Los hijos de Sabina ilegales

He leído un libro regalo
y me he quedado atontada porque
francamente muy bueno no es.
Qué daño ha hecho
el Santo Sabina.
Y que pocos poetas, mamados
del Realismo Sucio y de la Generación Beat,
lo saben describir.
Este buen hombre, a pesar de las condecoraciones,
desfila una serie de acontecimientos
muy habituales en este género.
Prostitución con nombres de flor.
Mesitas de noche con las marcas
de los vasos de whisky barato
emulando a las siete lunas de Júpiter.
Guitarra sin cuerdas
para usar en la puerta de los supermercados
para solicitar a las chicas rubias
amor.
El rollo, en voz femenina, de que con unos calzoncillos de lunares, se hizo un relicario
sería lapidado en el estante de la poética como hortero.

Pero nosotras debemos
con un algodón anestesiar
nuestros versos adversos.

Macho me encantaron tus tropelías
ludópatas y dignas de Julio Iglesias
pero fingí el orgasmo
en tu libro...

No todo vende ni convence en la cama.
La lectura.

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