Bosque polaco




Arboleda de troncos anoréxicos 
que fueron brotes en las bélicas instancias, 
que arrebatan la luz del monte, 
en una crucigrama
de asfalto y solitarias acequias.

En Polonia siento que mi corazón late
al compás de una melodía de Chopin,
el corazón late tela la la te,
¿y el cuerpo dónde transcurre?

El cuerpo camina solo
como un reflejo de carne 
entre la avenida y la vera del río.

El corazón se atrinchera al galope 
en un cielo común de azules 
con este aire que procede del norte 
y me recuerda a la turbina de un avión
o de una fábrica gigante
de almas.

El cuerpo hipnótico.
El chasis monovolumen.
El rastro de un cadáver.



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