El pez fuera del agua

Has visto alguna vez
como un pez muere por su boca
con el vaivén de sus branquias
y el ojo clavo sin mar.

Así siente el sexo tu partida
de hipocampo atravesando mi tálamo,
la corteza,
el seto coral, la esponja de sal y vinagre.
El recuerdo de los valles verdes
y la inutilidad de la vida.
Jugada a tragos en una partida de póker.
El pez nauseabundo
de esta infelicidad poética
con el alga de tu boca dando aire
a esta melodía de reloj de cuerda.

Cuerpo a cuerpo en la batalla,
acariciando las rosas de tu tez,
pensando que tal vez nuestro error
es el silencio.
Para hablar de entregas a domicilio.
Y bebernos las palabras.
De galgos sin dueño en eclipses de sofá.
Este delicioso olor a brea.
La fornicación más absoluta
en el jardín.
Del ánima reencarnación del pez
que muere por su boca.
Y yo ya más pasos no doy.
Y muero por tu boca.
Más pasos y menos "espezranas".
En devorarnos.
En suplicarnos.
Enteros y a escamas.
De la profundidad ahogada.
Despertar en países distintos.
Y oler las manos que aún guardan
la plenitud de tu quejido.
A ver quién primero salta de los dos del agua.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Reseña de "Hasta dónde el daño" de Fer Gutiérrez

Reseña "Piscina del Oeste" de Ágata Navalón

Reseña "Pústulas" by Raúl Ariza