Paralelamente
Te cruzas con la chica de las gafas azules en la salida de su turno de trabajo. En una filial de Dublín ella dobla camisetas en la madrugada. Por eso su piel mortecina duerme a recaudo del sol y de la sal. Su gafas azules lo gritan al salir de la celda virtual de los que de noche doblan toda clase de textiles. Poemas, lenguas, ropa, carnes y corbatas. Y el frío de la galería es tan extensivo que una chaqueta de punto abriga en pleno fulgor de verano su cuerpo de obrera hormiga. Dobladora de tela. Abanicos para la manufactura. Filas de ropa. Como un araña tejedora sin sangre.