Destino la mañana
La vida canalla
como una cajetilla Winston,
cigarro tras cigarro,
va fumando el tiempo
tesoro, lo inevitable.
Hoy estás bien. Y por la tarde
se ha encarado el destino
con uno. Te nace un melocotón
en cualquier parte de la bahía
y la anestesia te besa en la boca.
Gente de aprecio
que ronronea la pesadumbre,
ayer que eran guindas las inquietudes
y la sonrisa coronaba el árbol.
Ahora, que el taxi se ha estrellado
y no podemos acudir a ninguna lengua.
Ahora, que el pan satura el órgano vital
de los libros. Y sufro por quienes han reído
conmigo en la calle.
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