Otros

Tres niños sentados en peldaños indistintos.

Una niña vestida de primera comunión.

Y dos más pequeños con trajes pictóricos de Goya.

Miran con orín de miedo.

Y su rostro ha calado en mi casa

una desazón

que mutila la alegría de los pétalos.

Las termitas campan por los jardines,

agujereadores de la madera

con sus colmillos

y abren heridas a los árboles.

Cuánto serrín con sabor a hierro.

Discípulos de una ciudad 

desprovista de telares de orugas.

Ellos no padecen las durezas en sus manos.

Vieron a sus padres 

con manteles de lino.

Las termitas con su niebla 

que enturbia a los infantes

de su fiesta de caramelos

a un drama diario de los que

dejaron podrirse sus frutos

porque eran otros los agricultores.

Los que bebían de los desagües.

Otros los cuerpos.

Otros.

Pero siguen masticando la madera 

de su pilar de Bitcoin.

Ellos no han visto a sus padres 

en la cola del paro 

del cacique.


























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