Rótulo bajo la piel.

En la mediana de una librería
una buena señora que no me conoce...
Dijo al verme: Ella no es poeta, ella es actriz.


I

En paraísos anfetámicos
una poeta no se hace la paren así
a base de golpes la cincelan
y en escarnio
la cuelgan de los árboles
como un farolillo extra-vagante.

Te acompaña la poesía desde el primer paso
para nunca aprender de la caída
para que lo peor en dinámica
supure la peste sigilosa
manchando hasta convertirte en quiste
porque desde la primera cucharada, heces y atascos,
una intuye que es diferente
en la mala corazonada dentro del píloro.

Señora con todos los respetos,
vaya a la mierda.




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