Termosdato

Ejercer de poeta es un estado intermedio,
entre sólido y gaseoso...
La grapa que en la lengua
con su lucidez no transpira,
de caminos poco habitables.
Para renegar de un oficio
que escala montañas con picos de acero
y corazones en muñecos con sondas.
Quisiera que el ardor
de su lava al humo,
del hielo al estruendo fluido de un desmayo.
Pudiera medirse con la altura
de los ascensores
de un don convertido en un timbre.
Temblor obsceno.
Trípode de amanecer.
Con chuletas entre las carpas
en un matadero de megafonía.
Quiero retener su elixir
entre las manos
pero no se deja atrapar, liebre hiperactiva,
entre las ruinas de mi estatura
de microbio.
Poeta que como el mercurio esparce
éxtasis y liendres. Y que busca su carné
de conducir
cómo un gato convertido en gaviota.

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