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Mostrando entradas de marzo, 2021

Aroh oibmac

Tiene el cambio de hora un pésimo arrebato de asma. La asfixia del desconocimiento del punto donde confieren en un brik de abril y cerrar de ojos; del almacén con las batallas, los comas,  los plásticos vacantes. La palabra que quizás hubiera roto un cuajo de marzo. Previa a la pasión y a la espera de quitarnos un hueso como expolio a una parcela de relojes. Sí, realmente el vacile constante del tiempo tecnológico abruma cada minuto de nuestra cara. De luces y de ahorro. Por eso tomo el café con sorna y reclamo el canje perdido. Del amor, de la vida, del trébol, de los poemas de cárcel, del tren varado y de todas las cosas  qué hubieran sido posibles en ese intervalo. La gallardía incapaz de prevalecer fuera de horario comercial.

Feliz día

Es el cumpleaños de mi madre y no puedo dormir. Necesito tiempo y una PCR. Necesito, sí, coserme unas alas o poner un motor turbo a mis piernas. Para llegar de un plumazo a la isla. Ella que pasó un cáncer  y nos demostró su coraje, nunca se amedrentó ante la mácula de la sucesiva muerte de los seres queridos. Hoy, quisiera reencarnarme en un paquete de Amazon, para solventar las montañas del impedimento. Pero, sólo soy un saco de huesos y carne. Que no puede dormir. Encima de una cama con el ángel que nos custodia y que mi madre me enseñó a invocar de niña. Cuando el miedo atroz nos comía las uñas. Te quiero mamá.

Cenicienta mira por la ventana

 A las diez, la noche parece permeable con la humedad que se filtra en el arenal  de los jardines negros. Las aceras impertérritas igual que una jungla sin tigres, y los pasos fugitivos en la amplificación expuesta  a la entrada de tiendas, custodia de los verte-d-eros. Nadie recorre su origen de puertas y ventanas que miran al vientre de los edificios. La taxidermia de los gatos. La moto que ruge muda La alegría con el rostro envuelto en una bolsa de plástico. Respirando su hálito de vaho nocturno con el impedimento manjar del que desea morder la madrugada al campo, del rocío cristal y de los árboles que ni aletean. Se-para la vida por un momento. Hasta la primavera que parece resolver los trances níveos. Muere con el cuello roto en la hora. Esta experiencia de capítulos rayos. Donde nos importa más una calabaza que el carruaje con tal de salir del gueto  para romper la era glacial en que hemos convertido nuestro averno. Asomar la cabeza al hermetismo acróbata del s...

Bala y plomo

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Crece el encantamiento cuando en el cruzar de la mirada estrábica una ola emerge, nacida del saludo y de la infusión de té y de ruda. Un hechizo de paredes que separan las voces   cuando el amor se asemeja a la estación  de los polluelos encastrados en matas y la alergia simboliza el rechazo más evidente del cuerpo habituado  al plástico y a las gafas de sol. Mírame sin repugnancia, como lo hace el "gamer" en su trono, o el ojo diabético a la tarta. Y deja que hable tu boca con el trino y los pájaros muertos del choque  contra la luna de un Seat. Tengo el corazón roto como una vieja lavadora de los noventa: La corrosión de los años, el salitre por los embarques,  los detergentes de las marcas blancas que han erosionado este cajón sin salida. De tanto tumbo, volteo y fugas. Vista aérea de lo que no decimos pero si centrifugamos con el coco. El amor célebre.    

Vicisitudes amarillas

  Esta pandemia, calibre de cada rincón de la sesera, ha seccionado hasta el vínculo de Brat y Jennifer. Ya no existen los amores eternos (como cantaba Dúrcal) en el celuloide de los famosos, cada día observamos la desintegración de parejas musicales, políticamente hablando. Nadie, en su sano juicio, moja con pan el huevo, ni usa el tapón del bolígrafo. Cuántos inspectores, notarios y poetas lucen sus plumas decapitadas. Ante tal desmembramiento sé que en la ironía está el remedio de lo parejo con acrónimos y tarjetas de banco que sin pasta no funcionan. Es el cisma de lo que presumía ser de una sola pieza. Tal vez la unión resulte demasiado costosa y ante tanta presión mediática duran hasta lo que uno se deje. Creer en la inmortalidad del sentido se hace inverosímil en estos tiempos que de epidemia hacia dentro a más de uno se le secó su cola adhesiva. Ahora toca ración de monólogos. Cuando se pensó que ser periódico servía para obtener un partido. Pero, todo termina. Y no sabemos...

Albatarno

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 La luz se distribuye anárquica en el trascurso del día, pone ojos a la tarde y en el despertar da tregua al miedo. Cuando lo evidente está oculto y el sol levanta su cofia las calles parecen niñas en veranos cítricos. La vida, con su jerga aritmética, te enseña la línea del reverso de tus manos para caminar con la paz de las almendras. Es tan evidente la verdad, bajo la luminosidad del que se refugia en el estómago de los coches como un gato de franjas que mira sin maullido. Que la primavera "cronógrafa" abre aquello que quieto se moviliza. Los años inanimados. La amistad de vinos y croquetas. Y por supuesto, el amor  con claroscuros expuesto  a esperar una nueva proyección donde la gente retorne de su pozo y volvamos a ser niños en cines.

Casa sobre ruedas

Tiene el viaje en autobús, de un hermanamiento que el tren no dispone. El vagón invita a la lectura  y a la contemplación, digna del que sentado sobre plástico duro se cree coronado en su torre de marfil. En el bus se acontece otra historia; por la convivencia de los extraños, de caracoles sin concha en una pandemia con la injuria del freno y con la calefacción, tufo de ropa vieja, en un bautismo de la diligencia que ha hecho que hoy por fin podamos sonreír. Nos saludamos con los codos. Y celebramos el regreso de los que trabajan en servicios. Para uno, cuando no puede el otro. Y al alba ya la luz nos deja ver el sueño  que arrastramos. Es un avión con ruedas. De gente que trabaja en fábricas  que independiente del color de sus mascarillas ha aprendido que en la bola del mundo de un autocar nadie puede elegir la distancia. Pero sí el saludo y a tender la mano pueblo de los que nos miran desde sus coches.

Tristezas

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 Las algas bordeaban la costa con la imperiosa necesidad de regresar a su ecosistema. Las algas, que con pena se atrincheran creyendo que son montañas.

Coordenadas agrarias

Ni siquiera estábamos rotos   cuando nos tropezamos,   porque éramos más que dos esquirlas   de árbol caído.   Y al mirar a los ojos   la buena suerte asomó su tapiz   cubriendo de un manto menta   cada paso que emprendíamos.   Los castillos parecían zulos   y una tarde naranja con el mar como vecino   guarecen riquezas que jamás una hormiga   ha contado.   El amor de tebeo   a una edad, se queda rancio,   en la aventura de los supervivientes   en una nave exponencial   para ofrecer lirios donde sólo brotan   piedras de incertidumbre.   Descosidos de chaqueta, recortes de diario.   Pero, en los ojos llevamos   tatuada la buena suerte   y mientras el jilguero cuerdo   pueda oscilar entre las ramas   estaré sosteniendo tu pedazo péndulo   como tú agarras con ahínco   ...

10 de marzo vía Zoom "Versos con falda"

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 Hoy 5 de marzo, se cumplen 70 años de la primera tertulia 'Versos con faldas' fundada por Gloria Fuertes, Adelaida Las Santas y María Dolores de Pablos. El próximo miércoles 10 de marzo se realizará una recreación de la tertulia vía Zoom y es un honor poder formar parte de ella Os esperamos. #poesíademujeres #poesiaenespañol #poetry  #ilusion #versosconfaldas #torremozas #lacomplejidaddeelectra #librodepoesias #aniversariodetertulia #lluisallado

Acrópolis de la Palabra. Reseña "La complejidad de Electra"

https://acropolisdelapalabra.wordpress.com/2021/02/19/la-complejidad-de-electra-insumision-poetica-de-un-alma-devastada/?fbclid=IwAR06rYtCYn5vc9Ns4xPMFMMwKO82rBuaa9ZB447ooj6Fx8h2iRc9Wr1kL5Q