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Mostrando entradas de mayo, 2021

AZULDEMAR: Lluïsa Lladó

AZULDEMAR: Lluïsa Lladó

Arquitectura

La grandeza se sostiene por las pequeñas cosas, por eso, hasta la mínima rama debe ser respetada como si fuera un árbol. No toda la natura tiene la suerte de amanecer cascada o ser planeta. También, los recortes y las agujas de pino pueden dar un buen fuego con aromas a tinta y a bosque. Cuánto mediometraje con la magnitud de los adultos frente a la jerga de los puestos, de la fila donde se coloca el asiento o el orden con que se enumeran los astros. En la minúscula antesala el polvo es capaz de producir alergias. Y una semilla tonta dar alimento a un pueblo sin cortes si cayó en la tierra; o derivar en nada, si fue el almuerzo de un gorrión al mediodía. Todo lo bueno cabe en las manos. Las cerillas, los botones,  los dedos de otra mano. Simplemente como una vocal  o una corchea. No me vengas a gritar porque no serás más alto. Ni pises la cabeza para llegar al techo. Las lenguas que calumnian. Los enchufes en los árboles de Navidad. Es cuestión de suerte. Como la semilla tonta...

En lo bueno y en lo malo

Te quedas boquiabierto mirando hacia la puerta, esperando la entrada triunfal de algún fantasma. Cobijo de un adverbio que deja paso al aire. Es tan fugaz esa corriente  que la bombilla guiña su hebra en un silencio de negrura y conversamos con esos celestes, profanadores del sueño. El amor tiene algo de intangible, con los años conoce el olor de pies y el aturdimiento del espíritu que flota. Las rosas que se quedan muertas dentro de los frascos de perfume, las citas que ilustran célebres como epitafios en las tapas de Danone. Y un agujero en la femoral producto de mi adicción al poema. Sólo fe de astronomía y una rótula ajoblanco. Decidas lo que decidas. Siempre apoyaré a tu arsenal de espectros. Porque la felicidad es lo único que importa para los que amamos de verdad aunque me quede con la soledad de los mosquitos y un timbre mudo. Aunque te quedes y te proteja de la lluvia cómo tú hiciste con mi corolario.

Reseña de "Penélope en su odisea" de María Luisa Domínguez Borrallo.

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Siempre he pensado que regalar pan, libros y zapatos simbolizan el amor más absoluto a la condición humana. Por eso, cuando María Luisa Domínguez Borallo se acercó con su libro "Penélope en su odisea" de "Amargord Ediciones" y lo obsequió, sentí una sincera emoción en un mundo que a todo se le pone precio. Su título me resultó apetecible, pues, no hacía muchos días que había leído Medea (Tusquest) de Chantal Maillard y creo que la actualización a nivel literario de la mitología femenina y clásica en un contexto actual es un hecho indiscutible y muy interesante. Penélope en su Odisea, describe el proceso de una mujer en tres etapas. Si Penélope ha representado en la tradición la mujer fiel y abnegada, aquí la protagonista se manifiesta reivindicativa y se libera de una pose conformista que aparente y socialmente se ha premiado en detrimento del valor individual. Este libro, con una sólida base psicológica y con un lenguaje sensual y amoroso, nos habla del amo...

La elegancia de Brines

Cae la noche con un clavel  en una ojal la sonata del que se anuncia como una serie de prepago. Telefónica móvil y aranceles del latido que emite su conversación de luto. A dónde esparcirá la última palabra su simiente. En qué torre despeñará la blazer el invierno, atrofia de un mayo que sesga cálido a un nuevo mes. Tengo tanto amor en cada poema que quizás la muerte de los dioses sea una injusticia cuántica. Sin Instagram, triunfó Lope de Vega. Y a Alejandra Pizarnik nunca le gustaron las fotos. Cigarros que miran el despropósito del poeta que escribe a la bacanal de poder partir su libro como un pan deslenguado. Cuando ayer Brines fue ocaso. Lloré como una estúpida que pierde al mejor jugador de una liga. Luego leímos poemas separados por sillas. Y supimos que los poetas mueren dos veces. Porque en esta tierra de arroz se ama demasiado pronto. Y nunca se muere tarde. Y nunca se muere. Y nunca. Y.

La balsa de las medusas

 "La poesía que canta, sus males espanta". En la pena tengo un barco. Un barco de peces. Por la violencia que inusitada con su anzuelo se engarza en los ojos. De aquellos que de la revuelta hacen mesas de mar con ganancia. Si el pan no tuviera nacionalidad, ni la harina que lo forma  tuviese la suficiente textura para lanzar ancla, timón y naufragio. Y hubiera servido de algo estar en nuestros camarotes sin poder abrazar a la vida. Barco de penalidad. De peces abarco. La barra de hierro. La metralla en la carne. La opresión del tórax. El lunes de escarnio. De las noches  con la iluminación de cohetes. Si supieras que tanto orgullo nos petrifica. Que las anguilas en la proa agonizan ante la mácula. Y que ser mujer es un estado. Y en él no existen pasaportes.

Poetas en Mayo - Poetak Maiatzean

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Vitoria engalanada de poemas y de personas nos recibió con unas anfitrionas excepcionales: Arantza Guinea y Elisa Rueda, rebosantes de entusiasmo y de profesionalidad. Una de las más populares tradiciones de este festival, es adornar las lunas de los establecimientos de la ciudad. Mi escaparate para escribir un poema fue la cafetería "Repostería Creativa CARESSA" regentada por Carmen, una mujer atenta y emprendedora, su especialidad los batidos y las infusiones naturales. He escrito unos versos de "La complejidad de Electra" de Torremozas porque deseo que su matriz social sea compartida.    Así empecé mi recorrido en el Festival de Poetas en Mayo, que no sólo significó un intercambio de amistad, también brindó la posibilidad de un turismo intelectual que descubrió una urbe con una arquitectura y un poso histórico tremendo, lleno de arte y de librerías. El Festival que ya tiene en su haber una década fue un éxito de organización y de participación, pues, acudieron pe...

Reseña "Apuntes del natural" de María Dolores Almeyda

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María Dolores Almeyda, con su libro “Apuntes del   natural” (Lastura Ediciones, colección Alcalima) nos traslada a la visión renacentista y utópica de un mundo mejor a través de una guirnalda poética con pausas y diferentes cuerpos. La poeta, de un modo reiterativo e igual que un pintor de la antigua escuela, boceta y ensaya su obra para dar significado a una existencia que puede salvarse. Lola, busca la sinergia entre sus semejantes para su proyecto creador con un lenguaje accesible, rico en matices líricos, sobre el cual construye una población ideal como un gran corazón abierto a toda clase de sentimientos y enmiendas para la humanidad, sin discriminación alguna. El recorrido poético se inicia con un acto redentor donde uno antes de desear un espacio perfecto debe hacer balance con su entorno más próximo. ¿Cómo podemos edificar un marco feliz si el cambio ético-moral no empieza por uno mismo? En este viaje Lola nos invita a un mensaje de paz, haciendo referencia excepcio...

Visiones

Alicia mullida que observas  las manchas en el cielo que emulan  a una atracción de águilas. El color verde de un Seat 127 y el azul Windows. Los molinos anoréxicos, perturbación de una mente quijotesca. Los campos de criba con personas que parecen juguetes de Playmobil recogiendo el postre del mañana para una fábrica de yogurt. Y los toros, mansos e ilusos, que han jerarquizado el especiero: Canela, curry y pimienta negra. Ilusos y mansos en colinas. Lo que da un viaje en autobús...

Otros

Tres niños sentados en peldaños indistintos. Una niña vestida de primera comunión. Y dos más pequeños con trajes pictóricos de Goya. Miran con orín de miedo. Y su rostro ha calado en mi casa una desazón que mutila la alegría de los pétalos. Las termitas campan por los jardines, agujereadores de la madera con sus colmillos y abren heridas a los árboles. Cuánto serrín con sabor a hierro. Discípulos de una ciudad  desprovista de telares de orugas. Ellos no padecen las durezas en sus manos. Vieron a sus padres  con manteles de lino. Las termitas con su niebla  que enturbia a los infantes de su fiesta de caramelos a un drama diario de los que dejaron podrirse sus frutos porque eran otros los agricultores. Los que bebían de los desagües. Otros los cuerpos. Otros. Pero siguen masticando la madera  de su pilar de Bitcoin. Ellos no han visto a sus padres  en la cola del paro  del cacique.

La otra mirada.

No sé parlotear con los pájaros, desconozco su lenguaje de algodón y azufre. Me quedo siempre a un paso  de esa mirada de cadena perpetua, dónde los ríos riman  y las superficies lucen madreselvas y joyerías varias. Quisiera ver el mundo con los ojos poetas de antivirus, qué nada fuese cortopunzante ni corrupto. Qué emana a sol  y a lirios, y a jilgueros, y a princesas. Pero soy hija de la ventisca. Y llevo arena en mis legañas. Escucho, pero, no asiento.

Acción

La poesía vuelve a resplandecer  con las manos que viran hacia un lado u otro para conectar con el flujo. Mareas bajo la tutela de la luna. Juzgados. O absueltos. Brillante como la cuchara de un postre. Allí, vigorosa y desalmada abriendo camino  para calmar a los apóstoles del miedo. La poesía  que desencadena ata terca de nada. Esa que estrella contra el ojo. Da talla-ga y empieza a surgir de los mejores retiros. La mística. O la cerveza. La social-coba o la que cada noche emite un pequeño gorgoteo en una máquina de hospital.

Buen viaje Bonald

Cuando un caballero muere,  su espada huérfana contempla el vacío de una mano. Con el útil de ceder a la vida  el poético momento de ser una luna de tránsito. Muere un poeta y nadie festeja su huida, los crespones son la aritmética  de letras recordando su estocada. En un mundo de móviles y baterías que suponen un desbarajuste para los que aprendieron de la pluma. El despropósito de liendres negras  erosionando el zaguán  de los institutos que oxidan la carencia en puertas blindadas: -La literatura no hace gente de provecho. La juventud necesita poesía. Forma parte de la tecnicatura 5G. Creer que somos damas con bocas de rubíes. Hablar alto sin emitir un sonido desde las cuerdas. Qué será de este domingo con un poeta menos  en la calle. El suicidio de las polillas. La hora bruja con ruido. La muerte acechando a los niños de la posguerra. Del acto de leer. De despedir en una balsa vikinga  a los dioses sin perfil de Facebook.

La verdad es una gran noticia

Estoy cansada de bordear el camino, de los lances entre los escollos. Equilibrio de acera viendo los camiones romper la barrera del día con mi cuerpo compás  y el estruendo colmo  bombardeando mis oídos. Se siente una, tan frágil paralela a esos artefactos de ruedas gigantes, que es inevitable un tembleque de órganos. El corazón se acelera y los pulmones  pareces dos paneles publicitarios que aletean las rasantes automovilísticas. Recupero un miedo infantil cuando soñaba que mi madre me abandonaba  en el arcén. Con un vértigo de carretera y la sensación de una estación de servicio sin gasolina. Cada mañana recorro la lengua  de un lobo sin cabeza. Y miro brújula los pasos. Y cruzo atenta como una liebre en el cemento. Y vuelvo a revivir la acidez del que no se mueve para no ser atropeLlado.

Flor de Mayo, Rosa Montero.

Rosa Montero, recibió ayer un merecido homenaje y premio en la ciudad de Castellón. Pequeña y refugiada tras un echarpe rojo habló desde la profunda convicción social de que el mal acecha desde tiempos remotos y que afortunadamente la bondad prevalece. Un encuentro en una ciudad que despierta del letargo, con anécdotas de su niñez y de su ámbito laboral desde la modestia de los que reniegan de Hollywood. Una mujer joven de setenta años, que jamás quebró su tono ante los diversos temas que florecieron en la entrevista. No fue una presentación de un libro, fue la evidencia de un trabajador de la palabra, que daba vida a la ausencia en todos sus contextos, accesible y agradecida con los que ayer escucharon y conversaron con la voz experimentada, desprovista de géneros y con el halo filosófico de los que aprendieron a leer con tres años. Rosa Montero, dijo: -"Escribes para soportar la vida".  -"Aprender amar a la diversidad". -"Vivir es deshacerse en el tiempo...