Pace
Un simple gesto puede convertir el oro en llama.
Pequeños detalles.
Desbarajuste de la vida con una peculiar mecánica.
Los cuales encienden aquellos quemadores
que enseñan la verdad a los que vivieron
en una falsa.
Y tal vez, esperar que la guerra de Ucrania termine,
ahora, que borrachos:
de penas,
de luces,
de vodka
no elucubramos con la sensatez necesaria
para enhebrar el hilo a la aguja.
Enhebrar...
¿Qué aparatoso o contienda?
La herida al coser la boca del infierno.
Imaginación de la nieve derretida en un vaso.
El vómito sobre mi pijama
haciendo pantomimas a la fiebre.
La estupidez de lo efímero.
Cuando me enseñaron a querer al árbol
como a la persona.
Coser la herida, sin hilo.
A picotazos con la aguja.
Duele, sí, pero te hace mirar las guerras de otros
y a mirar el horizonte
de charcos incendiarios.
Un simple gesto y sin embargo, se apaga.
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