. Has regresado de la tundra envuelto de verde pétalo con el incienso brillo,  aroma de chispa, del beso de los kilómetros erróneos. Con el descubrimiento de la ventana que se ha abierto en tu torso  por el halo incendiario: cirios de aceite. Yo que he morado en la puerta del olvido  aguardando la resurrección  de los pájaros.

Alegría primaveral

No he perdido la esperanza en ti,  Frankenstein de porcelana. No he perdido el hilo de tu ánimo, cometa en cielo de raso de que tú, tú, tú salieras de esta funda  de sastre añejo y nacieran crisantemos irisados en nuestras manos. Sentada en el noray, en la compuerta del infierno, aguardando ay tu no como una afrenta  cayó la loza aguardiente  y ungió en mi pena un alicate. Han sido meses de escarnio, de peces de madera sin ojos, del fin del combate entre las aves y los raíles con el florecimiento de tu pupila. Y yo cuestiono: ¿Aquella llama mandrágora del hechizo amante puede acaso invocar a Estellés? Puede tu edén privado  ser un aparcamiento libre de cargas para el depósito de mis piernas  con el sarmiento de alambre. Invoca boca loca abocada. Boca loba cada bocado. Beso samaritano del amor que un relámpago ha suscitado  en un hombre que vuelve a sonreír tras los trenes.

La dalia negra

"El destino de la flor ni su marchitez ni su hermosura sino el fin de su utilidad". Siempre has querido ser una flor de vasija, adornando una bonita entrada de hotel o el ramo de una novia azul. De por sí tu aroma engreído. La tersura del pétalo que pronto grieta será un billete de autobús arrugado. Resolución del descuido de una corona mortuoria: joya flácida y extraviada del fúnebre al voltear la curva  con la velocidad del galgo.  Ni siquiera te han dejado participar en la pena, rizo del lazo que erigía "Nunca te olvidamos". Has caído entre el césped de una autovía y allí seca del morado a la negra te convertirás en un billete añejo sin patria.

Treniáurea

Una infiltración en la rodilla bien parece Roma en ruinas  sobre los hombros. La pierna se revela de un modo insolente no cumpliendo la expectativa del trotar deliberante. Coja apaciguo la resignación  de que las olimpiadas son carreras de sacos  para una extremidad apocalíptica. Echo de menos correr tras los trenes, brincar como la carta lanzada  por el jugador más avispado de póquer. La rótula se apodera de toda la energía  de mi coraza para construir esa ciudad derruida por los bombardeos. Tricota el tejido, la ciencia igual que Penélope en una sidrería regenerando  con la angustia, un edema de cordillera sísmica   y haciendo añicos el triste paseo a la cama. Echo de menos correr tras los T r e N e sssssssss.

Sensaciones sobre "Invención de la locura" de Rosa Silverio

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Rosa Silverio es una gran poeta y a los buenos poetas no basta con decirles lo grandes autores que son, hay que leerlos y por lo tanto, comprar sus libros. Rosa en este libro de poesía traduce la enajenación en mundos imaginarios de encarcelamiento, el sinónimo de la ansiedad, de la depresión o de las diferentes variantes del sufrimiento psíquico acontecen en un manifiesto altamente femenino, donde existe la irrealidad del desamparo ante la incomprensión social y sin embargo, late la magulladura con los conflictos del mundo. Tal vez el dolor ante las injusticias, las guerras, las epidemias...es el testimonio de una mente que resiste contra todo pronóstico. Una invención de locura que en una estrategia poética aleja a la escritora y la coloca en una cúspide divina donde se vislumbran: la realidad, su día a día, su propio continente sometido a la farmacología y a la soledad del náufrago mental, que se transforman en una prenda del revés exponiendo sus costuras, los bolsillos vacíos, los ...

Educación de una cortesana- Ani Galván

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  "Educación de una cortesana" (Torremozas, 2022) de la poeta Ani Galván, es un vergel exultante de una belleza que desnuda su morfología de signos ortográficos de puntuación o mayúsculas. Su ritmo dinámico (que denota un trabajo raudo y profundo) representa una adjetivación enhebrada a la versatilidad de la palabra y al mestizaje actual con la mitología: maya, grecolatina, oriental, bíblica... y  sinceramente  la adjudicación del "Premio Carmen Conde" hace una grata justicia a un libro que me ha evocado al teatro de William Shakespeare o a los clásicos de la literatura del medievo como son "Tristán e Isolda" o "Tirant lo blanc". Sus versos emanan frescura y un dogma femenino de la relación amorosa desde una visión introspectiva y actualizada con los nuevos cortejos de los enamorados (internet, viajes, distancia, realización de la mujer...). Unas lecciones reivindicativas con un lenguaje pictórico que impriman la experiencia como recibimos y dele...

Poniente

El viento avasalla  y dispone  de un peculiar modo, su manifestación contra el mundo. En el fondo de su quietud sabe que es un revolucionario agitando el palmito como espectadores de una grada de béisbol. Vuelca los cubos de basura, las papeleras  en un acto arribista  y quiebra cualquier árbol que ose superar la altura del ránking de top ventas de abril. Viento airado con una escafandra. Viento melocotón de partículas hirientes. El viento, bolchevique de altercados, enturbia la vista  con sus gases lacrimógenos, sabotea eventos en jardines y barbacoas. Caricia de la arena mestiza con plástico y concha. Anguila  de faldas. Viento de marzo que desea besar la orilla  y sin querer, mata la ola  en un rizo que no tiene dinero para un tratamiento de lujo.

Diadema de reno

En el pasillo del supermercado  una niña lleva una diadema con dos orejas insertadas de peluche. La niña cree que es un reno y cerca de su ojo luce una perla lila contribuyendo a aumentar su halo mágico  del bosque entre los suavizantes y el detergente. La niña camina pensando que es un animal  y observa su alrededor  con la astucia de los que brincan  con cuatro patas. La he fotografiado con mi mente  y he decidido que visite este poema. Desconozco su nombre y dónde vive,  pero me ha enseñado desde su esnobismo  que a veces creemos que somos algo  o alguien por un detalle y realmente vivimos en una fantasía  de la cual no queremos despertar. Me siento poeta, pero ¿y si sólo mi diadema  no es suficiente corona? y recorro un supermercado  de productos funcionales.