Muchos más.
Últimamente olvido los cumpleaños, por el tiempo que conlleva al retraso de derrocar el cuerpo estrepitoso con la gangrena del cansancio. Las fechas ludópatas malabares dentro de los bolsillos del cráneo. Son los pies molidos, la boca pimienta, el terraplén de una campaña capitalista, con las piernas en capitel de viernes para los negros. Los negros augurios, de la gente que sopla sus velas en lavabos. Y el descuido de las copas de vino en Lisboa con la estrechez de las sombras. El poder sentarse en embarcaderos y pescar con las pupilas las esperanzas tísicas que no valen divisas. Que no fuman y llevan canciones de jazz para los enamorados de la fauna, de los que carecen del brío para con pasamontañas reivindicar la no violencia. Nos tienen acorbardados, en un país de sólo mujeres que miran al otro tiro independiente. Del olvido de lo importante. Del beso corcho. De las manos tibias. Del cumpleaños de los maestros con el baile de las ganzúas. Discu...