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Canto de amor al hijo.

Hijo te quiero kilómetros te quiero oso de peluche te quiero a cada poema a cada mancha te quiero en el trazo te quiero caminando te quiero cuando acaricio la sombra te quiero foto te quiero tecnología te quiero en avión con alas te quiero ojo de gato te quiero en sueños te quiero al hervor de la pasta te quiero globo de cielo te quiero en gorro y en bufanda te quiero en mona te quiero en mono te quiero de pié luchando te quiero sin lágrimas te quiero guerrero igual que los ancestros te quiero limpio te quiero hoja te quiero todo el tiempo te quiero televisión te quiero pijama te quiero molécula porque mamá está en todas partes, te quiero. Te amo. Y un día caracola te lancé del mar El poema sale del faro. Y emite la luz de quiero te.

Vez y trueca.

Odio al castor con mangas y forro de mercromina, que los animales sean abandonados en forma de chicle pirueta, que en los hospitales módem de enfermedad anal lógica los descuartice el cáncer. No quiero bragas de antifaz ni vómitos de borracho en mi alcoba, en qué momento la piel se desprendió en caspa y nació de la serpiente un dragón chino tatuado en mi espalda, tabla de planchar a tanto renacuajo. No quiero que la carne venga a este tercer piso por mucha hambre calígrafo, prefiero una gota de moho que follar sin alma. Mis alas se quedaron dentro de los analgésicos ando más que ejerzo en postura de diente al silencio más silencioso de todos, pintar con la lengua y dejar la baba como un caracol disecado. No, odio el racismo. No a más palizas a cuerpos de mujer castrada. Sí refugio de guerra. Sí a la mancha de hollín de la lágrima por esperanza. Soy ejército. Hospicio de recuerdos que pirómanos queman el mal. Por eso él me persigue. Con su sexo igual...

Trifulcas entre gato y perro.

A ti buen amigo que escupí en tu mueca aguantando mis caprichos rapaces con la última voluntad paterna que solicitó sílice que cuidara de ti. Pato querido, que me enseñaste el valor de un euro robando panecillos de los hoteles dentro de un bolso de prado. Cuando voy al súper analizo en una caricatura al tiempo que estuvimos juntos el peso, el gramo, la afrenta. De luchar hace algún sol tinto y una aspirina sin tu apoyo por las vías de los trenes. Me gusta este pacto de distancias y no hay día que ruegue que venga una chica de vestido azul y te enamore eterna ciruela. Tú, Pato, que conoces bien mis lloros de anaconda de noches sin sexo abrazados pluma a pluma. Pato, apreciado. Las ventanas abiertas dejan que la lluvia entre y en este fin de bastidor, gafas, moneda, zapato, cinturón, quiero que sepas que eres mi hermano tal cual vértice de corcho sobre bandadas de pájaros. Y ahora, es tarde...acaba un año. Es esta maldita vaina que me corroe,...

sin título

En el tren el sol cabalga tras el monte, mientras su velocidad esquizofrénica revuelve en oleaje al estómago. No entiendo la falta de donosura, primate madera de ser conmigo que siempre espera a dejarme sabiendo que camino de regreso. Confianza de que un día la tierra abra sus fauces y las palabras engendren el abismo no del todo oportuno que me use como un manual de vuelo en esos ratos de ratas y taras rotas. Yo quisiera olvidar con halterofilia su pinza de cangrejo, pero, si hoy hasta en Benín han leído la tragedia de Melibea cuarentona y Calixto de legrado cuarentón. Demos circo al mundo, sexo poético con olor a página, lancemos los puñales al viento en adivinanza de que moriré antes que una bombilla. Esos homenajes dados al dominó y sin embargo con sus pensamientos que vive bajo sepelios hembra incapaz de desenterrar un te quiero.

Instrucciones de lavado.

Instrucciones de lavado. Las premisas son las siguientes: Lava con cuidado las prendas íntimas, porque a tu pesar esta mi carne adherida a ella. Con el agua ultramar tibia competirá  la uña de  la avaricia-carcoma y tal vez le aconsejo el remojo clorhídrico para exterminar el óleo menstrual con que marqué tu atril de mono. Purga tu boca, aplica insecticida a  cada una de las mantas que se arropan en los huesos, en exposición conjunta de talleres de coches,  de guitarra sin cuerda. Un pelo de mi cráneo aún anudado a tu alfombra. Y la última palabra  acordeón será en esa estancia nave sólo hasta el mes de marzo. Qué más da ser mujer adúltera o amante fidedigna si la esponja empuja sobre el muro todos los cobaltos posibles en esta sed de Edipo. En aseo de las sábanas fotógrafas junto con la toalla café que seque los senos que han tocado los míos. Echa sal a este conjuro. Porque sé que por mucho corazón en cubeta de casquería t...

Oigo la música y añoro el baile.

Igual que una gimnasta estirando los músculos sobre el potro, haciendo piruetas en interminable eco, infinita progresión. en este tapiz verde de billar golpeando mi cabeza contra las boas y el número ocho esquivo como una mosca impertinente. De puntillas bailarina sopeso el precio de este sacrificio, a lo lejos los músicos  tocan canciones de esponso y deseo salir corriendo  bajo los fuegos artificiales. Aunque llueva petróleo, aunque los dedos sean ganzúas de tanta penitencia ilustrada. Ensayo. Leo acróbata. Gata estiro mi espalda con pinceles por garras y repito el ejercicio con los ojos en lija de tanto por ciento. Me gustaría pescar flores, pero, es la hora que el talco  salpique el folio. De saber que en la renuncia en el salto mortal el cisne negro, un día volverá a ser ese modesto pato de charca.

28 extremos.

I Desde mi cama he visto desposarse a Sarturno y lanzar los anillos por el desagüe del water. Contemplar la mueca felina tras el cristal por no poder atrapar al gorrión en un lamento sonoro de verja. Mi pelo óxido, graffiti de bisabuela, en la raíz triangular del icono que fueron todas las paridoras de este extremo que no muere conmigo. La vida y sus entresijos. II Podría hablar del amor o cómo hacer de tuerta cada vez que me mete el dedo en el ojo, porque en esto de los amoríos una se vuelve ciega de anfetaminas y vomita por los portales aullidos de casulla versicular entre sábanas de franela. No quiero ser más la gallina, metida en un caldo de fascículo, amontonada perdiz desnucada esperando en el mercado la salsa con dátiles. III Tal vez fue un treta, eso de lamer los pezones y enseñar a la cadera el camino más lodoso para quedar ahorcada a su anzuelo. Saturno, sin anillos, no es más que otro mortal destronado. Inocente, inocente dejar la ...

Bicireciclaje.

El azul del cielo es tan asesino que puede hasta definir nuestro estado de ánimo, me quedo entonces con el de ayer, donde un anciano pedaleaba una bicicleta y un cuerpo con chándal rojo paseaba a dos perros de caminos divergentes. Y me gusta la vida, a pesar de este cono de patatas fritas de la colocada manipulación cibernética. ¿Cuándo apagaremos el interruptor? Saldremos desnudos a la playa a mojarnos los miembros en una agua helada de enero. Y la basura apareceré tras los contenedores donde la acción recicla en este país está hecha a la medida de la pobreza. Lluïsa Lladó.
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La poesía era, es, será siempre un juego de niños,  y no hay juego sin reglas.  Lo saben los niños, por qué los adultos los olvidan.                          Wislawa Szymborska. http://www.eventoss.es/malaga/espacio-vacio-experimenta/charla-taller-sobre-wislawa-szymborska?c38g2gnh4c

Sin título.

Soy una apátrida, mi isla navega con forma de hígado dentro de una masa de carne, convivo con la familia felina y tengo la sonrisa de una cicatriz que recorre mi cintura. Una don nadie con don que sabe curar a la gente con las manos, lo heredé de mi santa-pasadas pero, me da miedo la sanación y me dijeron que usara un lápiz para modular la energía a través del poema. Ahora dibujo, ese es mi destino, crear. No puedo rivalizar con la muerte, pero sé que sólo con ellla tendré un hogar. La tierra, el viento, el agua y el fuego.

Ni un vaso de agua.

Existen países que nunca brilla el sol, son raros rediles donde la gente pinta círculos con la quimera que nazca una línea. Lo he visto en lienzos, en neveras portátiles de domingo. Salgo expulsada de mi sueño, y observo caminantes con sobras en papel de plata para los gatos que nunca volvieron. Una pareja vestida de rojo empuja los carros atiborrados de publicidad, ellos, descansan sin cigarros en la boca. Les pesa la tarea disciplinaria de cebar a los buzones de precios. Tampoco, entiendo amar a un cuerpo con el corazón de piedra, no entiendo esa necesidad antropológica de comer a una persona su valía, rellenar de sexo su interior de río asentimental. ¿Cómo puede haber un fuego que no proceda de la madera? Llenar de hojas un árbol y talar al antojo de las expectativas. Ya te dije que mi mayor riqueza eran, doce huesos de aceituna y un abecedario capaz de derrocar imperios. Vive en tu fantasía. Y yo, rama de olivo, almendra lechal de tus ojos, se acab...

Divertimentos diversos.

Querido Pupa: Le he pedido un novio, sí, un novio para cada día de la semana, el lunes un soldado de élite, el martes un astronauta, el miércoles un científico crea vacunas, el jueves un ganadero con un cultivo biológico, el viernes un Tarzán en la cama, el sábado un confesor para redimir los pecados de seis infidelidades, para el domingo un excursionista te lleve a ver los Picos de Europa y hacernos una foto. Querido Pupa: He reflexionado, mi felicidad no depende de otro ni de ningún apéndice, no necesito ningún novio, no se llena el vacío existencial pretendiendo subsanar la carencia, de creer que somos el doble cuando nos acompañan a los conciertos de los gatos bajo la luna. Soy mi propia sombra en el combate, y en cada examen es mi mente la que enfrenta al folio. No soy coja. Ni la mitad de una teleserie de esas precarias donde el chico bueno tiene siete novias para los siete días de la semana.

Música de las coordenadas.

No elegí ser poeta, esa malformación se lleva dentro fetal en el líquido amniótico de un mar intempestivo. Te miras los dedos con ojos de batracio y el estigma va haciendo metástasis dentro de la vena. Hubiese preferido ser caja registradora de estrellas o un gato de cola rota. Pero, llevo esta carga de polea, acróbata mendiga de palabras, que podría enamorar con un cilindro o fingir la reencarnación de la mecha a punto de ser tizna. No, ese no era un oficio, epidemia congénita que divisa a los muertos entre los palmerales. Con esta hipersensibilidad, que duele, que mata en paradas de tren. No, no entraba la poesía en mi mapa, eso se lleva en la médula como un dogma que sostiene con los dedos lo inexistente. Poeta desde el parto, la concepción y que será ceniza con la poesía de los vientos. La maldición de primate que lloró al descubrir el amanecer y se ahogó en su lago.

La tríada.

Ego fu. Ego fu. Ego fu. Rigen las antorchas sobre los cuellos "chiménicos" en tejados de atardecer. Esta canícula de extractor de café con terraza de tres mesas y dentro del pecho un batir de párpados encendiendo la llama. Ego fu.  Ego fu. Ego fu. Extraño tañido de tuberías puestas en regimiento, en una noche de calle donde dos hombre te señalan con sus dedos salomónicos y exclaman:  -Oye, tú recitaste poemas, el otro día. Ego fu. Ego fu. Ego fu. Eclosionar, garganta de dragón que escupe forja con la maleabilidad de ejercer al antojo de la recta. Arden todos los casinos, y el sol descansa tras la ventana. Este vaho de enfermedad tragando luces entre hélices de oídos sin escuchas. Ego funámbulo Ego furtivo. Ego fulano del peor andén de todos, incandescentes carnívoros, animales de zoo con dos cabezas, el crematorio de los poetas que flamean las lenguas. Ego fu. Ego fuego sum.

PZA II

Dónde iremos los poetas expulsados del paraíso. Cuántas páginas necesarias para el acercamiento del pueblo: joven de barba, chica con moratones, parado sin ruedas, diga cuál es el número exacto. O quizás, se quede en una casa tapiada de sombras con su fórmula entre los ganglios en su retiro que deja secar la tinta y que no es cuestión del mercado sino de un solo nombre. La palabra. (Paz, igualdad, derecho, civilización, exilio, ayuda, prójimo, respeto, colegio, vacuna, pan,...)

Máster musical.

Siempre quise meter un señor con saxofón en un poema, sí, un músico con una gabardina interminable que se revenciara sobre el empeine del zapato. Como un rótulo luminoso saludando al cristal de un motel en las Vegas. Un saxofonista. Fornido con olor a lavanda. Ya que lo inventamos que esté acorde a las sombras de esta historia no rimada. Y que a medianoche tocara las canciones de Kenny Gee para amarme con los ojos vendados como jamás lo había hecho, igual que tú lo hiciste apenas dos lunas. Luego, en la cola del supermercado el fingir que nunca se escribió la melodía de los cuerpos. Saliendo por la dirección errónea; mientras rememoro la dulzura de un saxofonista escuchando Forever in love.

Pequeños pasos rítmicos del corazón.

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Fue en Benimaclet (Café Cronopio) en una tarde llena de fogatas anímicas donde nos reunimos diferentes poetas con un denominador común, la denuncia social y el espíritu combativo. Será que ahora más que nunca la voz femenina en la poesía, que por imperativos sociales-culturales, de educación e intereses políticos y jerárquicos hizo que quedara relegada en el silencio de sus labores. Renace en formato de sirenas que no necesitan apresar a Ulises, sino ser independientes con piernas de carne y hueso.

Pequeños pasos rítmicos del corazón.

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El pasado sábado en Sar Alejandría participé, aunque en realidad es compartir un tiempo en familia poética, en la IV JAM poética de LAS AULAS en Castellón, que organiza la incombustible Amelia Díaz Benlliure, poeta y amiga. El ganador fue Eloy Sánchez Guallart de un modo honesto y merecido. En este encuentro lo importante es participar y sentir.

Pequeños pasos rítmicos del corazón.

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  Vísperas de Navidad, días especiales en cuanto a devenires políticos, y ya a la vuelta de la esquina, lo que va suponer mi primer taller sobre la figura de Wislawa Szymborska. Málaga (que junto a Sevilla) que me hace sentir como en casa, es la primera ciudad que me abre las puertas para expresar este recorrido de tres años, sobre la eterna Wislawa Szymborska. El día cuatro de enero, de ocho a nuev e de la noche-tarde, en Espacio Vacío. Será una hora de vivencias y por supuesto, un homenaje por parte de las personas que se acerquen a esta hoguera de palabras y poesía de esta emblemática mujer, leyendo sus versos en acto compartido. El cartel lo ha realizado La fábrica de personajes, compañero, poeta polifacético y creador.

APZ.

Vivo en un país-mundo donde los hombres luchan contra las galaxias y no en la calle; con los cambios sin movimiento por miedo al miedo con lunas en los comercios y un cohete de botella de tinto para los perdedores. En una cubeta donde todos ganan pero, no se arriman al abismo de viviendas, pinchadas en una agencia de colocación porque no somos más que metros con sillas, cocina y baño. Gente casa que no sabe de canales para cruzar el puente. Vivo en un país-mundo como roedores de feria sin esperanza.

Yuxtaposición.

Quisiera que este amor fuese odio y que mis ojos no fuesen sus ojos cuando nos miramos desde continentes distintos. Que mis manos igual que acariciada agua no sintieran su chamánica fuerza y esta ropa no fuese huidiza para no dejar a la superficie el cuerpo en su búsqueda. He pintado las manos de verde. Rocío de vapor, que hasta cortando los meñiques para su sustento han sido infusión de sexo, con tardes puntuales de dos municiones que se conocen tanto que caen por si solos ante la falta de equilibrio. No temo la marcha. Llevo colgada la llave que pertenece a la marea. Me gusta mimar su columna atravesada por el bisonte que desnaturalizado arrima pradera. Y digo no más besos de amor. Y redigo que ésto es una quimera para salida del barco. Y me digo ya no le quiero hasta que vuelvo a recuperar invisible ese olor de hombre que hace escribir poemas en un sofá bajo las luces halógenas de la regleta. Y en contra de todo pronóstico, vuelvo a ser. ...

La razón.

Una huella en la luna. Así es el eslabón, la partícula pupilar de los ojos formando una molécula hermana de arenales con un único genoma. El hueso lanzado a la estratosfera para regresar la nave espacial. Regaré el árbol que de la tierra pertenece, peinaré mis cabellos que en otra estación fueron búho o lentisco. Tu uña está en mi mano y mi corazón late en una niña que va a la escuela en Irlanda. En la conjugación absoluta que nacimos del mismo tronco y las hojas son esas pequeñas acciones que nos ayudarán a salvar el planeta. Cómo un edredón de plumas de todas las aves del parque. Esta orquesta de sonido de campana de madre parturienta que en un dragón evolutivo parió a las constelaciones. La creencia que no somos más que estrellas en suspensión mundana, conscientes esperando la hora de la energía con su traje de lentejuelas. Con una casa muy grande. Y ventanas mirando al paisaje de nuestros adentros. Tan fácil como un vaso de agua y no desp...

Trotamundos.

En Venecia he visto la góndola. En Cracovia los cuervos negros sobre el nogal. En Heideberb el unicornio como trofeo de cacería. En Verona un balcón pétreo sin amantes. En Mallorca todos los corazones que saltan dentro de mi pecho. En Londres la lluvia. IIIIIIIIIIIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIIIII IIIIIIIIIIIIIIIIIIII Me llamo Luisa. Y soy trotamundos. ¿Y quién eres tú? ¿Quieres viajar conmigo? Me gusta comer de los puestos callejeros y fotografiar flores. Abrazar a las personas broches que trabadas a su encuentro he habitado. Rasgar mausoleos y devorar especias. Me llamo viento. Tú crees que en este  dedal puede caber mi osadía. Fuego y viento. Devorando el mapamundi. Lanzado las epiteliales de nuestras almas en busca  del calor de la sombra, la sonrisa de lista de anuario, la foto perfecta pernoctando en el colchón mullido luna tras sol. ¡Dame tu mano! Cometas de cielo.

Na-vidad

Na-vid-ad. Siempre he creído, que los renos son hombres disfrazados de osos y que su nariz roja. Que su nariz roja fue el corazón de la corteza de un árbol. Reno famélico que insufla su malla con tripas mas nunca llega a la suficiencia renal de sentir la plenitud humana. Corta mi extremidad nasal clava su pedazo como si fuera una estrella y deja la voluntad de que todos los abetos respiren desnudos libres de ataduras, de joyas en monturas cabalísticas. Esta ciudad germen, y los escaparates mostrando la avaricia, en un final de año, húmeda lengua, que desliza su ternura en viandas, en viaductos de soledad espumosa. Otra Navidad Pizarnik, sin alas para poder quemar esta cortina de baño, ni las postales que nunca fueron escritas, igual que la última palabra no dicha antes de morir. Tal vez bajo la bóveda del antro comercial exista un regalo de papel cinéfilo y en él esté el nido que tanto escarbo. En playas de invierno. <De rostros en fotografías q...

Asma.

La tos venceja no cede en su empeño de desvelar toda mi corriente. Y empuja este ahogo dentro de sus versos que tentáculos aprisionan el linaje. No cede el tambor y la fatiga cree que abriendo la ventana al helor, calme el desierto atroz convulso el espasmo de la enferma huérfana de caricias. Le amo y me devora en esta habitación demasiado grande para un corazón solo. Busco artefacto, la citrina última que sede ronca el aire contagioso y apacigüe el beso de su locura para dejar libre de la sarna. Yo quisiera, con el ego anteponiendo la oración que este rezo de paludismo muera antes, que la válvula lata respirada bajo el inhalador corticoide que deja enamorado su recuerdo. Ya empieza la sangre a notar la iguana, a ser la moqueta de una química que a la calma seduce. Tos, tos, tos, igual que una gaviota que busca tierra a estas altura donde él liquida por dentro y por fuera ahora con el narcotráfico que bombea la presión costillar fuera de contor...

El olvido de la higuera.

La celebración dulce engaño invernal  para mitigar la frialdad. Mi padre se encargó de  desplomar el árbol de la vida. Y llevo años buscando la fórmula para regresar al nido. Me transformé en un pájaro sin alas,  era un número,  un tapón,  un ente cualquier cosa lo suficientemente extraña para no resucitar la tala, donde los motivos navideños parecían granadas maduras y los cristales, el hueso roto. La vida con ese empeño de arboleda, y yo que siempre los construía paralíticos. Mi madre y mi suegra, creaban grandes olmos en el salón llenos de estrellas y brillos, y lazos  y sogas. Colgando sus insatisfacciones para júbilo de todos. Recuerdo esa Navidad de color Ford Fiesta. Y el llanto  y el pájaro. Y el nacimiento de una carroña en mi ombligo en poema pócima, y todos los hospitales feriantes en salas de urgencia. No me gustan estas fechas. Por eso me inventé en una adicta al trabajo, y en esta pula con más tiempo...

Manipulación hotelera.

Los abetos se disfrazan y los nidos flotan dentro de la sopera. Y veo cartones a puñados cerca de un contenedor vacío. Es esto el consumo, la campaña paté, el polipiel de barba cana y traje rojo con regalo mediático más panfleto en papel de promesas electorales, de mesías que buscan sus propios belenes en adosados cerca de la cerca, lejos del pueblo. Quisiera saber qué siente la bola esmaltada, el reno del trineo harto de jornadas laborales sin descanso. La plaga de langostinos con la alineación delante del cajero. Habrá esta noche un juguete sin niño. Mudos en sus embalajes de pasillos de centros. Un plato de plástico. Un vaso de vino en brick en el hueco de una escalera sostenido por un anónimo. Sociedad de las bolsas en que el primer día que fueron tarifadas, nadie habló y el albergue siguió aumentando su prole. Levantarán las copas y en los estanques nadarán los pactos. En suciedad de discoteca. En "fulanilandia" en temporada alta. ...

Admiración.

Cuando en su retórica se asemeja a una estatua de rotonda, pienso la fortuna de que haya nacido en el bando izquierdo, implacable ante las injusticias y analista cero universal. Se planta allí crotón. Con una verborrea de líder, la cual me parece adorable y puede visitar el hall en cualquier cluedo. Empieza a hablar, y más, y se escucha, y le miro, y aun le amo tanto porcentaje en rulos y bigudíes de frases que narran la necesidad urgente que lo escuche. La mesa, es el epicentro del diálogo con él mismo, que trafica con la pausa, y me seduce aún a sabiendas que no hay un milímetro de mi poética ralea sin su propiedad. La mesa plegable de la balda del recambio del soporte de alas de silla-cohete de tara de envío de queja Hecha de la costilla del mismo lado. Me gusta cuando usa la politicona del sistema, incomprensible la extrema perfección si el sol tiene manchas y la luna cráteres y la piel se arruga y el dinero no genera la respuesta. Riq...

La maldita costumbre.

I Los amores se esconden en los portales metálicos con sombras adolescentes. II Cruzo el camino sabiendo la trampa de pizarra. Y por ti estoy en estado de emergencia de tu hombría, que crece muguet sobre lechos de carne, en la astronomía de las manos abiertas mirando el cielo. Y en esos azucarados nudos de macho con abetos y pino en barnices de tu sexualidad. Sé entrar en usted. En parásita necesidad abolo cada instinto y por una vez, dejo la resistencia entre aludes de oleaje, esta mancha plástica mecida atroz por tu eolo. En que cabo se detiene esta heroína que subyacente te exprime y te devora. Si entre dedos mota termino en su mundo de cometa. Hacer el amor no es suficiente. Hacer el amor es poética daga. Sus fonemas se disparan entre mis pechos y un suspiro radiactivo concilia en el foro de su audio. Por qué no confiesa de una vez que no puede vivir sin mi halo igual que yo no puedo respirar sin su presencia. Le quiero y usted lo sabe...

El amor encapsulado.

Todos adoran el balcón, allí el codo, el músculo, la nariz- Julieta testimonio de un juicio que versificó la tragedia. Como un accidente en portada automovilístico.

Reciclaje automatismo.

La botella con su plástico, el cartón amanerado en su prensa. El vidrio. Lo orgánico en sintonía coral, el reciclado convierte la historia de los dedos, de los ojos en lista de compra. En nuevos moldes para el consumo de la uva y de los ríos en vida. Recicla o muere.

Amperios y julios.

Y ahora, metida en esta nave con la cobertura verde en cada poro de piedra. Esta humedad de catacumbas, a la sombra de una guía con el rostro de la inocencia. Sabes, Julieta, yaces descompuesta verbal bajo una losa. Estará vacía. Habrá realmente un drama orgánico en este suelo. El jardín parece un convento y no hay pájaros entre las reliquias de Verona. Prefiero el monte, la ola rota del faisán, el viento de la hélice de mi sistema. Que vivir muerta dalia debajo del negocio donde festejan el sacrilegio. Julieta, amputada de Romeo. Quise hallar la verdad. El origen de la espátula. La fuente primera de la saliva de un beso. Y me acordé de la visita en los hospitales, de los perros sin amo, sin amo niños de exilio, exilio de bote caduco en contenedor. El amor, que ya no entiende de parejas. Mi amor universal.

Esponjas marinas.

Pernoctar en el epicentro de un terremoto, contemplando los huesos arquitectónicos de las casas, de los templos, del árbol esquelético en su ciempiés, vertical perenne. En comercios hechos a medida con el sastre de maderas prefabricadas. En un lugar sin viento. De pueblo con agradecimiento perpetuo. Antes de la sacudida abrupta sale el amor líquido y un día cambia por medio Extraña circunstancia de derribo de edificicaciones. Subiendo la cuesta para emular al druida bajo los escombros de la escala y sus artefactos de natura demoledora. Bruja que utiliza de conejo de indias su propio corazón y pierde, en sísmico repliegue de vocales fornicadoras. El sueño donde existe el número seis modular y trazo de ola. Vivir en un pueblo Pescar mariposas. Miga de pan y fanfarria. Un prisma visto para sentencia con paredes de cartón, como caracoles con la pena por sombrero. Vivir antes del eco. Para sentir que esta historia viaja réplica tras nuestros m...

Sin título.

Le dije: -Marcho a Laponia, memarchoaLaponiamemarchoaLaponia. Él siliconó los orificios nasales y la boca. Sólo dije: -Marcho a Laponia. Esperando un no te vayas

Desde Italia empieza el poema.

Viajando en la herramienta del carpintero con la medida de los centímetros. Observo la bajeza de cada uno de los pantalones de estos personajes sitiados. Extravagantes terminaciones. Algunas arrastradas otras malmetidas. En dobleces burdas. Rugosidad o al filo de un pespunte como tiras de manos que nunca se alcanzan. En el metro con gente sentada vestida a la manera de la difamación. Ll.Ll.

El laberinto

Entre sus manos el mijo se vuelve arena y la cebada de hilos riza crines de yegua. Cera, mi osamenta, líquida con el cordel sexual haciendo carrete. Yo que repetí un batallón de..., que pronuncié cien relámpagos dentro de las caracolas que no retornaría a su panal. Pero, la lengua se vuelve cuerda y las pupilas se anillan cuando somos nudo de cuarzo. Y miento a la galaxia la blasfemia  de que el amor se ahogó en un acuario de Work. Tú haces que el pájaro cave la tierra Tú, configurando la coordenada de yema en batería. Y caigo. Y mis manos tejen. Y tu cuerpo es mi tierra y yo soy tu árbol. II Imposible no sucumbir trigo. En la sombra como la mejor de las danzas. De qué sirve la terapia de repetir que no le amo. Si estas palabras varan en muela. Y el corazón naufraga. MMMMMM.MMMMM III Ponzoña antes del viaje para que todas las caras me sepan a él.

La ecuación de mamá.

Madres gramófonos ahondan en este hueco y eres la mejor recompensa porque en esta viga sé y te aseguro que un día escribiré poesía sajona, aunque ahora parezca un refrán de culo de libro. Y sentir que sales disparada sin poder dar expansión al abrazo, viendo a una mujer con poncho  con ganas de tirar de sus dedos para que nazcas mamá de entre los árboles molares de la avenida. ¿Hasta cuándo dura esta autopista? ¿Por qué queda lejana la avellana  Atenas? Hay días que de mis ruinas hago acuarios de trazos verdes y busco los jacintos entre los nidos. Hay noches que azulones se navegan las preguntas y mueren desvanecidas en un bol con cereales. Resiste, dice la cuna de mi nacimiento. Madre estoy cansada de esta soledad de discípula de un sacerdotiso. De verdad cree que llegaré al bosque turquesa; tal vez en esta guerra de votos cruzados la tecnología sea un arroz con el volumen de un guisante. Tu voz me da esta fuerza heredada a través de la henna...

Fuera de línea.

I Las arandelas suben en las fábricas, en un orgasmo musical, que conduce a la manufactura. Inventan automóviles, jilgueros voladores dentro de los estampados de la próxima colección de primavera. Botellas herméticas en legión aprendida, listas para el consumo con el ruido vil de la bisagra de ojos cerrados, de ojos abiertos. II El trabajo encadena, sucede del viaje mecánico de progresiva la gota de aceite gránulo. Los obreros florecen mientras esta noche la lampara queda lejos de mi mano. Sé que hay personas que no duermen, el sueño del resto con cabeza de antílope. III Me gustaría tenerte a mi lado. IV Los coches de nueva generación en carriles de pruebas chocan, chocan, chocan y uno frena... Soy un muñeco articulado con ojos de vidrio y el cinturón me ha salvado del impacto. ¿Qué te está transfiriendo? Me ta mor fo sis. La tapicería de salpicaduras, rojas Pollock y desconozco dentro de este vehículo dónde nos encontramos si en e...

Me duele, tu dolor.

Cuando las mujeres  con brazos y tobillos de cuchilla vienen a desvelarme, la respiración ,después del mal despertar yace bajo los escombros. Y tu afable, remueves el aire de sol del arenal en una tregua de los niños-soldados que crecimos con ropas de viejas para sacar mi cráneo de entre los muertos. Respirar. Por eso, saber, amigo, que han matado a tu perra-alma los descendientes de la amanita criada en estómagos malignos. Me duele... Respirar. Tú que me salvas del infierno. Con una balsa hecha de huesos del pasado. Me duele.  Respirar. La maldad del color inexistente. Que mata, por odio a nuestros hijos. Apreciado Noé.

Quierotosis.

Si levanto el flequillo descarado aparece  un ogro que mira desde su púlpito, él, crápula de vida, anhela tomar el mando del castillo cutáneo. No es tímido, es atleta que crece silencioso en disciplina. Si lo ignoro, clama  un mal agudo y el maquillaje lo ahoga. Esta lesión que compite con mi tez, sabe que ahora no tengo tiempo para morirme, y por ello, ha escogido un formato ilusorio. Dos crioterapias y una operación con láser que permitieron descubrir el olor de la carne frita no han sido suficiente para extraer esta seta venenosa que adherida a mi corteza de conífera, peca corrupta, eje de moho, sal de putas, que me mata topo a topo, lenta tipografía muda, como el lamido de la noche al día. Ya has llegado al hueso. ¿qué quieres de mí? ¿Acaso eres un amor imposible, que estira su mano Romeo y quiere abrir regata en esta tierra de mujer? Eres un tercer ojo, en la línea horizontal de mis cejas, sabes, tus células son extrañas al palpito de m...

Los elegidos van a la arena.

Cuando era niña pasé el calvario, no porque fuese a un colegio de hábito, sino por mi manera de asir el lapicero, que era, considerada una anarquía a tantos siglos  de ignorancia. Lo prendía como un garrote, y sin embargo, mi caligrafía "pluscuamperfecta" coronaba al milímetro las cuartillas.  Dos imágenes de lo bueno y lo malo, expuesta propaganda extremista de la corrección y del revolucionario. Supongo que decir mierda en un poema no es correcto, no es viscosa la palabra, es simplemente unas vocales o consonantes que reorganizadas en sindicatos toman la forma de una geografía: Mérida. Benditos apóstoles que nos enseñan la duplicidad. Escribía con una maestría inaudita, pero, no cogía bien el útil. Condenada a transcribir en lápiz, el bolígrafo se inventó para los sumisos de origen. La sarna, y las broncas del estilo de esta niña con pose de hija del diablo, no sabe hacer las cosas como el resto, rara, extraña, peculiar, limitada, ex...

17 años sin Gloria Fuertes.

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Gloria Fuertes.       ANTES. Antes intenté iniciarte en esto de liberarte de lo otro. Quise imponerte un sonajero, darte poder para atraer a los espíritus, centrarte dentro de mí. -¡No me des consejos! -gritabas fuera de ti-. Ahora, podría encerrarte en el tarro, hacerte mi robot, jugar contigo... Tienes suerte nací <antivenganza> y tan sólo te borro de mi escuela.

Murfiélago.

Sorbo un café aguafuerte buscando dentro del satélite ocular aquellos recuerdos de aquella mordedura que en este noviembre de uñero por un desagüe de memoria se filtra hasta con el último trago. Si ilustrando en un papel un riñón pudiera recuperar el órgano. Y pintar el camino a la artería que cuelga como un pañuelo de niña en la alambrada cerca de los bordes del río. La cañada que parecía un paraguas sin membrana, los imposibles, en esta tarea de tamizar la líquida perplejidad por el embudo. Gustó la trampa para acondicionar  y el alacrán me besó en la frente; tengo miedo de lágrimas, no sé lo que acontece detrás de circunvalar la plaza con mis dedos, gusanos de mar sobre la espalda desierta,  la edificación de pirámides que adora cada uno de sus topos. Y quedo, como siempre, atrapada a la "incorrespondecia", ensayada misiva delante del espejo el expresar que ya no existe la esperanza  de que tú y yo seamos, velódromo, circo, concurso, somb...

Bonita.

Quiero hablar en este instante que no tengo día. De los dibujos que desde el estómago nadaban hasta la superficie en forma de grito. De aquellos garabatos rompiendo el oleaje la asfixia hasta el borde mismo de la boca lamiendo prados de flor bonita bonita bonita vo mi ta. De qué  sirve la sutileza del puñal con anillo, el morado de la cara tasación de una mujer cerámica. Eleva el mentón como el humo de tu casa incendiada quiero hablarte en este instante que no tengo día. De los campos de pajarillos, amapolas y colchones abandonados. De ellos, la hebra de la rama, la piedra  de la rama de la hebra. La suciedad de la hebra en la rama con piedra. ¿Ya no tenemos más días? Por eso con un pié vestido sin creer en el cuento de los jarrones de que hay que tragar la espiga porque detrás de las leyes de pega, no tenemos día, ni viene un apuesto dirigente a ponernos el zapato que nos falta. Mejor nos quitamos e...

El poema de los átomos - Bab´ Aziz

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Lástima y aprendizaje, el perdón.

Nacimos desnudos desconocedores de la verdad sin bandera alguna ni mano que ocultase nuestras vergüenzas. Algunos habitan en una dimensión distinta y se atreven a hacer de un corazón que late con palabras a los oídos, una parodia de tarde sabática entre cervezas. Nacemos como morimos sin conocimiento en el último pétalo, y el poeta que fue juglar en su arrancada se ceba porque canta y no es cantante, se queja y no es mueble, se enmaraña con la injusticia y la política lo persigue con mudas de la inestabilidad. Ponte en mi lugar, de pié, delante de este micro, llena la página de ariales, intenta coordinar esta ideología. Los dioses nunca se sientan, basan su alas en el respeto al carpintero que poda el árbol; al enfermero que cura la venda entre la piel y la semilla. De la postura yoga que quizá, para otro sea una pose fácil de ejecutar. Soy una niña con frío cuando recito mi poema para vosotros, y mi voz histriónica crece como un lago para call...

Turquesas.

Las tardes de domingo son ítalas con la melancolía de la pasta fresca escoltada por una copa de vino. Con este repentino cambio de temperatura donde las madres cobijan a los niños, con mantas de regalo y cruza la acera, la ventisca que procede del pecho de las amas de casa con los abanicos de bodas para invitados. Extraño la amistad italiana, y así lo expreso café con el té de frutos de cortezas y las viandas que viajaban dentro de maletas destino Iberia. Parece que fue ayer. No puedo evitar Moira llorar. Sabes que del mar siempre me quedé el de costa donde la lágrima es caldo y viven menos peces. Tú, en cambio, rotunda me salvabas de tantas interferencias, del miedo, del estómago vacío, del tren olvidado o el avión dispuesto. Así son los amigos mantas sobre las articulaciones reproches en  la solapa y la magia de una vida que siempre me aleja de los que más quiero. Ti voglio bene. Ti voglio bene. Ti voglio bene. Grazie. Per tutta la vi...

Carta desde los disturbios.

De escuela militar procedemos donde el somier carecía de colchón, y el aprendizaje cáscara de cuerpos infantiles sobre alambre (creed  amigor mío) dejó marcas romboides dentro del corazón y el músculo trapecio. El dolor nos enseñó que las espuelas eran estrellas y que el abandono era un juego al que debíamos estar habituados. Y ahora, que he comprendido el idioma del naufrago, que he descifrado la oreja de burro del librepensamiento, y he visto el ego volando de la mano del libro como un zepelín germano anunciando desastre. Amigor coge la mano fuerte antes de que caiga al abismo de los agujeros de estas paredes, aprieta la cuerda y dibuja con tu yema sol las marcas de aquellas parrillas que quemaron la inocencia. Salva a esta polichinela borrando la lágrima tatuada de henna , sana gansa cuentista de animal de feria hecha sólo para los domingos. Ahora que he entendido, en este jeroglífico de mañana, el significado de vivir el fragmento sólo te solici...