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Mostrando entradas de mayo, 2019

Calabacines fritos

Intento no hacer ruido como los gatos. Estoy en la cocina de espaldas a no sé qué denominación. Corto el calabacín con parsimonia. Y el sopor de la sartén inicia el viaje. Qué puedo hacer más para que la rectitud sea del agrado de las comas. Tú entras sigilosamente como un depredador frente a un gen con patas. Y me asustas con la alegría de las azucenas. Cuando estás comunicativo. Y la sonrisa circundante de vinagretas, presas del latido llama do corazón. En este terreno de sangre y espátulas. El amor se consagra. Y el calabacín se convierte en la dulce de todos los estands posibles de imaginar. Pero la normalidad es seca. Una costra. Un beso de muerto que mata. Yo contemplo la ruina, la adoro en arqueología del hombre. Y esta piedra que impide el vuelo del papel. Parece un hueso dentro de un plato de arroz sin novios. Un día de andén y tres de corrupta. Un andén , y tres corruptas. La impostura del cerdo. El calabacín humeante.

Frondosol

Hace un día precioso los niños miran a los pasteles y el cielo luce su mejor make up. Qué ganas de ir a la playa a trotar como un galgo por la arena y ver las olas como botellas que caen de la cinta de suministros en la fábrica. El sol te invita. Y tú deseas con fuerza acudir a su boda pagana. Aunque sepas que te está matando y que las súbditas pecas se vuelven demonios sobre esta piel que en cada radiación cotiza con el trópico de cáncer. Es mejor que te ocultes bajo los ungüentos de las opciones. Que te quedes recluida del verano. Y esperes a una hora prudente. No puedes quemarte a pesar de la ansia suicida de que la brea me empape en un paraje luminoso. Esperarás el ocaso de los dioses. Y como un vampiro saldrás de tu pena a sorber la gota de la negrez más inmediata. Quédate quieta al sosiego. Busca un país frío. Y aléjate de esa gente que huele a estofado con ajo. Qué te saca a la plaza a 40 grados buscando la derrota en esta enfermedad de la ...

Yugo

Aunque mis palabras sean de papel su corazón corchea sobre la superficie. Tengo cuatro leones. Custodiando el radio. Y una foca: argumento de pelotas. Soy esa fase de estaciones en un pueblo con las vías, respiratorias de maleza de señores con maletines, de radiología y anillos de gusano. Sabes qué eres una antorcha. Qué eres una antorcha. Una antorcha. Qué ilumina la caverna del prejuicio y la vanidad viña de este paso doble hacia el abismo. Tengo malvas que crecen en mis juntas. Fea soy-fea vengo. Fémina Estado Antifascista. Qué no nos roben lo único que nos queda. La autenticidad del ser humano.

Mascarada

Tú, sí tú, qué me miras con cara melo tocando la puerta de entrada. Qué piensas más con tu plancha de cerá mica que en dar una oportunidad laboral a las mujeres de patas de gallos y picos de mineras. Tu último cóctel reposa aún en tu estó mago. Y el vestido celeste pigado de es trellas de tu graduación lo compró tu madre con un préstamo. Sabes lo que es una mujer alta mente cualificada pasados los 40. La fruta con tara escondida en el en vase. Un vaso de vino que no bebe nadie en la boda de la política. Pero, tú con el discurso me llevas por parajes que no interesan. No sabes el nombre del verbo humano. Y lees por primera vez las hojas de los ár boles. De un séquito impertinente. De los imperdibles asidos al sexo. La motocicleta de los que te aran las alimañas de sentirse joven. Llena de vida. Con la fuerza del tornado. Me hace perder el tiempo. El poco tiempo que queda. Brazos cruzados. Lectura espontánea. Y un iris que como un lunar maligno visualiza las ...

Me ha dado mucha pena.

Punset ha cogido el último tranvía. Y ha dejado en cada pan de molde la posibilidad de plasmar una idea, un sueño o un sándwich de raciocinio y demencia. Me gustaba tanto Punset que imaginaba cenas con él de bufet frío y una rosa roja encima de la mesa. De la piedra filosofal. Cuando muere un ídolo se llenan de nenúfares los lechos. Y las vacas dejan de producir leche. Los moluscos con perlas de PVC cierran en señal de duelo su boca. Todo tiene una contracción gestante, un revoltijo o un bucle de trigales al viento. Punset con su programa de Redes. Me alegraba los domingos de tardes donde la gente miraba películas alemanas para madres y suegras. Se mueren, los héroes. Quién sabe si un día se donarán las neuronas. D.E.P.

Mea culpa

I "Señora no soy digna de entrar en su casa, pero una palabra suya, bastará para sanarme" He visto a dios, y es mujer. Viste un vaquero que oculta la marca. Y calzado oscuro. Ella flota y yo nado en la ciénaga del bochorno. Habla con camaradería respetuosa mientras fabrica de un pez, panes. Panes para el espíritu pero esos panes, panes, panes a los niños de la calle no sacian. Perdone he pecado. Soy una blasfema. La jerarquía poética nos lanza piedras a los intrusos. A los que creen que una palabra puede partir un leño. II He pensado en la soledad que en el enjambre de la erupción ha nombrado a un poeta que ha traído el amor, tu amor, como la guillotina. Qué sola estoy. Qué miembro decapitado y sarpullido. III La bajada gravitatoria del cuerpo que canjea la reafirmación. Manos desangradas de pétalos. La flacidez de los senos y el bisturí como un útil. No todo el mundo que cae es paracaidista, ni hoja, ni posee un mullido con ...

La posibilidad del troquel

Ha llegado un punto que sólo te importa lo que no te hace daño. Qué tomar la medida de las cosas: el azúcar con el mástil de una cuchara, el cazo resuelto del detergente, la complicidad del beso. Se mesuran con la instrucción de que no por mucho ni se ama ni se asea o edulcora lo que realmente precisa de nuestra parte Polígrafo del que a veces un rato es una carretera interminable (y no una rata en la mandíbula del gato...) Y que por mucho mejunje que apliquemos a la herida. La herida resolutiva: duele. A pesar de que creamos que con la cantidad exacta podamos salvar los trozos de vida en extinción. Dulce, limpio, baboso pringue. Que nos mata con el fin de todo refinado proceso. Así que besa, bebe y beneficie. Yo sea feliz. De una puntería vez.

Yo sufro

Un bastidor con alas sujeta el instante de playas abarrotadas de focas en otra latitud marina. De la bola de helado que se derrite al lento compás de una lágrima en Oregón. Los niños gigantes, los recuerdos de protagonistas del color de una acuarela difusa. El latido inglés en un pecho galo. La coordenada de los coches que desde el cielo parecen guisantes de collar. La palabra, mi palabra favorita, peinada con una trenza de medio lado. Cuántas cosas pasan ahora en esta noche cerrada de Telecom. De bomba oxigenada. De agua halcón. De brecha en hospital y muerte súbita. En esta oscuridad de deseo. De ver un hombre cuchillo. De escuchar de nuevo los pasos de puntas metálicas. De ser nido de abeja. Con este dolor de tuercas. Y tu voz en otra parte. Y la vida con habitaciones distintas. Y mi caos de ovillo. Escuchando la frenada de un coche. Lejos, en Manhattan, con mi cuerpo hecho pedazos. Y mi corazón de Frida. Y mi cabeza de ajo.

Perplejidad

Cuando oteé la revista Hola y a una top vi encima de una columna de libros. Con pose de clase de pilates. Con los brazos de yogurt griego. Y las piernas colocadas como un soporte de tablas bajo un titular de tipografía dudosa: "La poetisa del momento sale con X". Pensé en Kafka, en Virginia. Y por último en Nietzsche: "La poesía ha muerto". Hay que empezar desde las cavernas, desde la mina. No existen princesas en el infierno . Y si un medio que enseña palacios en las cárceles. Y nos trae a Papa Noel en salones de peluquería publica tres páginas a una poeta como si fuera el rey del Mambo. Una empieza a divagar en la sociedad entre misivas de bodas y aniversarios la mala hierba convertida en fachada. La poesía buena va al cielo de las revistas del corazón. La poesía mala debe ir al corrector de la muerte. El Parnaso representa salir en rotativa. con un top de 1000 euros cuando un libro vale tres cerditos. Existirá un purgatorio de labo...

Vicisitudes

Has pensado someter a la cirugía plástica al poema. Eliminar el quejido adiposo en una gesta de leer mucho Y escribir con moderación. Pero tú no eres enemiga del adjetivo. He conocido adjetivos más humanos que personas como la amistad leal que acompaña siempre al nombre. Aunque su propósito sea aumentar el volumen de las formas. Henchir, embutir al verso árbol de frutos "anestesistas". Creo que un buen calificativo, a veces, puede salvar la frase. Porque no es lo mismo el sustantivo poeta con malo y bueno. Cómo si del juicio final se tratara y hubiese con urgencia intestinal arrimarnos al cielo o al averno de la hiPOcrESÍA. Así que ante la puerta del quirófano sostengo las lorzas como una asistenta de la verdadera palabra. Hay que llegar al hueso. Someter a una reducción de estómago al manuscrito. Imposible no pecar de gula. Hay quien renuncia de su uso y rezuma en un festín de adverbios. El poema, me dijo el especialista, tiene la dieta del ...

Sinfonía

Esta noche duermes sin calcetines. Del dolor agudo que recorre tu extremo. Sabes que tomar café te desvela y no te lleva a ningún dique. Te quedas con los ojos de muñeca de trapo mirando al techo vértice en la oscuridad de los elefantes. Y buscas la alpargata eléctrica para explicar que la ayuda está infravalorada.  Qué desvelarse no es un buen canje para cruzar el puente del circo de las distancias astronómicas . Notas la piel fría y por un momento puedes escuchar delicados sonetos. De máquinas que emiten el ruido astral como una locomotora que traga humo y escucha portazos. Sellos clamando lengua. Compromisos de bocas de cabos íberos tratando de curar el corazón sobre piedras de lo inverosímil. La plancha hace ruta sobre temas vertebrados. Los pies fríos de pena. Y el corazón dividido por capiteles de yeso.

Vaivén

Tengo en mi vientre una isla que deshabitado guante cobija la población en su entraña. Y esta noche me duele de vacío. Del recuerdo que tiende a crecer y a convertirse en hombres y mujeres. Apenas de balbuceos a gritos. De cerro a ciempiés el km/h. Existen en esta franja de barro, palmeras y cunas de madera de teca. Monos de trabajo y silencios de insectos que con sus mandíbulas dibujan costas de dientes. Algunos le llaman remordimiento. Otros lo denominan el expolio del que no supo detener a los colonizadores que impusieron su espada a esta matriz de liebre, muerta de miedo. Madre, qué bello nombre para esta ínsula que flota y se sumerge con el gris del mareo cíclico, porque una debería ser dios, GPRS, microchip y habitar en todas partes y hacer el milagro lácteo. Y parir en quirófano con póster de niños azules. Y achicar a nuestros hijos. Y aumentar a nuestra madre. De este imperativo de ser más en el solo día. La guerra que no supe ganar. Las moviliz...

Aguafiestas

Te has puesto las botas de agua, esas que apestan a plástico, el día que las calles no tenían ni una gota y la luna parecía un charco. que estaba en fase seca. Y cuando ha llovido a "remas". Te ha pillado con los pies, desnudos de caricias, expuestos al cristal granizo. Tal vez la soledad sin gabardina no sea tan descabellada. Mejor, que la inutilidad de arrastrar dos arandelas un cuarenta de mayo creyendo que siempre puede cambiar el diagnóstico del sol. Aunque pensándolo bien ir descalzo por el asfalto no es tan dantesco. Sí, eres vulnerable. Notas todos los defectos de las personas, pero, también sus virtudes. El agua los bendice y ahoga a partes iguales porque las botas en el Sahara son una hipérbole de la asfixia. Mis pies desnudos de Mayo en ellos el corazón habita, si me pisas el trato no es correcto, nunca amar significó cortar extremidades. Ni reírse de mis durezas. Cada una lleva el nombre de una aflicción. Y mis pies van a marchars...