Sol naciente.
De niña, los días grises pintaba soles en cartulinas y me los trababa con un imperdible en el babero. Y esa gesta de pequeña, hace que cuando la tristeza viene en bici hasta mi cama; levante mi ánimo trébol y prepare un bizcocho, tome el ovillo por ancla o sonría hasta a los tarros de café sacando lustre mar a las caracolas. Tengo suerte. Me enseñaron a cantar bajo el trueno. Lluïsa Lladó.