Las hijas de la nómada.

Nacieron palmeras
y en mi destierro
no hay día que no las haya bendecido
en cada dátil que he llorado,
por eso vivo sola con un gato,
y tengo habitaciones amuebladas con sus fantasías,
las mismas, que no acompañaron sus sueños,
los cuentos infantiles de una oca
que no fui yo.

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