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Mostrando entradas de junio, 2014

La goma de borrar.

Nos ponían con los brazos en cruz, pero, no aviones éramos.  (pero, no batíamos las alas) Un vía crucis con bocas, contorsionista herradura, invertidas. Nos ponían y derechas como avena en barrizal, el tirano  prendía la manguera e iniciaba el ocaso. Con los brazos en horizonte, con la cabeza sol. Él agitaba con fuerza con un utensilio de jardinería sobre las pantorrillas, los gemelos, las juntas de las rodillas, pero en sus manos se convertía en saña, en llanto. Como espigas de trigo con grano lágrima, nos atizaba sin tregua, hasta brechas rubíes con forma de labios heridos, sierpe tubular  que estrangulaba, con los vasos capilares que sollozaban por nosotras grabados de su sorna. Nos miramos a los ojos, nos reconocemos en planetas. Sin presentaciones. Conocedoras del color del infierno con cada viaje de noche, el alcohol purga y mata verde oliva. Y espero que nunca vendan un billete de vuelta.

LA DECISIÓN INCOMPRENDIDA.

Tulipas encendidas pendientes de cables atorados a los pechos. Encendidas luces y el placer de descubrir por fortuna un relieve contenido de mancha, tras una vidriera de caramelo, moviéndose a su antojo con la galera de un fluorescente de una cocina dinamitada  de utensilios, de acero inoxidable comprados en Taiwan. A trasluz, se ven mejor las despedidas entre aluminios rasguños en cementos fustigados por acrílicas que sólo desean ocultar los meses. El tiempo, dicen, que pone cada uno en su sitio y este silencio que se mueve aboca a la locura de gritos desmesurados que opone su sentencia. Aún recuerdo que la visita en todas las tazas,  las cucharas, los calcetines, en el color morado de los taxis viajero de una espera. Maldita fe, la que me ase desde niña con mi brazo a jarra, de pensar que del leño más enjuto, nace lágrima resina, pequeña raíz cabello, hojita de chicle para mi sed. Y te estuve observando de noche tras la penumbra del ...

Octopusy

Un estudio en África tuve, relación triangular de alargada sombra a través del tiempo. Infinito obelisco abocado. II Penélope teje, tricota, crea redes sociales. III En la sala de cine, Penélope sentada a la vera como pináculos de trono presiden la coronaria. Él, él y ella. Suman tres. IV La estela lumínica atraviesa calendarios; problema aritmético que seccionó la sonda que les suministraba alimento. Sigue creciendo la mancha. Si encontrara al hombre imperfecto, ocho, ocho, ocho, ocho, el cerebro adoquín, la destreza bricolaje y la tempestad material del físico. Si lo hallase en un solo vaso, en vez de insertar ceros haciendo cadenas de olores borrachos. Ay. Este power desmembrado, que en mi capacidad de amar no fortifica vallas metálica. Si me quiere..., compartir es de sabios. V ¿Y si existiera un hombre infinito? Recuerdo una voz, lo conocí en un ascensor, duró cuatro pisos. Nexo de sexo, seso y domésteco. Le extraño ...

Alas de mariposa.

Señoría que creas una hoguera de vocales y consonantes con la capacidad de un cúbico de poema. M u r c i e l a g o. II Si la mayoría habla de gorriones tuve que nacer  y ser mal parida para versar de un cuervo. Me gusta, zafio al brillo caudal ensortija en ramos mi anillo de pedida. Para qué tanto gorrón acelerado, trino galópagos y este corazón trinchado en el expositor de una carnicería. A cuervo, a cuervo, a cuervo, soy dama de noche, de aguas fecales son lagos y las tuberías los canales arterias que conducen la fluidez a la cascada del M a r c i e l o g o. III Gorriones y mariposas. De ellas me gusta su filosofía de botella de Coca Cola, beber como si fuese el último día. Las polillas, el patito feo del baile. Con las únicas alas de hojas de diario metidas en jaulas bajo la podredumbre de las aves. Y la chispa de la Visa. No, no puedes comprar la inmortalidad pero, para que exprimir este cítrico lamento. Ven, ven, ven...

Feliz Cumpleaños.

IV Mi hija mayor mandó de madrugada un mensaje ansiando un abrazo y así te respondí Hija mía cada noche tienes mil abrazos con los ojos cerrados. Cierra tus ojos y sentirás como lo sueño, mi pequeña mujer que parí y amamanté un día 21 de Junio. Recuerdo que no era más que una veinteañera, y que ante el dolor de las contracciones sólo cantaba, no sabía llorar. Las abuelas miraron la luna diciendo que era creciente y que significaba que el próximo parto  sería de distinto sexo. Un varón. El apellido, la profesión heredada, la descendencia. Esta noche siente mi abrazo al desenhebrar las estrellas. Cuando cierro los ojos antes de acostarme es tan grande que soy costa de mar que abarca mis luceros balsas. Os amo. Lluna, sol i estel.

Fe.

Nunca dar por perdidas las cosas,  el destino me ha enseñado la lección que hasta en la oscuridad existe la esperanza,  de todos los colores juntos.  Pues hoy al final del día me ayudó quien menos pensaba. 

Sobras y restos.

Nadie tiene la obligación de asumir mis errores. Nadie para barrer las migas de un sustento, amasado y roto con las manos y corrompido por el aire. Nadie. Los gorriones se las comen y una recuerda la nadie. Con sus rarezas. Lluïsa Lladó . Ya no me gusta

Capitán América.

Me gustaba verle desempeñando las tareas. Era un hombre hacendoso, barría con la delicadeza de la abuela y cuando sacaba la colada tuerta de la lavadora eran velas desplegadas después de la tormenta. Me gustaba observarlo, sabía almidonar la ropa en el punto exacto de la Poesía. Allí es donde descubrí su grandeza. Mientras él creía que sólo miraba. Lluïsa Lladó .

Cosas de barrio.

Cuando le dije de quién me había enamorado. Ardieron bosques, se secaron sábanas en los biombos de una lavadora industrial en una tintorería del barrio chino. Cuando le dije que no había conocido umbral a ese borde justo al precipicio de mi eco sistema. Él quiso morir. Yo que caminaba a la orilla de una tarta, cuando cuando cuando probé la lectura parasitaria, fui Elektra repudiada. Desde entonces, nunca jamás país, trámite de coches que cruzan la bahía a través del puente, volvió a profanar mi sexo aunque fuese por aburrimiento. Complejo de inferioridad, por supuesto, y castigo. Cuando nombré el hombre que se lamió el alma. Él  quiso morir. De rey a rey derroche. Y emprendió la retórica participia de la peluquera: -Te ha peinado, lavado, planchado, cardado... Me convertí en la emperatriz de segunda mano, A la respuesta: Si, si, si, si, sí.

Hostal es.

Dos cuerpos  desnudos en un hotel de mala muerte, una  toalla mullida y la invalidez de tu miembro viril. Estoy envuelta y una caracola vorágine  bruno v ello corto. En el sopor dominical de tarde de fútbol. Vomita tu subconsciente que si tuviéramos dinero me  lo harías a pelo. Maldito pareado de segunda división. No te quiero. La libido a la altura de una hormiga. Y mis oídos fueron sordos a tu homosexualidad reprimida. Deja de adorar mis tetas como si fuesen tuyas.

Ya son cinco en la familia.

Pronto mi segundo poemario, y de que modo más diferente he pensado en parirlo a la sociedad. Es una beldad con solapas  imitando al mármol trenteno y un árbol central con hojas esféricas que representan el modo infantil de la naturaleza. El bosque turquesa, haciendo honor a mi afición de acaparar piedras como los escarabajos egipcios. Tiene brazos, tiene piernas, es un ser que ya mama del aire, respira. Sin el atraganta miento de un prólogo, neto como la mejor de todas las drogas así es, y así espero,  poesía. Con la paradoja que alumbré el día que nació Pita Amor, géminis como mi ascendente. Y que ocurrencia la de la editorial dibujarme un elefante en la última página. Aunque lo vi triste tenía la trompa baja. No me importa que sea mi medio de trasporte. Con sencillez reposada solo quiero ser humilde agua de botella de 50 c.c. y un peine de alabastro. Paz. Pez. Pis. Pon. Pum.

Me pesa todo.

Cabizbaja de vuelta a casa: un colchón de espuma y una nueva mundanza. Estoy prosa cansada como esas patatas comprimidas debajo de una tonelada de más tubérculos. Es una noche de canícula, la luna juega su mejor partido en cancha negra y escucho el jadeo de la gente. Siempre he creído en el karma, en coser bien las costuras de mi plano de vuelo. Pero, este fin de ruta diaria espacialmente es fatigoso, siempre que confío en él  me la hace, pero yo no voy a proceder a enterramientos, la culpa ha sido mía por creer en lo que yo si daría.

Akane y Arale.

Tiempo que Akane  no sabía nada de Arale, esa chica robótica  con alas en las gafas. Esta tarde con el acercamiento del ecuador calorífico, Arale y Akane hablaron. II Queda pendiente  otro almuerzo  como el último, que compartimos entre risas con dedos maquillados por esmalte  y coloretes rubor guerra. Nos van bien las cosas y eso es como el tulipán que ha nacido de una maceta olvidada en el cobertizo. Arale es más realista y ética que Akane. Pues, conocedora es de su deporte favorito, llenarse los pulmones de Mar Capasos y aterrizar en el fondo, con una terrible apnea que la convierte en una pez mantaquilla Por eso la coge  por el pelo rubio   con esa brutalidad dulce de decir las cosas claras, típicas de una niña de metal a su tocaya de punto. Para que escupa el agua tragada, y tome aire como el de un trienio de hélices de barco. -Respira Akane.  Respira.  No te ahogues.  No seas el t...

Referéndum

El hombre cree que ha evolucionado la tecnología del ciberespacio y aún está con candiles de aceite                   a la espera de una inimaginable electricidad.                     Es más fácil cazar moscas                     y meterlas en un envase                      con culo de azúcar.                     Dejar la facilidad                     de que las puertas se cierren                     a la corriente.                     Fascitis en cada una                     de las cartas,       ...

Karmelo Irish Coffee

Hay días que uno se levanta Karmelo, ataviado con un guardapolvos para que la lluvia salude a traición por la espalda. Tras los ventanales, ella mira recatada debajo de un toldo, temerosa de los vecinos. Olvida que lo nuestro acabó hace lustros, antes de cruzar, mira la calle y de la mano sus tres hijos me saludan albatros como: Tío Luís. Mis viejas glorias del pasado, de la carne, una piel de la vida escamada, de un tipo entrado en años que escribía poesía sobre la espalda señora de dicha dama. Todas después de saborear como el buen vino de luces interiores, acababan redimidas al destierro de bodas prefabricadas o nacimientos. La última ( Karmelo) te envía la foto de su hija llamada Carmen y en un atisbo de emoción sacudo la ceniza de mi Ducados brindando con un sorbo. Colocadas por orden alfabético son enciclopedias desnudas. Mientras le pido al camarero, una ronda por los próximos esponsales, veo en el espejo u...