Gárgolas

Si la propia mancha,

la ajena es veneno.

Vacía de ti reniego del duende

y carril cada pedazo de mi chasis 

horca del abeto o pino, cómo bolas de lustres.

Ceguera de luces y atrofia de corazones.

Que te olviden igual que una chaqueta con salpicaduras de lejía.

O te abandonen en una estación

de servicios mientras orinas.



Comentarios

Entradas populares