En lo bueno y en lo malo

Te quedas boquiabierto

mirando hacia la puerta,

esperando la entrada triunfal

de algún fantasma.

Cobijo de un adverbio

que deja paso al aire.

Es tan fugaz esa corriente 

que la bombilla guiña su hebra

en un silencio de negrura

y conversamos con esos celestes,

profanadores del sueño.

El amor tiene algo de intangible,

con los años conoce el olor de pies

y el aturdimiento del espíritu que flota.

Las rosas que se quedan muertas

dentro de los frascos de perfume,

las citas que ilustran célebres

como epitafios en las tapas de Danone.

Y un agujero en la femoral

producto de mi adicción al poema.

Sólo fe de astronomía y una rótula

ajoblanco.

Decidas lo que decidas.

Siempre apoyaré a tu arsenal de espectros.

Porque la felicidad es lo único

que importa para los que amamos de verdad

aunque me quede con la soledad

de los mosquitos

y un timbre mudo.

Aunque te quedes

y te proteja de la lluvia

cómo tú hiciste con mi corolario.

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