Avisa

Tenía una extraña forma de querer
como lo hacen las avispas
al árbol.
Si en sus baldas nido las flores.
El bicho te acurrucaba entre su aguijón y sus ralladuras.
Y cantaba silbidos que hacían recordar
la caricia de una madre a un niño.
Parecía que era capaz
con el estigma alado
de los insectos, competir con las nubes
Y proteger del sol.
Y guarecer tu escuálido de la lluvia.
Pero sin flores. El dinero de las plantas.
La avispada nave
no hace pactos de ternura.
Suele clavar su espina.
Y te deja sacrificada en un andén de autobuses.
Esperando que el sol queme.
Que la lluvia te ahogue.
Y te miras al espejo de la marquesina
para apreciar que hay larvas
con el color de la naturaleza.

Una azucena no es un gusano.
Y las avispas se venden al mejor postor.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña de "Hasta dónde el daño" de Fer Gutiérrez

Reseña "Piscina del Oeste" de Ágata Navalón

Reseña "Pústulas" by Raúl Ariza