Sin título.

Cartas desde Manhattan
escuchan a Chopin
desbarajadas 

Ayer en una red social
colgaste el cartel,
de que habías ingerido una pistola rusa 
de aire comprimido
porque ese amor tatuó 
hasta la exterminación,
hasta que no quedó ni un trozo de tu piel cuerdo.

Desde septiembre
el ocaso había sido precipitado,
y ya desde el ocho no más hablé contigo,
paisano de tierra isleña.

El amor loco
como dicen los franceses,
y yo que no tenía tiempo para escribir
más que un abrazo.

El egoísmo del ser humano
incapaz de leer la palabra auxilio
escrita en los pupitres de las escuelas.

Ayer, lo tiraste todo por la borda
yo que conozco el sabor de los caramelos
de la muerte.

No fuiste consciente
en la cúpula extraña
encerrada de tu ojo.

Qué un amor que te destruye,
asesina.

Y queda como una tira cómica
a merced del gallinero,
un Poeta de tu valía
que se convirtió en estatua de mármol
y perdió su cabeza
por una corona vaginal

Lo siento.
Vive.




Comentarios

  1. Hay amores asesinos y los hay fecundos.
    Los hay fungicidas y otros como el nitrato de Chile, abono para la vida.

    Yo también lo siento.

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