Ruidos nocturnos.

Pueden seguir con sus lenguas serruchos
con los picos
con los pulgares
apuntando hacia el infierno.

Los membrillos de las delicias.
Las playas mojadas de luna.
Los ciclistas,
molinillos de viento
que siempre en constructiva
con la crítica
que grilla en los sótanos de los garajes.

¡Qué cri cri, cri, critiquen!

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