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Mostrando entradas de noviembre, 2024

Black friday

Black friday luce latente  en su empeño de liquidación. Mira que bonito trozo de dicha: amaño del-con sumo responsable  de la lectura en cada expositor. Carteles poéticos del dos por uno,  de una rebaja alta, con las últimas unidades de saltimbanquis-números y regla de tres. He buscado el amor  entre las costuras de los pantalones, el cupón y la herradura. He buscado la verdad  en el catálogo y la foto. He llegado al extremo de una cola con los regalos de un año  que, seco, se anegó de heridas. Black friday luce tentempié  para alegrar el camerino  de los que saben que hay precios  impagables. Volver a nacer y arreglar el techo de mi casa.

Feliz cumpleaños Eloy

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Esta reincidente avenida, apreciado amigo,  del barranco que muestra su clorofila  de muérdago y hiedra. La itinerancia de los coches en este tramo por las tramas  en trámites imprecisos  de la alta tensión en el descarrilamiento,  de un tropel de libros toros que buscan la biblioteca de sus fantasías. La pastilla de las coordenadas  que teledirigen la presión  en un adobo de poemas  al son de las palabras que ahuecadas  trinchan la esperanza de los que se ven con el equinoccio del árbol. Y yo que prometí un poema  para el día de tu aniversario, a pesar de los ruidos, del estrés, de las pérdidas por los antojos de la vida  -después de un par de lunas  y unas migas de tarta  sobre el llano en llamas  de una sociedad limítrofe- y que nosotros, en este momento de Gala, podamos charlar de la poesía  como en los viejos anuncios de tabernas  con vasos de plástico vino  y no sé cuántas cosas más  para emp...

Desnudez inmediata

Nacimos desnudos desconocedores de la verdad sin bandera alguna ni mano que ocultase nuestras vergüenzas. Algunos habitan en una dimensión distinta y se atreven a hacer de un corazón que late con palabras a los oídos, una parodia de tarde sabática entre cervezas. Nacemos como morimos sin conocimiento en el último pétalo, y el poeta que fue juglar en su arrancada se ceba porque canta y no es cantante, se queja y no es mueble, se enmaraña con la injusticia y la política lo persigue con mudas de la inestabilidad. Ponte en mi lugar, de pie, delante de este micro, llena la página de Arial. intenta coordinar esta ideología. Los dioses nunca se sientan, basan su alas en el respeto al carpintero que poda el árbol; al enfermero que cura la venda entre la piel y la semilla. De la postura yoga que quizá, para otro sea una pose fácil de ejecutar. Soy una niña con frío cuando recito mi poema para vosotros, y mi voz histriónica crece como un lago para callar el eco que decía tú no sirves para nada. ...

Reseña "Léxico romano" de Sara Martínez Navarro

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Cuando leí el libro "Léxico romano" (Ediciones Torremozas) de Sara Martínez Navarro, poeta, filósofa y filóloga clásica, ganadora del premio Carmen Conde 2024, intuí de inmediato el nexo de la autora con la influencia de un mito. En este caso, el vínculo se traza con María Zambrano, escritora y filósofa clave en la historia de la literatura española. Se dice, desde mi niñez, que existe la pretensión de inventar una máquina capaz de acaparar las voces de aquellas figuras que fueron decisivas en el devenir de los siglos. Honestamente, creo que con poetas como Sara Martínez Navarro esta idea, que busca ser una recuperación médium de la memoria de nuestros referentes, queda resuelta con maestría.   Roma es el epicentro de esta obra, una ciudad que embriaga con su arte y su entorno cultural. A través de una mirada poética, Martínez Navarro descifra cada paso en unos versos donde no sobra ni falta palabra alguna. La musicalidad de los poemas es arrolladora, rica en matices y refere...

El oráculo del bosque

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Reseña "un solo árbol" de Patricia Crespo

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El oráculo del bosque Patricia Crespo, poeta, dramaturga, gestora cultural y activa voz literaria en redes y medios, entrega en un solo árbol (Editorial Milenio, 2024) una obra de poemas potentes que exploran, desde la intimidad, los temas de la supervivencia y el vacío en el proceso del olvido.  Crespo utiliza la imagen del árbol como símbolo de la búsqueda interior y la transformación personal, explorando a través de este recurso una perspectiva profunda y reflexiva de la experiencia. Al principio, el árbol evocado parece ser un olmo machadiano o un ciprés, solitario y erguido en un camposanto. Sin embargo, a medida que se avanza en la lectura, el árbol solo se transforma en un roble firme, pletórico, como la diosa Olimpia (protectora de la familia, el hogar, los partos), capaz de soportar tempestades, ofrecer sombra, cobijar pájaros y dar frutos. Un árbol que encarna un simbolismo vitalista, pero a la vez frágil, especialmente en el caso de los árboles caducos que, al mismo tiem...

Testigo

He visto el baile de los estorninos en esta danza macabra con el llanto. Giro de los molinillos sordos  del café  que revive el abrupto  de los útiles contra la piedra. Un hijo abraza al cuerpo de su padre, lo han hallado en su envoltura de hierro  y como una crisálida  se ha despojado de su mortaja. La lágrima, sí, ante el semáforo  de la vida.  Nosotros que disponemos  de tiempo, en esta realidad del dolor  ante la ausencia  que te calza con el traje de lo que realmente merece  tu consideración. El agua que ha roto el sistema: un caudal desquicia de mujeres en un litigio  de vidrio y enseres  malheridos. Niños en fraguas. Hedor recalcitrante. ¿Cuando llegará la conciencia  de nuestro daño a la atmósfera? El río de coches. Las notas discordantes  de tanta burocracia  en bolsas de plástico. Tanta siega de luz bajo el enjambre cruel  de los que no tienen nada. Cada día enhebro del ritual  sobre el a...

Desembocadura

El caos de una mentira, el desamparo y la incomunicación. Sopla este halo de tristeza  en el rostro gris de la gente. La palabra rastrillo que arrastra  cada uno de los pilares  de la sociedad actual. En los entierros habrá mítines  y el cinismo económico  del que, en una balanza de vida,  contabiliza lo colateral con la bolsa. Cerrar el establecimiento por duelo. Tirar al fango la vianda  por solidaridad con el hermano, la hermana, "hermanismo" de la marea de los que  subsisten en una sociedad  que te encarrila a trabajar para el viaje  de los elementos: la sororidad humana. Aquí el agua no ha arrimado. Mis papeles están secos casi como este corazón de estuco. Y, aún, pondrán fecha a los nuevos caminos. Y los niños no podrán ir a la escuela. Ni los ancianos a su último hogar de retiro. Las mujeres volverán a estar más expuestas  que nunca en este enjambre de muertes  y suciedad lodosa. Un cuerpo, sin piel, en la desembocadura ...

Guadaña y escoba

He visto un ejército que empuña palos de fregona y cubos. Fango hiriente sobre los ropajes  que identifican la sangre marrón de su guerra. Acaso, la tragedia no es una especie  de bulo de muerte  como la hambruna de Ucrania. Un ejercicio de uniformes de aflicción,  de personas que escucharon  el aullido entre la niebla  y fosilizados fueron el testimonio  de una vorágine acuífera. Limpiar un recuerdo es muy difícil. No poder despedirse de un padre. Tomar a regañadientes  el desvío al trabajo que supuso tu zanja  de agua y lodo, porque polvo somos  y en barro nos convertiremos, en una surrealista Lot  de familias y seres queridos,  de mujeres preñadas,  de ancianos, sin fuerza,  de casas nacidas del obrero. He visto un batallón  camuflado entre el llanto  llevaba botas de plástico  y no tiene absolutamente nada. No querrás mofarte de su dignidad,  su único bien de combate.

Notas de voz

El trauma de semilla amorfa  adquiere su omnipresencia  en la vida del ser. Puercoespín en medio de la vía. Niño en un mercadillo de tratamiento. Se instaura como una peca maligna  y augura la fragilidad de las torres. Nunca más duermes tranquila. Tu oído escucha a mil kilómetros de distancia  los bombardeos de la lluvia. Tu boca que bebe un trago doble  por si la sequía se cierne en el ecosistema. Liebre en manos de la plaga. Niña casada con un anciano. Siempre viajas con tus medicinas, incluso duermes con la chaqueta y las botas  en una posición fetal de alerta. La jauría que, en cualquier momento, acude  con los jinetes del apocalipsis. Los vientos, soplo de los saltamontes víricos  que, en su adiestramiento, te corroen en la vigilancia de la espalda  cuando caminas,  por la confusión  de tu sombra por el ataque. Nunca más volverás a ser normal. Y aún habrá gente que dude de tu dolor. Coche arrastrado por la vorágine. Carretera f...

Papel mojado

El corazón valenciano demuestra la alianza  de los antiguos habitantes del Mediterráneo. Dame tu mano en este terraplén  de amasijos, concédeme la paz del naufragio en un lodo lamento  de fraguas de asfalto, metal y vida. Perdona el agravio de los que sobre el cadáver  bailan al son del referéndum  y traed agua y leche y luz  y calmad a estas glotises que exhaustas conocen el tsunami-mar de gravilla: la debilidad de la tierra cuando el fuego  se abre canal entre lo húmedo. Sótanos anegados  en la oscuridad del cuerpo que flota  y la desesperanza del móvil fuera de cobertura. Este pueblo valenciano,  que tiene el valor de los asedios, que sabe de tronadas y consuelos agridulces, empuja el hacha, achica la calle, cruza la riada para el ajeno que huye  de la insignificante fuerza humana  frente al cataclismo. Cansancio y verdad. Cansancio y verdad. Cansancio y verdad.

Barrizal

Esta mezquindad de los cuerpos gélidos  con el hurto en las cavidades  de esta tragedia. No tiene otra connotación,  de cielo que anárquico obedece  al itinerario de las nubes. Ellas se hinchan de veneno. El agua que riega el manzano. La madre tierra de nuestras homilías. La verborrea del que aprovecha el despojo. Del paredón fluvial que ha golpeado  la puerta de tu casa. El arrebato de un suceso  que arrojó al abismo el metal que nos guarecía. La rama, la cuerda, el palo que te han salvado  de morir en la garganta del lodo. La desesperanza del obrero en su máquina,  caída la noche,  y que despedazado vira entre los escombros. Tengo una pena indescifrable  por las personas que después de su jornada  no volverán al abrazo de la luz, por los apellidos que un día serán el lustre de un epitafio decorativo. Qué más de cien es una guerra. Y perdona universo  la palabrería poética. Yo sólo sé mirar  y golpear mi cabeza contra el ...