Sangría

 

Por las mañanas preparo la cafetera,

con la expectativa de que será un desayuno compartido.

Pero tú no vienes

y acabo borracha de café

y azúcar

notando el pálpito de un corazón desvencijado.

 

Oteo Instagram, en una rutina rocambolesca,

añoranza de los periódicos matutinos,

y me alegro por los colores

y me apropio de los grises

en mi retina con un formato cinematográfico.

 

He leído, un post de una mujer con una rotura

y me he sentido identificada.

Empezar de nuevo.

Sé lo que significa y sus consecuencias,

sin duda, soltar lo que nos ha precedido

y  dar por perdido aquello que incauta pensé

que era un mar no revuelto.

Echo de menos la familia.

Debo asumir que la mía es peculiar porque creció

al amparo de los cactus y  de las avestruces.

Y recoger el ancla del barco de la que no me pertenece

Ni por gota,

ni por parentesco político.

No puedo hacer sentir una deuda por mi pasado demoledor.

Ni que me quieran por lástima.

Por eso, hay que empezar de nuevo.

Y dejar de perseguir sueños inconclusos.

Reponerme y desear salud para todos.

En estas próximas fechas que tanto me duelen.

Porque perdonar ya no hay nada que perdonar. Lo he intentado todo.

Es hora de ver quién se acerca a mi portal.

Y me pide compartir

una taza de café.

Comentarios

Entradas populares