Colirio pez urbano.

Ayer leí
que un estilo debía imperar en la retórica
y titubeando escuché
el batir sucio del realismo.

¿Existe en el volar, del gorrión en un charco de petróleo?

Y en las gasas rojas
del último legrado que duermen
con el material quirúrgico?

¿Y en el colchón enquistado?

En un terrado tomando el sol
con estampaciones  arcillas;
las manchas eyaculadas del cloro
que dibuja nubes
dentro de una barriga con la estaca.
El pasillo de la verde oncología
semejanza del prado,
en los hospitales
del paraíso de los guisantes sin retorno.
Niños con caries.
Lavabos de carretera
atravesando el alambre políglota,
desiertos bajo el mar ahogados,
un calcetín cadáver de niña
entre la ropa adulta
y las toallas amanecidas
por la lluvia, que aprovechan
para llorar la ausencia del cuerpo.

Mi realismo sucio.

¿Cuál es el tuyo?



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