Confinamiento
Convivir con nuestros monstruos,
la distorsión,
la coz astral de las paredes.
Se hace ameno, si dejas de huir,
y compartes bocadillo con la paranoia.
La tesitura peor, es las noche
donde las pesadillas emergen famélicas
y me despedazan en un juego acrobático.
Hoy...cómo siempre escapaba de un asesino,
de un algo con quinina
y enjundia que me trasformaba en un pez,
una ova, un residuo
en un caudal de fábricas en el extrarradio.
Nunca había conversado tanto con mis terrores
con ese hálito que necesita
que abra la ventana al frescor huraño del alba
porque la asfixia acontece.
Soy capaz de recorrer hectáreas, países,
cambios de equipaje,
de colores de cielo,
de gente y de caras con el dulzor amargo de la hierba.
Fugitiva errante con el ritmo cardiaco
que se acelera, con la suposición corpulenta
que convulsiona, con los párpados
que titilan como estrellas sin quilla.
El agotamiento se entremezcla con la luz
que entra por la persiana:
He estado haciendo agujeros
en la matriz de una manzana para encontrar la salida.
Estoy habituada, a esta porquería de despertar,
con una cuadrilla de seres abruptos
coreando el maldito instante
en que abro los ojos.
Sólo debo aguardar los quince minutos de rigor
en que un cercanías cruza la ciudad
con el piar de los pájaros con pulgas.
Luego me levanto amalgamada
por los golpes invisibles.
Bebo un vaso de agua.
Y preparo café para mi locura y un cuerpo cansado.
la distorsión,
la coz astral de las paredes.
Se hace ameno, si dejas de huir,
y compartes bocadillo con la paranoia.
La tesitura peor, es las noche
donde las pesadillas emergen famélicas
y me despedazan en un juego acrobático.
Hoy...cómo siempre escapaba de un asesino,
de un algo con quinina
y enjundia que me trasformaba en un pez,
una ova, un residuo
en un caudal de fábricas en el extrarradio.
Nunca había conversado tanto con mis terrores
con ese hálito que necesita
que abra la ventana al frescor huraño del alba
porque la asfixia acontece.
Soy capaz de recorrer hectáreas, países,
cambios de equipaje,
de colores de cielo,
de gente y de caras con el dulzor amargo de la hierba.
Fugitiva errante con el ritmo cardiaco
que se acelera, con la suposición corpulenta
que convulsiona, con los párpados
que titilan como estrellas sin quilla.
El agotamiento se entremezcla con la luz
que entra por la persiana:
He estado haciendo agujeros
en la matriz de una manzana para encontrar la salida.
Estoy habituada, a esta porquería de despertar,
con una cuadrilla de seres abruptos
coreando el maldito instante
en que abro los ojos.
Sólo debo aguardar los quince minutos de rigor
en que un cercanías cruza la ciudad
con el piar de los pájaros con pulgas.
Luego me levanto amalgamada
por los golpes invisibles.
Bebo un vaso de agua.
Y preparo café para mi locura y un cuerpo cansado.
"Automat" Edward Hopper (1927) |
Excelente. Lo de estar amalgamado por golpes invisibles me gustó especialmente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sabes bien que este término lo aprendí en el laboratorio.
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