La falsedad de la boca

Resta un ápice

o la herrumbre se ha apoderado

de la palabra.

Hucha cuartel

de los diagnósticos

urbanitas.


Me gusta imaginar 

tu boca y mi boca.

El pulmón abierto

que se lanza a la piscina

-doble salto mortal-

a través del encabalgamiento

de consonantes y signos.


Sí, tu lengua sorteando

mis dientes.

Y en duelo, con la maniobra

de un nudo, atragantar

la alucinación

de unos labios que te desean

y hablan del cambio climático.


Será que el agujero de ozono

ha afectado, irremediablemente,

a tu sentimiento.

Poema de cardiología

y veto de tu carne.

Exposición pública

de las vísceras en pescadería de alto.

Tanta maga y tanto ahogo.

Que una prefiere una copa de vino.

Cerrar los ojos.

Y pensar que tu literatura y orquesta

besan comisura y tocino de cielo.


Hágase la paz en esta calle.

Y bésame.

Sí, bésame como se desnuda al poema.

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