LA BOLSA AZUL

Saluda la bolsa azul
trabada en el cable de la azotea
mientras los perfiles fuman en sus barandillas.
La imagen trágica del amago
que la vida nos ha sometido con su pesadumbre
de plástico y la nicotina en las gargantas.
Siempre quisimos ser pájaros de aguardiente
naciendo con alas de fieltro
en cada proyecto y viaje a las bombillas.
Sacar el corcho al sino
y leer parco para escribir en adobo.
En este instante que el munda gira,
y existen cuerpos de morfemas
en morgues del color de la cal.
Que voltea y estrangula
el eco de la jauría que despedaza a la marioneta.
Y cobra sentido lo banal:
el paseo abuelo, la pértiga del cojo,
el beso no dado por orgullo
y lanzas a una pantalla
como un chicle clínico de proyectil.
Quisiera que los abandonados
volvieran a sus casas, hogueras de memoria,
y que recordasen nuestros nombres,

la leche rebajada con agua,
el pavor a la sirena,
con el pan, duro náufrago en el plato,
en los templos antiaéreos,
al besar el mendrugo de la caspa previo al consumo.
Que sacude su lomo de jabalí
sin importar el olor de las flores,
en esta batalla de súper y cigarros
que como francotiradores venden su miedo
tras los cristales.
La canela del lujo.
Y la bolsa azul que tiembla
con la necesidad del amor.

Comentarios

Entradas populares