Canje

Quería salir de Iberia
mas el cansancio era agudo
drama asmático
y decidí que las forjas
fuesen cuerdas livianas
en las sombras.
Praga me llamaba a gritos
y la escuchaba desde el sofá de mi comedor.

Pero el cansancio ha acampado
en mi pecho.
Y el sino ha deseado un canje
de divinidad monacal.

Granada del morbo inexistente
ha sido una fuente de emociones,
bolas de carne y recordatorios.
Con tiendas que antes no existían
de marcas  olímpicas y
un silencio de histeria.

Belleza hemorrágica
y sobre todo buena gente
y paz.

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